(CNNMoney) – La epidemia de opioides ha paralizado a comunidades en todo Estados Unidos, ha provocado una crisis de salud pública y es responsable de casi 100 muertes por sobredosis cada día.
El abuso de opiáceos también está perjudicando el mercado laboral de Estados Unidos.
El uso de analgésicos se ha convertido en un factor clave por la cual los trabajadores de “edad más productiva”, en su mayoría hombres, no pueden o no quieren encontrar trabajo, según un nuevo informe de Goldman Sachs.
Una proporción cada vez menor de estadounidenses adultos están trabajando o buscando trabajo, según datos del Departamento de Trabajo. La tendencia ha sido un punto débil persistente para los empleos estadounidenses.
Una mano de obra en contracción —en comparación con la población adulta en general— tiende a frenar el crecimiento de la economía y los salarios, que han crecido anémicamente en los últimos años.
La tasa de participación en el mercado laboral de los hombres estadounidenses entre 25 y 54 años de edad ha caído 10% desde su pico en 1954. Actualmente se ubica en 88,4%, ligeramente más arriba que el mínimo histórico de 87,9% en 2014.
Además del abuso de opioides, factores como la tecnología, el envejecimiento de la población y la globalización también han contribuido a la disminución de la participación de los adultos en edad de laboral en el mercado de trabajo.
Pero el creciente uso de los opioides—ya sea como medicamentos recetados o heroína— está impidiendo que muchos trabajadores regresen al mercado de trabajo, argumentan economistas.
“La epidemia de opioides se entrelaza con la historia de la disminución de la participación laboral, especialmente entre los hombres”, dijo el economista David Mericle de Goldman. La crisis ha creado “costos significativos tanto para empleadores como para el sector público”.
El informe de Goldman, que fue publicado el pasado jueves, se suma a un creciente cuerpo de investigación sobre el impacto económico de la crisis de los opioides.
Alrededor de 1,8 millones de trabajadores estaban fuera de la fuerza laboral por “otras” razones a principios de este año, lo que significa que no estaban jubilados, estudiando, discapacitados o cuidando a un ser querido, según datos de la Reserva Federal de Atlanta.
De esas personas, casi la mitad —aproximadamente 881.000 trabajadores— dijo en una encuesta que había tomado un opioide el día anterior, según un estudio publicado el año pasado por el execonomista de la Casa Blanca, Alan Krueger.
La preocupación es que la tecnología y la globalización, que ha llevado a la eliminación de puestos de trabajo de millones de empleados poco calificados, está creando un efecto de bola de nieve en el desempleo. Los trabajadores recurren a las drogas y luego se ven desempleados, o incapaces de mantener el trabajo, debido a su abuso de sustancias.
El aumento de las muertes debido a sobredosis de opioides entre los estadounidenses de mediana edad puede ser el resultado de “un proceso de declive a largo plazo… enraizado en el constante deterioro de las oportunidades de empleo para las personas con baja educación”, según un estudio publicado en marzo por los economistas de Princeton, Anne Case y Angus Deaton.
Incluso para los desempleados que buscan activamente un trabajo, los opioides se han vuelto una barrera. La Reserva Federal, en su encuesta sobre negocios del mes de mayo, halló que los empleadores estaban pasando por un momento difícil para llenar sus vacantes de posiciones de baja calificación: los solicitantes no tenían las habilidades laborales mínimas.
Y otra cosa adicional: no podrían pasar una prueba de consumo de drogas.