Roma (CNN) – Un alto cardenal del Vaticano recientemente despedido por el papa Francisco contraatacó esta semana y dijo que el tratamiento que el papa le dio a él y a otros empleados del Vaticano es “inaceptable”.
“No puedo aceptar la manera como hace las cosas”, dijo el cardenal Gerhard Müller en una entrevista con el diario alemán Passauer Neue Presse.
“Como obispo, [el papa] no puede tratar a la gente de esta manera”, añadió.
El papa Francisco le informó a Müller, exjefe de la Congregación de la Doctrina de la Fe (CDF), la oficina doctrinal del Vaticano, que no le renovaría su contrato en una corta reunión el pasado 30 de junio, solo dos días antes de que el contrato terminara.
“No me dio una razón”, dijo el cardenal de 69 años en la entrevista. “Así como tampoco dio ninguna razón para despedir a otros tres miembros altamente competentes de la CDF hace pocos meses”.
Greg Burke, director de la Oficina de Prensa del Vaticano, le dijo a CNN que “fue una reunión privada con el papa. No tenemos comentarios”.
La expulsión de Müller se dio durante una semana tumultuosa para el Vaticano. El 29 de junio, la policía de Australia anunció cuatro cargos por asalto sexual contra el cardenal George Pell, cabeza de la secretaría del Vaticano para la economía y alto consejero del papa Francisco. Pell regresó a Australia para enfrentar los cargos.
Müller no es solo otro empleado descontento. Aunque fue despedido como funcionario del Vaticano, sigue siendo cardenal de la Iglesia católica, lo que hace que su crítica pública al Vaticano sea incluso más sorprendente.
“He dicho esto antes: La enseñanza social de la Iglesia también debe aplicarse a la forma en que los empleados son tratados aquí en el Vaticano”, dijo Müller, implicando que ha habido un descontento entre las enseñanzas del papa y cómo las aplica en su propia curia.
Los empleados del Vaticano se quejan desde hace tiempo de que la elevada retórica de la iglesia sobre la justicia social y los derechos de los trabajadores no siempre se respetan dentro del propio Vaticano, dijo el analista del Vaticano de CNN, John Allen of Crux.
“Lo que es inusual aquí es que el criticismo no está llegando de un empleado de bajo nivel de los Museos Vaticanos”, dijo Allen, “sino de un cardenal que se ha vuelto un símbolo público de las tensiones alrededor del papa Francisco”.
Algunas de esas tensiones tienen que ver con el intento de Francisco de aliviar la doctrina de la iglesia, por ejemplo en el área de permitirles la Santa Comunión a divorciados y católicos que se hayan vuelto a casar, un tema que ha dividido a liberales y conservadores en la Iglesia católica.
Muller, conservador, fue visto usualmente en una posición difícil como jefe de la Oficina de Doctrina del Vaticano, entre el apoyo a los cambios del papa y la reconciliación con las reglas doctrinales.
“Aunque es conservador, nunca criticó abiertamente al papa en asuntos de doctrinas”, explica el vaticanista Andrea Gagliarducci de la Agencia Católica de Noticias. “El problema es la manera como fue despedido”.
“A la gente se le olvida que hubo muchos cardenales que criticaron a Benedicto XVI y a Juan Pablo II al principio de sus pontificados. Ningún papa le agrada a todo el mundo”, agregó Gagliarducci.
Müller fue reemplazado por monseñor Luis Francisco Ladaria Ferrer, un jesuita, segundo al mando de la Oficina de Doctrina del Vaticano.
El cardenal alemán, de 69 años, fue nombrado por el predecesor de Francisco, el papa Benedicto XVI, quien alguna vez también dirigió Congregación de la Doctrina de la Fe.
Como conservador, siempre se resistió al intento del papa Francisco a abrir la enseñanza de la iglesia, particularmente en el tema sobre la comunión para divorciados y católicos que se volvieron a casar.
La Congregación de la Doctrina de la Fe también está a cargo del manejo de los casos de abuso sexual que envuelven a la Iglesia.
El papa Francisco prometió hacer frente a la crisis, pero se ha enfrentado a preguntas sobre una percepción de falta de acción.