Nota del editor: Peter Bergen es analista de seguridad nacional de CNN y para esta cadena produjo la primera entrevista a Osama bin Laden en televisión. También es vicepresidente del centro de estudios New America y autor de ‘United States of Jihad: Investigating America’s Homegrown Terrorists and How Do We Stop Them?’. Las opiniones expresadas en este artículo son de su responsabilidad.
(CNN) – En las remotas montañas del Hindu Kush, en el Afganistán controlado por los talibanes, el corresponsal de CNN Peter Arnett le preguntó a Osama bin Laden: “¿Cuáles son sus planes para el futuro?”
Con la más mínima sonrisa, bin Laden respondió: “Los verás y los escucharás en los medios de comunicación, si Dios quiere”.
Esa entrevista ocurrió en marzo de 1997: fue la primera que bin Laden dio en televisión y la primera vez que el líder de al Qaeda le declaró la guerra a Estados Unidos ante un público occidental.
Pero hay otra razón por la que esta entrevista sigue destacando dos décadas después. Muestra hasta qué punto las características del terrorismo que vivimos hoy –desde los actos yihadistas y los estallidos de violencia de la extrema derecha hasta el concepto de “lobo solitario”– tuvieron sus raíces en los años noventa.
Para la mayoría de los estadounidenses, la era del terrorismo yihadista dirigida contra Estados Unidos comenzó el 11 de septiembre de 2001. Pero, como se ve en la serie original de CNN The Nineties esta campaña terrorista se intensificó en la década anterior.
Actos de terrorismo yihadista
De hecho, un grupo de terroristas yihadistas atacó el World Trade Center de Nueva York el 26 de febrero de 1993. El objetivo del ataque, que involucraba conducir un camión cargado de bombas hasta el sótano del complejo, consistía en derribar las dos torres del Trade Center.
Esa misión no se logró, pero la explosión mató a seis personas.
El cerebro de ese ataque en 1993 fue Ramzi Yousef, cuyo tío Khalid Sheikh Mohammed, conocido como KSM, pasaría a ser el comandante operativo del letal ataque terrorista en el World Trade Center el 11 de septiembre.
Más tarde nos enteraríamos de que cuando Bin Laden anunció públicamente su guerra contra Estados Unidos en 1997, cuatro años después del primer bombardeo del complejo comercial, ya se había reunido con KSM para discutir los ataques terroristas a gran escala, diseñados para matar a miles de estadounidenses.
Fue en 1998, un año después de la histórica entrevista de CNN, que los terroristas suicidas de al Qaeda atacaron con camiones bomba las embajadas de EE.UU. en Kenya y Tanzania. Más de 200 personas murieron en los ataques simultáneos.
Esto demostró que al Qaeda podría llevar a cabo actos de violencia espeluznantes a miles de kilómetros de su base en Afganistán, y que no tenía ningún remordimiento en matar a tantos civiles como fuera posible. Hasta este punto, la mayoría de los grupos terroristas intentaron en gran medida tomar ese camino, temiendo que los ataques con grandes números de víctimas pudieran limitar el atractivo a sus seguidores.
Pero a los líderes de al Qaeda simplemente no les importaba. En su mente, Dios estaba de su lado así que no podían hacer nada malo.
La ola de terrorismo de extrema derecha
Paralela a esta tormenta de violencia yihadista en la década de 1990, crecía la ola de terrorismo de extrema derecha en Estados Unidos.
El terrorismo (que comúnmente se define como violencia de motivación política dirigida contra civiles por entidades distintas a un Estado) proviene de todos los lados del espectro político. Pero en la década anterior al 11 de septiembre, fue la violencia motivada por las ideologías derechistas la que parecía ser la mayor amenaza para la patria estadounidense.
El más conocido de los ataques durante la era del terrorismo de extrema derecha es el bombardeo en Oklahoma City, perpetrado el 19 de abril de 1995: destruyó el edificio federal Murrah y mató a 168 personas. En ese momento, era el atentado terrorista más mortífero que se había ejecutado en suelo estadounidense.
Timothy McVeigh, un veterano de la Guerra del Golfo, quien creía en una serie de consideraciones conspiracionistas sobre el gobierno federal y se rodeaba de grupos de la milicia de extrema derecha, fue el cerebro detrás del ataque. McVeigh fue arrestado rápidamente y ejecutado más tarde.
Un año después del atentado de Oklahoma City, otro terrorista de extrema derecha, Eric Rudolph, detonó bombas en el Centennial Park de Atlanta durante los Juegos Olímpicos de 1996. También definió como objetivo a un club nocturno gay de Atlanta y a clínicas de aborto en el sur. Rudolph, un ‘supervivencialista’ (o persona que se prepara para lo peor), pasó cinco años prófugo y fue arrestado en Murphy, Carolina del Norte. Él está cumpliendo múltiples sentencias de cadena perpetua en la prisión Supermax en Colorado.
Aunque los atentados del 11 de septiembre hicieron del terrorismo yihadista la principal preocupación del público y de las agencias de seguridad, la presión del terrorismo de extrema derecha en Estados Unidos no ha desaparecido durante los años siguientes al ataque de al Qaeda en Nueva York y Washington. New America, un grupo de reflexión no partidista que ha rastreado los ataques terroristas en Estados Unidos desde el 11 de septiembre, encontró que los terroristas de extrema derecha han matado a 67 personas en la última década y media.
El ‘lobo solitario’
The Nineties también cuenta la historia de “The Unabomber” o Ted Kaczynski, un excéntrico ermitaño que vivía en una pequeña cabaña en Montana. Entre finales de los años setenta y mediados de los 90, Kaczynski, quien se aferraba a creencias oscuras neo ludistas (contrarias a la revolución industrial), envió a sus objetivos más de una docena de bombas que mataron a tres personas e hirieron a muchas otras. Kaczynski lo hizo completamente solo sin la ayuda de ninguna organización. Era un clásico “lobo solitario”.
Desde Kaczynski hemos visto más de estos ataques terroristas hechos por actores solitarios. Un ejemplo es el atentado de Omar Mateen al club nocturno gay de Orlando el año pasado, en el que asesinó a 49 personas. Mateen se inspiró en ISIS, pero no tenía ninguna conexión formal con el grupo. Fue dado de baja por la policía que respondió al crimen.
De forma similar, Nidal Hasan, quien mató a 13 personas en Fort Hood (Texas) en 2009, fue inspirado por al Qaeda, pero no fue parte del grupo ni tenía apoyo del mismo. Hasan fue condenado en 2013 por 13 cargos de asesinato y 32 cargos de intento de asesinato.
En el siglo XXI, a menudo nos inundamos de titulares sobre la prominencia y el alcance de los ataques terroristas. Pero cuando nos fijamos en los años 90, nos damos cuenta de que fue realmente la última década del siglo XX la que vio el comienzo de esta ola.
Para más sobre la década de los noventa, mira la serie original de CNN ‘The Nineties’ los domingos a las 9:00 p.m. hora del este en la señal de Estados Unidos.