La controversial práctica ha sido habitual en muchos hospitales universitarios durante décadas, su seguridad y ética en gran medida indiscutidas y su existencia desconocida para los más afectados: las personas que se someten a una cirugía.
Pero en los últimos dos años, el tema de la superposición de cirugías, en la que un médico opera a dos pacientes en diferentes salas durante el mismo período de tiempo, ha encendido un debate apasionado en la comunidad médica, ha llamado la atención del poderoso Comité de Finanzas del Senado que supervisa Medicare y Medicaid, y ha impulsado a algunos hospitales, incluyendo la Universidad de Virginia, a restringir la práctica.
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Esta forma de operar en simultáneo se da en los hospitales universitarios en los que los cirujanos delegan en residentes o becarios partes de una cirugía mientras intervienen a un segundo paciente, en otro quirófano. A veces los cirujanos a cargo no están ni siquiera en la sala de operaciones y están viendo pacientes en otros lugares.
Los hospitales deciden si permiten la práctica y son los principales responsables de esta política. Las reglas de facturación del Medicare la permiten siempre y cuando el cirujano principal esté presente durante la parte crítica de cada operación, parte que define el mismo cirujano. Y aunque se realiza en muchas especialidades, se cree que es más común en ortopedia, cirugía cardíaca y neurocirugía.
El tema fue catapultado a la conciencia pública en octubre de 2015 por una exhaustiva investigación que realizó The Boston Globe sobre esta práctica en el Massachusetts General Hospital. La validez de la historia ha sido vehementemente refutada por los funcionarios del hospital que defienden su atención como segura y apropiada.
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El artículo detallaba las preocupaciones de algunos médicos y otro personal del hospital acerca de las complicaciones posiblemente relacionadas con operar en simultáneo, incluyendo un paciente que quedó paralítico y dos que murieron, durante un período de 10 años. Describía a pacientes que esperaban bajo anestesia por períodos prolongados y cirujanos que no podían ser localizados, dejando a los residentes o becarios realizando cirugías sin supervisión.
Los pacientes que firmaron los formularios de consentimiento estándar dijeron que no les dijeron que su cirujano no iba a estar todo el tiempo en la sala de operaciones; algunos dijeron que nunca hubieran accedido de haber sabido.
La práctica también ha figurado en casos en el sur de la Florida, Nashville y, más recientemente, en Seattle.
Los críticos de la práctica, que incluyen a algunos cirujanos y defensores de la seguridad de los pacientes, dicen que la doble reservación, como se la llama en la jerga médica, agrega riesgos innecesarios, erosiona la confianza y enriquece principalmente a los especialistas. La cirugía, dicen, no es trabajo a destajo y no puede programarse como trenes: las complicaciones inesperadas no son infrecuentes.
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Todos los pacientes “merecen la única y completa atención del cirujano, y eso supera todas las otras consideraciones”, dijo Michael Mulholland, presidente de cirugía en el sistema de salud de la Universidad de Michigan, que dejo de realizar operaciones en simultáneo hace dos décadas. Los cirujanos pueden salir de la habitación cuando la incisión del paciente ya está cerrada, explicó Mulholland. Un sistema computarizado registra la entrada y salida del médico.
“No hace ningún bien consultar a un cirujano si ni siquiera va a estar en el quirófano”, dijo Lisa McGiffert, directora de Safe Patient Project de Consumers Union. “Todos conocemos los peligros de la multitarea. Agrega una capa de peligro si tienes a la persona más experta entrando y saliendo”.
Defensores de la práctica, que ha sido objeto de un puñado de estudios con resultados mixtos, dicen que se puede hacer de manera segura, y que permite que más pacientes reciban atención.
“Es extremadamente importante para nosotros asegurarnos de que todas las cirugías se hacen con la más alta calidad”, dijo Peter Dunn, director médico ejecutivo de la administración general de cirugía perioperatoria en el Massachussetts. Dunn dijo en una entrevista reciente que funcionarios de su hospital, “nunca han rastreado un problema de calidad” en estas cirugías que, además, que se realizan pocas veces.
Massachussetts General cumple con todas las directrices y regulaciones aplicables, dijo Dunn.
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El hospital ahora requiere explícitamente que los médicos informen a los pacientes si una operación se superpone como parte del proceso de consentimiento, que puede ocurrir justo antes del inicio de la cirugía.
Nadie sabe cuántos de los 4.900 hospitales de la nación que reciben pagos del Medicare -unos 1.000 de los cuales son hospitales de enseñanza- permiten la práctica, señaló el Comité de Finanzas del Senado en un informe reciente.
El comité pidió a los hospitales que adopten políticas claras y que entreguen a los pacientes en procesos quirúrgicos formularios de consentimiento más claros, no los opacos que otorgan amplio permiso sin especificar quién está haciendo qué.