(CNN Español) – Primero fue el misterio: 27 días de zozobra, búsquedas interminables y ni media pista. ¿Sería la desaparición por siempre un enigma? Pero el rastro decisivo llegó y con él la sentencia de las malas noticias: los restos hallados en el Delta del Paraná este sábado pertenecían al avión Mitsubishi que desapareció el pasado 24 de julio, con tres personas abordo. No hay sobrevivientes, dijo la jueza encargada de investigar el caso, Sandra Arroyo Salgado.
La desaparición
El avión despegó del aeropuerto internacional de San Fernando el 24 de julio y cinco minutos después perdió contacto con los radares de esa terminal, de Aeroparque y de Ezeiza, según lo reportado por la agencia de noticias argentina Télam al otro día de la desaparición. A raíz de un audio conocido por dicha publicación, también trascendió que antes de desaparecer la aeronave voló a menos de 1.000 metros (unos 3.000 pies) sobre la altura indicada y en dirección opuesta a la señalada.
“El piloto pidió cambiar de código y subir a 2.000 pies pero seguía sin aparecer en la pantalla. Se le pidió que regresara a San Fernando pero en ese momento dejó de comunicarse”, indicó el controlador en el audio al que accedió Télam. El identificador de vuelo que el funcionario solicitó para detectar la posición del avión tampoco se activó. Y, durante su última comunicación con las torres de control, el piloto no habría pedido ayuda. De acuerdo al informe, en varias ocasiones el controlador le solicita al piloto que se identifique o que regrese al aeropuerto.
Pero lo único que llegó de vuelta fue el silencio. Y ahí empezó la desaparición. Fueron 30 áreas las definidas para la búsqueda, de acuerdo a la información de la Administración Nacional de Aviación de Argentina (ANAC). Dos semanas después, las pistas reinaban por su ausencia. Literalmente las autoridades verificaban por tierra, aire y agua: 11 aeronaves y algunos drones, 22 embarcaciones oficiales y operaciones de unidades especiales de la Prefectura Naval y de la Gendarmería Nacional. Hasta que la ANAC vio en el Delta del Parana los restos que sí pertenecían al avión desaparecido.
El hallazgo
A las 5:40 de la tarde de este sábado 19 de agosto apareció la pista definitiva para dar con el paradero del avión. Una aeronave de la ANAC, en medio de la búsqueda, encontró los restos de un avión en la zona donde confluyen los ríos Paraná Guazú y Barca Grande. El siguiente paso era confirmar si se trataba del aeroplano desaparecido. Por eso, se dio la orden de enviar un helicóptero y dos embarcaciones para verificar y preservar la zona. Las partes de la aeronave “se encontraban semienterradas en un sector pantanoso, en un cráter tapado por agua y vegetación”, informó la ANAC.
Al otro día, la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (Jiaac) reportó que los restos hallados sí correspondían al avión Mitsubishi y que ya habían empezado las labores para investigar el accidente. Y en la noche de este lunes, la jueza Sandra Arroyo Salgado confirmó que los cuerpos de quienes iban a bordo se hallaron dentro del fuselaje del avión. Según la funcionaria citada por Télam, se “está priorizando la recuperación de las tres personas que se verificó que viajaban en el avión, dándole intervención a las familias para que puedan controlar y formar parte de todo este proceso”.
La presidenta de la Jiaac, Ana Pamela Suárez, también aseguró en rueda de prensa que los restos encontrados fueron trasladados al Departamento de Medicina Forense, donde están siendo analizados. Y en una declaración posterior añadió que la investigación y lo que pueda demorarse “depende de muchas variantes y del estado en que se recuperen los restos de la aeronave”. Por eso, no se atrevió a dar un tiempo estimado para culminar las indagaciones: “Pueden ser seis meses, o menos o más. No lo podemos saber en este momento porque todavía estamos realizando el trabajo de campo y hasta tanto no terminemos, no podremos contar con los elementos necesarios para la investigación”.
Una perra fue clave en la operación de hallazgo
Aunque varios medios de comunicación aseguraron que el hallazgo del avión se debía a una perra llamada Camila, CNN en Español habló con el bombero que trabaja con el animal y confirmó que la aeronave ya había sido vista desde el aire. Camila fue la primera en llegar hasta allí por tierra, atravesando un pantano. De hecho, el Jiaac reportó en su último boletín que el sitio donde está la aeronave es de muy difícil acceso, pues se trata de “un escenario sumamente agreste” que complica el trabajo del personal.
“Por orden de la jueza que interviene en la causa (Sandra Arroyo) pidieron un binomio para descartar si en algunas zonas había restos humanos. Yo fui con Camila, pero el resultado para la zona que nos asignaron dio negativo”, explicó José María Esnaola, bombero especializado en búsqueda y rescate con canes y miembro de la Asociación de Bomberos Voluntarios de San Antonio de Areco, en la provincia de Buenos Aires. “Luego, la perra salió de esa zona y llegó hasta donde estaba el avión enterrado. Ya se sabía que estaba ahí, pero solo se veía la cola desde el aire porque quedó todo sumergido”, dijo Esnaola.
Según le contó el bombero a CNN en Español, Camila tiene casi 12 años y un tumor, y la misión del fin de semana para llegar hasta el avión coincidió con la última de su carrera como perra certificada internacionalmente en detección y búsqueda de cadáveres. Ahora, esta perra callejera seguirá paseando por el cuartel donde trabaja Esnaola, pero jubilada.