(CNNMoney) – Imagina que tengas que huir de tu país porque se está quedando sin alimentos y sin medicinas y que cuando llegues a la Florida tengas que enfrentar el paso del huracán Irma.
Esa pesadilla es una realidad para Emelina y Rosimer Guerra, dos hermanas que a principios de este año se trasladaron con sus familias desde Venezuela hasta la Florida, en Estados Unidos, para escapar de la crisis humanitaria en su país.
Tienen que adaptarse a un nuevo país, aprender un nuevo idioma, navegar por un laberinto de documentos de inmigración y hallar un lugar donde vivir. Y ahora, el huracán de categoría 5 amenaza con obligarlos a moverse de nuevo.
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“Dejar tu país por una crisis y enfrentar algo por lo que nunca has tenido que pasar es realmente difícil”, dice Emelina, de 32 años y madre de un pequeño de 2 años, llamado Jesús. “Tenemos mucha incertidumbre y miedo”, agrega. Las hermanas Guerra hablaron con CNNMoney este miércoles.
Casi seis meses después de su llegada, ambas se están preparando para el primer huracán de sus vidas en Riverview, un suburbio de Tampa que, como casi todo el estado de la Florida, está en el camino general de Irma.
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Emelina y Rosimer, junto con sus maridos e hijos, están en la oscuridad: han tratado de reducir gastos, así que tienen poco acceso incluso a canales de televisión en español que les permitan mantenerse informados. Su mayor fuente de información es un grupo de chat de Whatsapp de 150 venezolanos en el área de Tampa.
Las dos familias viven juntas y se están gastando sus ahorros de toda la vida mientras el gobierno de Estados Unidos estudia su solicitud de asilo. Necesitan una aprobación del gobierno para tener permiso para trabajar. Por ahora, están en el país con visa de turista.
Miles de venezolanos han pedido asilo en Estados Unidos este año, más que cualquier otra nacionalidad. Es la primera vez que Venezuela encabeza la lista de solicitantes de asilo.
Desde octubre pasado, más de 21.000 venezolanos han pedido asilo en Estados Unidos. Eso supera en 15.000 el número de solicitantes del pasado año fiscal y sobrepasa de lejos las 5.600 solicitudes de hace dos años, según el Departamento de Seguridad Nacional.
Cerca de la mitad de todos los migrantes nacidos en Venezuela que ahora viven en EE.UU. residen en la Florida, según el Centro de Investigaciones Pew.
Las elevas cifras muestran la gravedad de la crisis en Venezuela, donde la gente está pasando hambre por la escasez de alimentos y otros mueren en hospitales que están pobremente equipados o que, directamente, no tienen medicamentos para atender a los pacientes. La criminalidad también se disparó en el país suramericano.
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El presidente Nicolás Maduro no puede pagar todas las importaciones de comida y de medicina que necesitan los venezolanos, para suplir la falta de producción interna. Maduro culpa a Estados Unidos y otras naciones por iniciar una “guerra económica” en contra de Venezuela. El presidente Donald Trump y otros líderes mundiales califican a Maduro como dictador.
Como muchos venezolanos, las hermanas Guerra –con títulos universitarios– no pudieron soportar más. Emelina y su esposo, Miguel, vivían sin leche, arroz y otros alimentos básicos a medida que empeoraba la escasez de alimentos en Caracas. La hiperinflación destruyó el valor del bolívar, la moneda venezolana. En el momento en que Emelina salió de su país, su salario del gobierno equivalía a 26 dólares mensuales.
Rosimer, abogada en Venezuela, pasaba dificultades similares con su esposo Carlos Guzmán, quien trabajaba como ingeniero electrónico. Ellos tienen una hija de 8 años, Nathali.
Este miércoles, las hermanas y sus esposos se abastecieron de agua, cereal, comida enlatada y sopas. Por ahora, las dos familias tratarán de sobrellevar el paso de la tormenta en la casa donde se están quedando. Es una situación en la que Rosimer jamás pensó estar.
“Nunca me imaginé abandonando mi país”, dice. “Esperamos que Dios haga que el huracán no pase por acá”.