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Corea del Sur responde: simula la destrucción del poder en Corea del Norte
01:14 - Fuente: CNN

Nota del editor: Andrei Lankov es profesor de la Universidad Kookmin en Seúl y director del Korea Risk Group. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) – El 14 de septiembre, el presidente de Corea del Sur Moon Jae-in aseguró que no está de acuerdo con que su país “necesite desarrollar sus propias armas nucleares”.

Ese comentario, al menos en apariencia, refleja la actual posición del gobierno de Seúl considerablemente bien.

Hasta hace un par de meses, ningún presidente de Corea del Sur se habría molestado siquiera en mencionar la idea del desarrollo nuclear en el país. No existía la necesidad: esos planes quedaban claramente fuera del terreno de cualquier discusión seria.

Pero, recientemente las cosas han cambiado. En Seúl, ahora son bastante comunes las conversaciones sobre la necesidad de tener un programa nuclear en el país.

Además, las encuestas de opinión pública señalan de manera consistente que una mayoría de la población apoyaría la idea de que Corea del Sur desarrolle sus propias armas nucleares.

La última, por ejemplo, indica que la llamada “opción nuclear” tiene el respaldo del 60% de los surcoreanos.

Moon Jae-in ganó las elecciones de Corea del Sur en mayo del 2017.

Programa nuclear secreto

Durante décadas pasadas, el entusiasmo por las armas nucleares en Corea del Sur llegó a los más altos niveles del gobierno.

En los 70 fue Corea del Sur –y no Corea del Norte– el país que buscó desarrollar un programa clandestino de armas nucleares. El proyecto habría resultado lo suficientemente avanzado, pero EE.UU. descubrió su existencia y presionó a Seúl para que lo cerrara.

Desde finales de la década de 1970, la idea de trabajar en un programa nuclear quedó por fuera de los asuntos políticos. Sin embargo, el panorama cambió en julio pasado, cuando Corea del Norte probó con éxito dos misiles balísticos intercontinentales, capaces de alcanzar a Estados Unidos, presumiblemente, con ojivas nucleares.

Dentro de unos pocos años, Corea del Norte se convertirá en el último país capaz de hacer desaparecer a San Francisco o a Chicago, si así decide hacerlo.

Y para muchos surcoreanos, esa fue la señal de alerta.

Esta foto, publicada por la agencia estatal de noticias de Corea del Norte el pasado 3 de septiembre pero de la que se desconoce qué día fue tomada, muestra al líder norcoreano Kim Jong-un mirando una cubierta metálica.

Por décadas, la suposición universal ha sido que Estados Unidos rescataría a Corea del Sur si es atacado por su vecino del norte. Justamente, los hechos de 1950, y la entrada de las tropas estadounidenses a la Guerra de Corea para apoyar el lado del sur, confirmaron que esas expectativas no eran infundadas.

Sin embargo, los misiles balísticos de Corea del Norte pueden ser el punto de inflexión en esta ecuación.

Ahora, muchos surcoreanos se preguntan si EE.UU. sigue comprometido con proteger a su país, no en el sentido de que miles de soldados estadounidenses mueran, sino en el costo de millones de civiles muertos en Corea del Sur.

Corea del Sur ahora es un objetivo

La credibilidad sobre compromiso de EE.UU. ha quedado en duda y si no se puede confiar en Estados Unidos, Corea del Sur tendrá que cuidarse sola.

El presidente Moon, representante de la principal corriente de izquierda moderada, sabe que a sus seguidores no les gusta la idea de desarrollar un programa de armas nucleares en el país. Sin embargo, el también enfrenta el hecho de que muchos políticos ahora hablan abiertamente de esta posibilidad.

Como se podría predecir, la mayoría de esos políticos son de partidos de derecha, que actualmente están en la oposición.

No hay duda de que Corea del Sur tiene el dinero y los conocimientos técnicos suficientes para la apuesta nuclear, pero existe menos certeza en cuanto a su capacidad para superar los obstáculos políticos que bloquean ese objetivo. Corea del Sur es una democracia que depende en gran parte del comercio exterior y eso dificulta el desarrollo de un programa nuclear.

Un programa nuclear nacional haría que, definitivamente, Corea del Sur fuera objeto de sanciones internacionales.

Especialmente para China, pues un programa nuclear en Corea del Sur representaría una mayo amenaza que la que implica el programa nuclear de Corea del Norte. Así que China golpeará a fuertemente a Corea del Sur si eso sucede.

Y dado que China controla más del 25% de todo el comercio exterior de Corea del Sur, las sanciones que imponga, y tal vez un boicot completo, provocarían una grave crisis económica en Seúl.

Y hay que tener en cuenta que los electores surcoreanos le dan mucha importancia al desempeño económico del país.

Quizás, las generaciones mayores estuvieron dispuestas alguna vez a sacrificarse lo necesario para proteger a su país ante una amenaza de Corea del Norte. Sin embargo, ahora los más jóvenes consideran a su vecino del norte poco más que un mal chiste y su interés teórico en la opción nuclear probablemente se evapore cuando enfrenten los problemas económicos.

Uno esperaría entonces que se discuta más del tema, pero eso no necesariamente significa que Corea del Sur se una pronto al club de las potencias nucleares del mundo, oficialmente reconocidas o no.

Para los extranjeros esa debería ser una buena noticia, pero uno se pregunta si es buena para los coreanos.