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(CNN) – ¿Estás leyendo esto en un smartphone? Tal vez quieras ver a tu alrededor… especialmente si estás en una montaña rusa.

Porque, según el experto en parques de diversiones Stefan Zwanzger, ese dispositivo en tu mano está destruyendo cada cosa que se supone deberías estar disfrutando. Y tiene fotos para probarlo.

Zwanzger, más conocido como The Theme Park Guy (El tipo de los parques de diversiones), ha estado explorando durante la última década los parques en más de 150 países.

En un viaje que volvió a hacer a un parque que vistió en 2010 en la ciudad china de Shenzhen, quedó impresionado por cómo los lugares que alguna vez eran alegres estaban ahora llenos de observadores con aspecto infeliz que no dejaban de mirar sus pantallas.

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Las fotos tomadas en 2017, comparadas con otras similares tomadas hace unos años, revelan la extendida “zombificación del espíritu humano” por cuenta de los teléfonos celulares, dice él.

Caras tristes

Si los smartphones están arruinando los lugares donde se supone que la gente debería desconectarse y disfrutar, dice él, ya han arruinado el resto de cosas.

“Es una alerta”, le dice a CNN. “Cuando ves personas sosteniendo sus teléfonos frente a sus rostros incluso en parques temáticos, puedes estar seguro que lo hacen en el transporte público, en cenas con sus familias, en su cama, en el baño y quién sabe, tal vez en la ducha también”.

“Un parque de diversiones se supone que debe distraerte de la vida real, llamar tu atención, encantarte, acelerarte… Y si aún no puedes dejar esto, ni siquiera allí, entonces probablemente significa que usas tu teléfono entre 10 y 12 horas al día”.

Las imágenes de 2010 de Zwanzger muestran a los visitantes de los parques sonriendo y disfrutando e interactuando entre ellos. Las fotos de 2017 muestran caras tristes en la mayoría de la gente, transformas por los dispositivos.

“Los adolescentes deberían estar viendo a su alrededor, ser curiosos. Los chicos y las chicas se supone deberían estar buscándose entre ellos, como siempre pasaba, pero están completamente hipnotizados”, dice él.

Implicaciones sociales

“Esto no solo ocurre en China. Hay una tendencia a ver esto un poco más en las economías desarrolladas de Asia, porque esa parte del mundo siempre ha sido más propensa a la tecnología y amantes de los gadgets. Pero así mismo, tampoco es un fenómeno asiático exclusivamente. También lo ves en Europa, América y en todo lado”, dice el experto.

“Pero no mucho en África. Allí hay algunos lugares realmente maravillosos como pequeños parques en Etiopía, donde la gente está presente y con un muy buen ánimo… aún te sientes como en fotos de 2010”, agrega.

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Las imágenes harán muy poco para aliviar las preocupaciones sobre el impacto de los dispositivos móviles en algunos aspectos de la vida moderna, desde los patrones de sueño hasta el desarrollo infantil.

Zwanzger, que no se arrepiente de no tener un smartphone desde hace más de un año, dice que esas escenas tienen profundas implicaciones para la vida social de los niños de hoy en día.

En eso está de acuerdo Jean Twenge, profesora de sicología en la Universidad Estatal de San Diego y autor del libro “iGen: Por qué los niños súper conectados de hoy están creciendo menos rebeldes, más tolerantes y menos felices… Y completamente no preparados para la adultez”.

Twenge dice que los años desde 2010 han estado marcados por aumentos estadísticos en la depresión adolescente y en las tasas de suicidio, así como una disminución en los niveles de felicidad y satisfacción con la vida, algo posiblemente reflejado en las fotos de Zwangzer.

“Obviamente no es una investigación, pero es una pieza muy interesante de evidencia anecdótica, porque hace algo que los estudios científicos tratan de hacer, que son variables de control”, dice ella. “Es la misma situación en dos años diferentes”.

Twenge hizo un llamado al uso limitados de smartphones. Los jóvenes sin acceso a los dispositivos pueden ser infelices, dice ella, al igual que aquellos que hacen un uso abusivo de estos aparatos.

Y Zwanger dice que los parques temáticos deberían aprovechar la oportunidad para ofrecer a las personas un escape de un mundo cada vez más conectado.