(CNN) – Un vistazo rápido a la televisión jueves por la tarde produjo una sorpresa: la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) anunció su apoyo a las regulaciones adicionales sobre los aceleradores de disparos, el mecanismo que el atacante de Las Vegas Stephen Paddock utilizó para convertir un arma semiautomática en algo parecido a una totalmente automática y asesinar a 58 personas.
“La NRA cree que los dispositivos destinados a permitir que los rifles semiautomáticos funcionen como rifles totalmente automáticos deben estar sujetos a regulaciones adicionales”, señalaron Wayne LaPierre y Chris Cox, los dos principales líderes del grupo. “En un mundo cada vez más peligroso, la NRA sigue enfocada en nuestra misión: fortalecer la libertad de los estadounidenses con la Segunda Enmienda para defenderse, a sus familias y a sus comunidades”.
La NRA, como se ha revelado a través de sus muchas victorias legislativas sobre armas de fuego a lo largo de los años, no es tonta. Y la decisión del grupo para aumentar una mayor regulación de los aceleradores de disparos es claramente un movimiento estratégico dirigido a evitar cualquier intento más amplio o integral de control de armas.
Tal vez la NRA también está motivada por la creencia genuina de que los aceleradores de disparos son una cosa mala y necesitan ser más regulados. Pero una organización tan políticamente consciente de sí misma como la NRA nunca va alejar su enfoque de su política.
Consideren en primer lugar que la NRA está pidiendo a la Agencia de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF) maneje la cuestión de los aceleradores de disparos. ¿Por qué importa esto? Porque si ATF toma el tema, significa que el Congreso no lo tomará.
El Congreso tiene 535 miembros, cada uno de los cuales tiene ideas y estrategias sobre cómo lograr sus metas relacionadas con las armas. Poner cualquier tipo de propuesta legislativa ante el Congreso —incluso una con un alcance inicial muy limitado, como por ejemplo la regulación de los aceleradores de disparos— plantea un riesgo importante para la NRA y otros actores importantes del lobby o cabildeo de armas.
Es el equivalente de abrir la caja de Pandora, no sólo en términos de cómo la legislación podría terminar quedando, sino también en términos de la atención pública que se presta a las leyes de armas.
Así que, aunque el representante Carlos Curbelo, un republicano de la Florida, se prepara para presentar un proyecto de leysobre los aceleradores de disparos, la NRA entra y dice en esencia: “¿No es mejor que estoy sea manejado por la ATF?”
Varias fuentes del Partido Republicano informaron a Phil Mattingly de CNN que la opción de la ATF es la ruta preferida para el liderazgo en ambas cámaras ahora mismo.
Lo que me lleva a la segunda razón principal por la cual la NRA proactivamente se pronunció a favor de las regulaciones basadas en la ATF para los aceleradores de disparos: permite una respuesta simple y rápida a los horrores del tiroteo de Las Vegas sin poner en peligro ninguno de los elementos claves de lo que la NRA y sus partidarios defienden.
Hay una pista de ese concepto en unas frases menos citadas de la declaración de NRA:
“A raíz del malvado e insensato ataque en Las Vegas, el pueblo estadounidense está buscando respuestas sobre cómo se pueden prevenir las tragedias futuras. Desafortunadamente, la primera respuesta de algunos políticos ha sido pedir más control de armas. Prohibirles a los estadounidenses respetuosos de la ley con base en el acto criminal de un loco no hará nada para prevenir futuros ataques, un hecho que se ha comprobado una y otra vez en países de todo el mundo”.
Lo que las regulaciones de aceleradores de disparos le permite hacer a la NRA es, bueno, ser para algo que la mayoría de los estadounidenses piensan que es una medida de sentido común. (La verdad es que la mayoría de los estadounidenses no tenían ni idea de cuáles eran los aceleradores de disparos antes del domingo por la noche, y mucho menos sabían que son legales.) También permite a la NRA —y esta es la parte más importante— estar en contra de otra medida de control de armas.
Le quita poder a las críticas —que muchos demócratas han hecho tras la masacre de Las Vegas— de que la NRA se opone a todas las medidas de control de armas y que el Congreso Republicano marcha al mismo paso de la NRA.
“¡Impulsamos la regulación de los aceleradores de disparos!”, la NRA puede ahora responder.
La estrategia de la NRA es también una manera de evitar el debate prolongado sobre las leyes de armas en este país. La última vez que sucedió fue a raíz del tiroteo en Sandy Hook a finales de 2012. Y aunque la NRA ayudó a derrotar los dos proyectos de ley de control de armas propuestos a raíz de esos asesinatos, no fue sin una gran lucha y el gasto de considerable capital, tanto político como de otra índole.
La NRA sabe que su causa es mejor presentada cuando las armas no son un tema de debate para el Congreso o el país. El status quo está bien con ellos.
Cualquier día que la NRA está en las noticias es un mal día para la NRA.
No se equivoquen: esta movida sobre los aceleradores de disparos es un intento por parte de la NRA para detener un amplio debate público sobre las armas antes de que realmente comience en serio. Y casi seguramente funcionará.