El caso de sudor sanguíneo de la joven italiana fue reportado en la Revista de la Asociación Médica Canadiense.

(CNN) – Una joven de 21 años ingresó en un hospital de Italia cuando comenzó a sudar sangre de su cara y las palmas de sus manos. Los doctores Roberto Maglie y Marzia Caproni, ambos dermatólogos de la Universidad de Florencia, reportaron el caso este lunes en la Revista de la Asociación Médica Canadiense.

La paciente, cuya identidad permanece anónima, como es habitual en estos estudios de caso, no tenía signos de arañazos o heridas. Sus episodios de sangrado espontáneo no tienen un desencadenante obvio y cada uno dura entre 1 y 5 minutos y termina por sí solo.

A veces, el sangrado ocurre mientras la mujer está durmiendo y, en otras ocasiones, cuando está haciendo ejercicio o está activa físicamente. La paciente ha sufrido esa condición durante los últimos tres años.

Avergonzada por lo macabro de sus síntomas, la joven se aisló socialmente y experimentó síntomas de depresión, así como trastornos de pánico.

Los análisis de su piel cuando ocurrió el sangrado no mostraron nada inusual. Las pruebas de sangre que le hicieron no revelaron ningún problema de coagulación ni otros problemas relacionados.

El caso de sudor sanguíneo de la joven italiana fue reportado en la Revista de la Asociación Médica Canadiense.

Maglie no respondió la solicitud de CNN para comentar al respecto. Según la revista científica en la que fue publicado el caso, Maglie y Caproni le diagnosticaron hematohidrosis, una extraña enfermedad caracterizada por la descarga espontánea de “sudor sanguíneo” a través de la piel intacta.

Inicialmente, los médicos trataron su depresión y los síntomas de los ataques de pánico con un antidepresivo llamado paroxetina y un medicamento para tratar la ansiedad llamado clonazepam. Luego, le formularon un bloqueador beta que se les prescribe a pacientes con problemas del corazón y ha sido usado en casos similares en el pasado. Ese tratamiento redujo el sangrado de la joven, pero no le puso fin.

“Creo que este caso es real”, dice la doctora Jacalyn Duffin, una hematóloga ya retirada, historiadora médica y profesora de la Universidad de Queens, en Ontario (Canadá). Aunque Duffin no trató a esta paciente, exploró la historia de varios casos de sudor sanguíneo y de este en específico en un editorial que publicó en la misma revista científica que reveló el caso.

Un caso de sudor sanguíneo sin relación con el caso de la joven italiana se reportó hace poco en el Hospital General Universitario de Alicante, en España.

Escepticismo superado por los hechos

Duffin dice que la primera mención de sudor de sangre en la historia se remonta a los escritos de Aristóteles, en el siglo III antes de Cristo.

Tras leer sobre “muchos casos en todo el mundo”, Duffin dice que comparten sorprendentes similitudes en la forma como ocurren. En los casos sobre los que leyó, la mayoría de personas sudaban sangre de la frente, el cuero cabelludo, la cara, los ojos y las orejas.

“Algunos de ellos lo tienen en su tronco, otros en sus extremidades, parece que puede estar en cualquier parte”, escribió Duffin.

En algunos casos, antes de la sudoración de sangre se produce dolor u hormigueo, mientras que varios pacientes sufrieron dolores de cabeza o hipertensión. Sudar sangre no es exclusivo del sexo femenino, pero la mayoría de casos se presentan en mujeres.

“Aunque es horrible de ver y horrible de sufrir, parece que no está asociado con resultados negativos de salud”, explica Duffin, y agrega que no se ha reportado que ningún paciente que haya experimentado esa condición en la historia moderna haya muerto.

La mayoría de los pacientes, como la joven italiana, experimentan angustia. “Es terriblemente avergonzante y cuando nadie parece saber las causas, da mucho miedo tener algo así”, dice la experta.

Alrededor de las causas médicas de esta condición existen múltiples teorías, pero no hay ninguna comprobada, dice Duffin. Incluso, dice, en algunos casos se ha especulado con que puede tener su origen en traumas o problemas psicológicos. También se dice que se puede deber a una fragilidad hereditaria de los vasos sanguíneos de la piel o a un químico que no conocemos.

En todo caso, todavía no hay una respuesta concluyente al respecto.