Manila (CNN) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo de Filipinas, Rodrigo Duterte, que intercambiaron elogios durante apariciones públicas en Manila, este lunes, discutieron “brevemente” sobre derechos humanos y la sangrienta guerra contra las drogas en Filipinas en una conversación a puerta cerrada, según dijo la Casa Blanca.
Pero un portavoz del controvertido presidente de Filipinas les dijo a los reporteros que el asunto de “los derechos humanos no surgió” durante la reunión.
Trump ha evitado en gran medida las conversaciones sobre derechos humanos en su gira por Asia, a pesar de que Estados Unidos ha tenido reclamos de larga data sobre cómo los países de la región tratan a sus ciudadanos. En Manila, los dos líderes ignoraron las preguntas que les gritaron los reporteros sobre el tema.
“La conversación se enfocó en ISIS, drogas ilegales y comercio. [El tema de] los derechos humanos surgió brevemente en el contexto de la lucha contra las drogas ilegales en Filipinas”, dijo la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders.
El portavoz de Duterte, Harry Roque, le dijo a CNN que, sin embargo, ese tema “no surgió”, agregando que Duterte sacó a relucir la “amenaza de las drogas” en Filipinas y que Trump “pareció solidario y no tuvo ninguna posición oficial sobre la materia pues simplemente estaba asintiendo con la cabeza”.
Los funcionarios de la Casa Blanca no respondieron cuando se les pidió claridad sobre lo que se discutió en la reunión de 40 minutos.
Cuando los reporteros empezaron a gritar preguntas durante una sesión de fotografías al principio de la reunión, Duterte dijo: “No vamos a responder, no es una rueda de prensa. Estamos en una reunión bilateral”.
“Estaremos discutiendo temas que son de interés para Filipinas y (Estados Unidos)… con ustedes alrededor, chicos, ustedes son espías”, dijo Duterte en tono de broma, provocando la risa de Trump.
Duterte, como parte de un esfuerzo para liberar a Filipinas de los consumidores de drogas, públicamente ha apoyado e inspirado miles de muertes extrajudiciales durante su tiempo en el gobierno, despreciando a las organizaciones de derechos humanos. El presidente filipino ha adoptado una imagen de líder de mano firme contra el crimen, incluso presumiendo que él mismo mató a alguien cuando era joven.
Sin embargo, las declaraciones públicas de Trump en Manila se enfocaron más en la pompa y las circunstancias que le dieron durante su viaje por cinco países durante 13 días por Asia.
“Es una alfombra roja como la que nadie, creo, haya podido ver antes”, dijo Trump, parado junto a los primeros ministros de Australia y Japón. “Y eso es realmente un signo de respeto, tal vez un poco mí, pero en realidad, para nuestro país”.
A pesar de que todavía tiene que dar la gran noticia en el frente comercial —un enfoque clave de política de su viaje— Trump se burló de que haría un anuncio en la Casa Blanca programado para el miércoles.
Trump y Duterte
Trump y Duterte han hablado varias veces durante los dos días de la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), incluyendo un brindis este domingo en la noche que fue la primera página de los diarios en Manila. Entre 1.500 y 2.000 manifestantes también llegaron a las calles este lunes para rechazar la visita de Trump, según un estimado que la Policía compartió con CNN, muchos de los cuales parecían ser de extrema izquierda.
Aunque ambos hablaron afectuosamente sobre el otro en público, Sanders subrayó que en privado, Trump habló de sus preocupaciones sobre derechos humanos en la guerra contra las drogas de Duterte.
La controversial “guerra contra las drogas” de Duterte, que ha cobrado la vida de al menos 6.000 personas, según estimaciones de la Policía, ha provocado el rechazo internacional y se espera que ponga a prueba la afición de Trump por la adulación diplomática.
La razón principal de las preocupaciones entre organizaciones de derechos humanos es que Duterte ha adoptado abiertamente el estilo Trump y funcionarios filipinos, posiblemente en un intento de atraer al presidente de Estados Unidos, han dicho que los dos líderes tienen mucho en común.
Roque, portavoz de Duterte, le dijo a CNN antes de la visita que para él ambos mandatarios son “muy parecidos en su forma de pensar, su lenguaje y su comportamiento”.
Phelim Kine, subdirector de la división de Asia de Human Rights Watch y experto en la campaña extrajudicial de Duterte, dijo a CNN que la incongruencia ayuda a los líderes filipinos, lo que permite a sus funcionarios convertir la reunión en una validación y desacreditar a los críticos.
“Lo que es incuestionable aquí es que el presidente de Estados Unidos haya evitado una oportunidad de oro para mostrar solidaridad con el pueblo filipino expresando su preocupación sobre aquellos miles de muertos y reprocharle a Duterte el descalabro del concepto de estado de derecho”, dijo Kine a CNN.