(CNN) – Durante la campaña presidencial, la comida típica de McDonald’s que ingería Donald Trump contenía la suficiente cantidad de calorías y sodio para un día entero, así como casi el doble de la dosis diaria recomendada de grasa saturada y dos veces y media el azúcar que debería consumir en una jornada, según las Pautas Alimentarias de Estados Unidos.
Justamente, en las elecciones de 2016, Trump se hizo famoso por su amor a la comida rápida. Incluso publicó en Twitter una foto sentado en su avión, listo para entregarse un gran cubo lleno de pollo de Kentucky Fried Chicken. Pero también hay nuevos detalles sobre sus alimentos predilectos en su otro restaurante favorito de comida rápida: McDonald’s.
El exdirector de campaña Corey Lewandowski escribió sobre los hábitos alimenticios de Trump en su libro acerca de la carrera por la presidencia. Incluso señaló que el hoy mandatario solía ordenar dos Big Macs, dos sándwiches Filet-o-Fish y una malteada de chocolate.
“Bueno, él nunca se comía el pan, que es la parte importante”, le aseguró Lewandowski a Alisyn Camerota de CNN. “Él estaba ocupado haciendo campaña. No teníamos tiempo para sentarnos a comer”, añadió.
Pero incluso sin el pan –o las papas fritas que cualquier persona suele ordenar con la comida de McDonald’s–, los nutricionistas sostienen que Trump debería reconsiderar su dieta.
“Esta no es una manera saludable de alimentarse, así no incluya los carbohidratos del pan”, explicó Lisa Drayer, una nutricionista que escribe para CNN frecuentemente. “Preferiría que comiera la mitad de la proteína y una cantidad mucho menor de grasas saturadas”, agregó.
Sin los panecillos de la hamburguesa, esta comida igual contiene por los menos 1.880 calorías, según la información nutricional disponible en el sitio web de McDonald’s. Aunque el conteo de calorías diarias puede variar, si nos basamos en la dieta típica de 2.000 calorías que usan las Pautas Alimentarias de Estados Unidos, el platillo de McDonald’s no deja mucho espacio para comer algo más durante el día: sea pan o no.
Drayer también señaló que, con base en la proteína y la grasa saturada de todos esos sándwiches, a Trump le iría mejor comiendo una sola de las Big Macs o uno solo de los Filet-o-Fishes, en lugar de dos de cualquiera, incluso sin el panecillo. Y, si además consumió una malteada de chocolate mediana, ingirió dos veces y media la cantidad diaria recomendada de azúcar.
Trump mide un poco más de 1,9 metros y pesa 107 kilos, de acuerdo con sus últimos registros médicos disponibles. Estas medidas resultan en un índice de masa corporal de 29,5: cifra que implica que tiene sobrepeso, según la calculadora de los Institutos Nacionales de Salud para este índice. Lo anterior a pesar de que su médico señaló que los resultados de sus exámenes “estaban dentro del rango normal”, con un nivel de colesterol de 169 y una presión arterial de 116/70.
Sin embargo, Trump también toma un fármaco conocido como estatina, que reduce el colesterol y se receta para disminuir el riesgo de ataque cardíaco y de accidente cerebrovascular, así como una dosis baja de aspirina que también pueden beneficiar al corazón. Pero a los 71 años de edad, una dieta regular de comida rápida podría comprometer su salud.
“A medida que envejeces, tu metabolismo se vuelve lento, la presión arterial aumenta con la edad de forma natural. Y si estás haciendo esto todos los días, entonces aumentas el riesgo de sufrir de una enfermedad cardíaca y de padecer cáncer”, afirmó Drayer.
Comer carnes rojas de manera regular está relacionado con un mayor riesgo de cáncer colorrectal. Un estudio de 2009 demostró que las personas que consumían carnes rojas con frecuencia tenían más probabilidades de morir antes que aquellas que la ingerían en cantidades más pequeñas.
“Una hamburguesa de vez en cuando está bien, pero comer esto de manera frecuente no es saludable”, insistió Drayer. “La carne roja sí ofrece hierro y proteínas, pero la cantidad que está consumiendo pone en riesgo su salud”, completo.
No queda claro con qué frecuencia el presidente comería este tipo de alimentos.
Si McDonald’s sigue siendo su opción de alimentación, esta nutricionista sugiere algunas alternativas de menú: las rebanadas de manzana y naranjas y mandarinas son buenas. Algunas de las ensaladas son opciones mejores. Pero si él insiste en un sándwich, la recomendación es pasar de las Big Macs y optar por el el pescado sin salsa tártara ni queso.
También debería cambiar la malteada de chocolate por un helado de yogur bajo en grasa que, explica Drayer, contiene fruta y fibra sanas. Los arándanos y las fresas al menos ofrecen antioxidantes. Si a Trump no le gusta el yogur, incluso un cono de vainilla sería más saludable, con menos de la mitad de calorías y menos de un tercio del azúcar, que una malteada pequeña.
“Al menos”, apuntó la nutricionista, “no está comiéndose un McFlurry con M&M’s. No eligió la opción de postre (menos saludable) en el menú”.