(CNNMoney) – Primero fue el tabaco, luego le tocó al azúcar. ¿Ahora es el turno de poner impuestos a la carne?
El Fondo de Inversión y Riesgo de Animales de Granja(FAIRR, por sus siglas en inglés), una red de inversores que asesora en temas de agricultura industrial, afirma que es “cada vez más probable” que los países comiencen a aplicar impuestos a la carne, a fin de luchar contra el cambio climático.
El grupo, respaldado por inversores que administran 4.000 billones de dólares en activos, argumenta que algunos gobiernos podrían crear “impuestos por el pecado” sobre el consumo de carne dentro de cinco a 10 años. La idea busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
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La ganadería es responsable de alrededor del 14,5% de todas esas emisiones, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Esta actividad también necesita grandes cantidades de agua y tierra.
Los investigadores aseguran que el tema debe ser abordado si los países se van a adherir al Acuerdo Climático de París, cuyo segundo aniversario se celebra esta semana en una cumbre en la capital francesa.
El objetivo del Acuerdo de París, que ha sido firmado por casi 200 países, es limitar el calentamiento a 1,5 o 2 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales.
Pero el aumento en el consumo de carne podría arruinar sus esfuerzos.
La ONU pronostica que la demanda mundial de productos pecuarios se duplicará en 2050, a medida que las poblaciones crezcan y se vuelvan más ricas. El mismo año, la agricultura podría representar más de la mitad de todas las emisiones permitidas según el acuerdo de París.
“Está claro que las emisiones agrícolas deben ser abordadas”, dijo Marco Springmann, investigador de sostenibilidad ambiental y salud pública de la Universidad de Oxford.
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Chatham House, un grupo de expertos en el Reino Unido, informó que las mejoras tecnológicas podrían reducir las emisiones de la agricultura, pero la única manera de abordar verdaderamente el problema es lograr que la gente coma menos carne.
Ha recomendado que los gobiernos adopten reformas que incluyan impuestos para cambiar el comportamiento público. La ONU también ha pedido políticas diseñadas para reducir el consumo de carne.
Muchos países hasta ahora han eximido a la agricultura de las políticas que apuntan a reducir las emisiones, debido a las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria y una reacción del público y las empresas del sector.
Rosie Wardle, jefa de la participación de los inversores en FAIRR, argumentó que surge un consenso sobre dos cuestiones relacionadas: comer demasiada carne es malo para el medio ambiente, y cada vez se admite más que es perjudicial para la salud.
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“Cuando miramos los caminos a la tributación con los otros productos —tabaco, carbono y azúcar— el primer paso es que hubo un consenso internacional, y creemos que la carne está en camino hacia eso”, dijo.
Ya hay algunos signos de cambio. Se han propuesto impuestos a la carne en Dinamarca, Suecia y Alemania, pero en ningún se ha convertido en una política estatal.
“Parece inevitable que el consumo de carne deba disminuir”, comentó Jonathan Verschuuren, profesor de la Facultad de Derecho de Tilburg en los Países Bajos. “Los desafíos son tan grandes, y los cambios que se necesitan son tan fuertes que deben usarse todos los instrumentos normativos posibles, incluido un impuesto sobre la carne”.
Springmann indicó que los impuestos sobre la carne deben ser introducidos y explicados al público de forma adecuada. También se deben diseñar de una manera que proteja a las familias más pobres a las que les cuesta más comprar alimentos.