(CNN Español) – El caso de una niña que en 2014 vivía en la calle y que iba a volver con sus padres por orden de un juez sin que este considerara el rechazo de la menor a la medida sentó un precedente en la justicia de Colombia. La Corte Constitucional del país sudamericano dispuso que los menores que no deseen vivir con sus padres deben ser escuchados por los jueces.
Se trata del caso de “Esperanza” (nombre ficticio dado por la justicia colombiana), una niña de ocho años que vivía en la calle tras huir de su hogar. La pequeña asegura que sus padres la maltrataban y que incluso fue víctima de violencia sexual. “Mi mamá se fue a tomar con mi papá y cuando llegó se olvidó que nos había dado plata y nos pegó”, dijo en uno de los testimonios que se recogen en la sentencia.
El Juzgado, el Tribunal y la Corte Suprema, instancias judiciales previas a la Corte Constitucional, no escucharon el testimonio de la menor. Ello pese a que, de acuerdo con el documento, la disposición de que volviera con sus padres “la alteró y le generó episodios de ansiedad e impotencia”. Al no escucharla, los mencionados tribunales cayeron “en un excesivo formalismo”, dice el oficio judicial. “Se perdió de vista que las decisiones debían estar efectivamente encaminadas a proteger los derechos de la niña”, se lee en el documento de la sentencia.
El pasado 17 de octubre, durante un interrogatorio, la menor insistió en las situaciones deplorables en las que vivía con su familia y aseguró que se volvería a escapar si la devuelven con sus padres. “Saldría a caminar y caminar y caminar en línea recta, no importa a dónde, lejos de ellos”, asegura en declaraciones citadas en la sentencia.
Asimismo, “Esperanza” descarta la opción de volver con sus padres si se lo dieran a elegir. En otras citas del documento, ella misma asegura que le gustaría irse con unos padres nuevos “si los papás son buenos” y considera que “está bien” quedarse en la fundación donde está internada ahora.
Con estas evidencias, la Corte Constitucional concluyó que los tribunales involucrados en el caso de “Esperanza” ignoraron el derecho de la niña “a ser escuchada y a que su opinión fuera tenida en cuenta, de conformidad con sus capacidades evolutivas” y decidió revocar las sentencias que dispusieron el retorno de la pequeña a casa de sus padres.