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(CNN) – La conexión entre las personas y las plantas ha sido durante mucho tiempo objeto de interés científico. Estudios recientes han encontrado efectos positivos.

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Un estudio realizado en Youngstown, Ohio, por ejemplo, descubrió que las áreas más verdes de la ciudad experimentaron menos delitos. En otro, los empleados demostraron ser un 15% más productivos cuando sus escasos lugares de trabajo estaban decorados con plantas de interior.

Los ingenieros del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) han ido un paso más allá, jugando con la composición real de las plantas para lograr que desempeñen funciones diversas e incluso extrañas.

Estos incluyen plantas que tienen sensores impresos en sus hojas para mostrar cuando están escasos de agua; uno que puede grabar y transmitir imágenes 3D de su entorno; e incluso una planta que puede detectar productos químicos utilizados en explosivos en aguas subterráneas.

Hojas que brillan

Uno de sus últimos proyectos ha sido hacer brillar las plantas en experimentos con col rizada, berro, rúgula y espinaca. Al incorporar nanopartículas en las hojas de berro, el equipo de Strano de MIT descubrió que podían crear una luz tenue durante tres horas y media.

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En el estudio, las hojas se sumergieron primero en una solución de nanopartículas y luego se expusieron a alta presión, lo que indujo a las partículas a ingresar a las hojas a través de los poros llamados estomas.

Una vez dentro, las nanopartículas liberaron luciferina, un compuesto emisor de luz, y luciferasa, una enzima que funciona con luciferina para hacerlo brillar. De esta manera, la luz fue impulsada por el metabolismo de la planta en sí.

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“Las plantas cosechan energía del sol y la almacenan como azúcar dentro de la planta”, dijo Strano. “Lo que estamos haciendo es tomar algo de esa energía química almacenada y desviarla hacia la iluminación”.

La luz, aproximadamente una milésima de la cantidad necesaria para leer, es solo un comienzo. La tecnología, dijo Strano, podría algún día ser utilizada para iluminar interiores o incluso para convertir árboles en farolas autoalimentadas.

En el futuro, el laboratorio espera desarrollar una versión de la tecnología que pueda rociarse sobre hojas de plantas o retoños en un tratamiento único que dure toda la vida de la planta. Los ingenieros también están tratando de desarrollar un “interruptor” de encendido y apagado donde el brillo se atenúe cuando se expone a la luz del día.