(CNN) – Las pruebas sencillas que evalúan el modo en que los pacientes caminan pueden diagnosticar con precisión un tipo de demencia que, en algunos casos, es posible revertir si se identifica a tiempo y se trata rápidamente, reveló un estudio publicado este miércoles en la revista Neurology.
La hidrocefalia normotensiva idiopática (iNPH, por sus siglas en inglés) es una enfermedad que afecta la capacidad de caminar y la movilidad en los ancianos, con síntomas adicionales que incluyen urgencia urinaria, incontinencia y, algunas veces, deterioro cognitivo leve o demencia.
La iNPH no suele diagnosticarse correctamente porque sus síntomas son muy parecidos a los de otros trastornos neurológicos. Específicamente, los médicos la confunden con una forma incurable de demencia conocida como parálisis supranuclear progresiva o PSP.
Una serie de experimentos sugiere que un simple examen que evalúe la forma de caminar puede distinguir con precisión la iNPH de la PSP hasta un 97% de las veces, según investigadores alemanes.
“A nivel mundial, la proporción de personas de la tercera edad está creciendo. Inevitablemente, esto irá junto a un aumento de las demencias y trastornos en la marcha”, señaló la doctora Charlotte Selge, autora principal del estudio y asistente médica en la Clínica Neurológica Grosshadern, en la Universidad Ludwig Maximilian de Munich.
Si rutinariamente a los pacientes mayores se les realizan exámenes de caminar, los que padecen una forma reversible de iNPH pueden ser identificados y recibir tratamiento a tiempo para superar su enfermedad. Algunos estudios previos demuestran que la cirugía de derivación ventrículo-peritoneal, para desviar el líquido cefalorraquídeo, cura eficazmente a muchos pacientes.
Caminando
Para el estudio, Selge y sus colegas analizaron y compararon la marcha o estilos de caminar de 38 pacientes diagnosticados con PSP, 27 con iNPH y 38 voluntarios sanos. Aunque la mayoría de los participantes rondaba los 70 años, ninguno de ellos necesitaba un bastón o una ayuda para caminar 9 metros o más.
Una alfombra sensible a la presión ayudó a los investigadores a examinar la marcha de cada participante en cinco pruebas separadas con diferentes condiciones. En los primeros tres ejercicios, los participantes caminaron a la velocidad de su preferencia, después a baja velocidad y luego a su velocidad más rápida. En la cuarta prueba, debieron hacerlo mientras contaban hacia atrás. Finalmente, en el quinto examen, los participantes caminaron mientras llevaban una bandeja.
¿Qué encontraron los investigadores?
Generalmente, los pacientes con PSP tienden a lanzar las piernas hacia delante mientras caminan, y cuando giran lo hacen repentina e incontrolablemente. Por el contrario, en el caso de las personas con iNPH pareciera que sus pies estuvieran pegados al suelo, y algunos balancean sus brazos de forma exagerada. Quienes padecen de PSP suelen caerse con mayor frecuencia que aquellos con iNPH, pero en ambos trastornos se cree que ir a dar al suelo está relacionado con alteraciones motoras y cognitivas.
Aunque los dos grupos de pacientes generalmente tenían una marcha menor comparados con los voluntarios sanos, aquellos con iNPH tuvieron el peor ritmo, moviéndose más ampliamente de lado a lado.
Sin embargo, la velocidad de la marcha en pacientes con PSP disminuyó un 34% cuando caminaron y contaron hacia atrás, comparados con el 17% que se redujo la rapidez de quienes padecen iNPH.
Cuando llevaban la bandeja, aquellos con PSP caminaron más despacio y su marcha, en general, empeoró en comparación a los voluntarios sanos y a los pacientes con iNPH. De hecho, quienes tienen iNPH mejoraron la marcha mientras cargaron la bandeja.
Después de definir las diferencias entre los estilos de caminar que generan estos dos trastornos, Selge y sus colegas diagnosticaron con precisión un 82% de los casos a aquellos con PSP y con iNPH, basándose únicamente en el análisis de la marcha. Y, cuando agregaron los puntajes de las pruebas de doble función, la precisión del diagnóstico de los investigadores aumentó a un 97%.
“Sigue sin diagnosticarse”
“La iNPH es una de las extrañas causas de un síndrome de demencia y de un trastorno en la marcha que resultan potencialmente reversibles y tratables, pero sigue sin diagnosticarse”, sostuvo Selge. El número exacto de personas con iNPH en todo el mundo es desconocido, pero un estudio sueco sugiere que la prevalencia es de aproximadamente un 0,2% en personas entre los 70 y 79 años y cerca del 6% en las personas mayores de 80 años.
Selge aclaró que los síntomas en la manera de caminar usualmente “no son suficientes para diagnosticar iNPH y recomendar la cirugía de derivación ventrículo-peritoneal”, ya que cada uno de los síntomas puede tener múltiples causas.
Por esta razón, indicó, “se requieren pruebas de diagnóstico… para excluir otras condiciones y para identificar pacientes que probablemente respondan a la cirugía de derivación”.
El doctor G. Peter Gliebus, profesor asistente de Neurología y director del Centro de Trastornos Cognitivos de la Facultad de Medicina en la Universidad Drexel, dijo que la fortaleza del nuevo estudio es que “proporcionó una evaluación objetiva de la marcha en ambos trastornos”.
Gliebus, quien no participó en la investigación, también señaló que los investigadores “evaluaron los cambios en la marcha bajo diferentes condiciones, como la introducción de tareas duales”. Este fue otro resultado positivo del estudio y debería permitirles a los médicos hacer una comparación más precisa entre las dos condiciones.
“Los pacientes que son diagnosticados a tiempo con la enfermedad tienen una mayor probabilidad de mejora con un procedimiento de derivación”, explicó Gliebus, quien actualmente está investigando la iNPH.