(CNN Español) – El retrato de una violencia “desproporcionada” contra los hispanos en Estados Unidos es lo que la organización Violence Policy Center (VPC) registró en su más reciente informe: 53.788 hispanos murieron por armas de fuego en este país entre 1999 y 2015. Lo que da un promedio anual de más de 3.100 víctimas cada año.
De hecho, el reporte indica que dos tercios de las muertes totales fueron homicidios. En ese sentido la tasa de victimización por este delito para hispanos en EE.UU. es prácticamente dos veces más alta que la registrada en la población blanca: en 2015 –que es el año más reciente con datos disponibles– en hispanos fue de 5,10 por cada 100.000 habitantes, mientras que la tasa de las personas blancas alcanzó el 2,59 por cada 100.000 habitantes. Además, en el 68% de los asesinatos contra la población hispana entre 1999 y 2015 se utilizaron armas de fuego.
“Para los hispanos, los estragos letales de la violencia con armas de fuego, sobre todo para los jóvenes, constituye una crisis recurrente”, señaló el director de VPC, Josh Sugarmann. Justamente, el informe consignó que el 35% de las víctimas hispanas de homicidio en 2015 tenían 24 años o menos. Además, esta es la segunda principal causa de muerte para los hispanos entre los 15 y 24 años, aunque este estudio no aclara cuál es la primera, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. indican que —a cifras de 2014— son las heridas involuntarias —esto es, los accidentes— tanto en hombres como en mujeres la causa principal de decesos en ese grupo de edad.
El suicidio, según el VPC, le sigue como tercera causa principal para los jóvenes.
Sin embargo, cuando se trata de homicidios relacionados con pandillas en personas de 24 años o menos, el porcentaje en los hispanos sube hasta el 57%, el más alto en comparación con las personas negras (49%) y las blancas (54%). El promedio de toda la población está en un 51%.
Según el reporte, la probabilidad de que un hispano muera a manos de personas que no conocía es más alta que la del promedio nacional: en los casos donde se pudo establecer la relación entre la víctima y el atacante, el 39% de las víctimas hispanas murió a manos de desconocidos, mientras que el nivel nacional se ubicó en un 25%.
Violence Policy Center –que recopiló los datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, instituciones federales y del FBI– explicó que otro de los problemas para retratar este fenómeno está en la falta de datos. “Debido a las limitaciones que presenta la misma recolección de datos, se desconoce la verdadera magnitud del efecto que tiene la violencia con armas sobre hombres, mujeres y niños hispanos. Lo que no se puede negar es que, debido a estas limitaciones en la recolección de datos, casi con toda certeza el total de hispanos víctimas de violencia con armas de fuego es mayor a lo que sugieren las cifras reportadas”, sostiene el reporte.
Y en la misma línea, Sugarmann explica que los vacíos en las cifras “no solo nos impide conocer el verdadero alcance de esta crisis, sino que merma nuestra capacidad para enfrentarla efectivamente”. Por eso, parte de las recomendaciones es tener disponible información de mayor calidad para entender los problemas de la población hispana. De ahí que se sugiera a todas las oficinas del gobierno, independientemente del departamento o nivel que tengan, se dediquen a la tarea de recoger información “sobre el origen étnico de un individuo, para todos los usuarios pertinentes y todos los asuntos de los servicios que prestan dichas dependencias”.
Precisamente porque, como sostiene el estudio, el primer paso para empezar a prevenir este tipo de victimización es “documentarla exhaustivamente”.