(CNN) – Donald Trump, presidente de Estados Unidos, está ansioso por una guerra comercial. No importa lo que hagas para ganarte la vida, eso debería asustarte.
En una guerra comercial los países imponen aranceles y otras barreras a los productos importados. Suelen hacerlo en represalia por las medidas adoptadas por un socio comercial.
Eso puede frenar la actividad comercial en todo el mundo. En el peor de los casos, las guerras comerciales pueden llevar a una depresión global. Las políticas comerciales proteccionistas son uno de los principales factores que los economistas mencionan para explicar la Gran Depresión.
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Entonces, si hay algo en lo que la mayoría de los economistas está de acuerdo es que nadie gana una guerra comercial.
Pero el presidente Donald Trump no cree eso. Tuiteó el pasado viernes que para Estados Unidos, una guerra comercial es “buena” y “fácil de ganar”.
Así perderían las empresas y los consumidores en Estados Unidos si el presidente Donald Trump ocumple su deseo de una guerra comercial:
Los precios subirán
Cierto. En una guerra comercial, los consumidores y las empresas estadounidenses pagarán la cuenta.
El presidente Trump dice que planea imponer un arancel del 25% sobre el acero importado y uno del 10% sobre el aluminio importado. Eso significa que el precio de los automóviles, electrodomésticos, alimentos empacados y todo lo demás que use acero o aluminio está destinado a subir.
Incluso el grupo comercial de la industria del aluminio admite que las fundiciones que quedan en Estados Unidos no pueden producir suficiente aluminio para reemplazar el proveniente del exterior. Cuando se establezcan los aranceles, los productos importados seguirán llegando, sí, pero a precios más altos.
Como los precios del acero y el aluminio extranjeros serán más altos, es probable que los productores nacionales aumenten también sus precios.
Las empresas estadounidenses perderán ventas
Sí, Estados Unidos compra más de otros países que lo que vende a sus socios comerciales. Pero no olvidemos la cantidad de bienes y servicios que Estados Unidos: 2,3 billones de dólares.
Una guerra comercial por definición significa que otros países van a imponer aranceles y restricciones sobre esos bienes y servicios estadounidenses, haciéndolos más caros y menos competitivos. Eso si es que se les permite entrar a esos países.
Y una vez que una empresa estadounidense pierde un contrato para vender sus productos en el extranjero, puede llevarle mucho tiempo recuperarse.
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Muchos empleos bien remunerados están en riesgo de desaparecer en una guerra comercial. En 2017, Estados Unidos exportó autopartes de 60 mil millones de dólares, aviones civiles por 56.000 millones de dólares, autos y camionetas nuevos por 52.000 millones de dólares y 51.000 millones de dólares en productos farmacéuticos.
Eso es solo en bienes. Estados Unidos ha sido sobre todo una economía de servicios durante décadas. En la actualidad, hay alrededor de cinco veces más puestos de trabajo en el sector de servicios, como finanzas, medios de comunicación, transporte y venta minorista, que en los sectores de producción, como la fabricación y la minería.
Los socios comerciales de Estados Unidos también son sus principales prestamistas
El déficit federal es grande y cada vez más grande. El Comité para un Presupuesto Federal Responsable estima que el déficit podría aumentar a un billón de dólares para el próximo año.
A Wall Street le preocupa que el aumento de la deuda pueda elevar las tasas de interés de la deuda pública, ya que el Departamento del Tesoro deberá ofrecer tasas más altas para pedir más dinero prestado. Eso aumentaría el costo de los préstamos para consumidores y empresas, ya que muchos tipos de préstamos, hipotecas incluidas, se basan en las tasas de bonos del gobierno.
Algo que mantiene las tasas bajo control hasta ahora es la demanda de deuda estadounidense desde el exterior. Los socios comerciales extranjeros de Estados Unidos, China incluida, son los principales compradores de esa deuda. El país asiático agregó 127.000 millones de dólares a a sus participaciones el año pasado y ahora posee más de un billón de dólares en deuda de Estados Unidos. Esto convierte a China en el mayor dueño extranjero de la deuda de Estados Unidos.
El déficit comercial que el presidente Donald Trump critica es una razón de esas participaciones. Le da a los países extranjeros un poderoso incentivo para comprar esa deuda, ya que tienen que hacer algo con los dólares que obtienen de esas ventas.
Si la brecha comercial se reduce, por cualquier razón, China no tendrá tanto incentivo para comprar la deuda de Estados Unidos y las tasas de interés podrían aumentar considerablemente.