Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.
(CNN Español) – La sustitución del secretario de Estado Rex Tillerson por Mike Pompeo pudiera tener efectos importantes en las relaciones entre América Latina y Estados Unidos.
Por lo pronto, El Nuevo Herald, un diario muy atento a estos temas, por medio de la reportera Nora Gámez y otros dos periodistas, titula la noticia así: “Cambio en Washington puede endurecer política hacia Caracas”.
¿Cómo y en qué pudiera endurecerse la política norteamericana hacia Venezuela? A mi juicio, por dos vías.
Por una parte, los militares que quisieran librarse mediante un golpe del régimen de Nicolás Maduro, dado que el camino de unas elecciones realmente libres está cerrado, con Pompeo al frente del Departamento de Estado estarían más seguros de que Washington, lejos de condenarlos, los respaldarían.
Simultáneamente, aumentarían las probabilidades de una intervención humanitaria interamericana para aliviar el grave problema del hambre que aqueja a esa nación, y acabaría imponiéndose “el deber de proteger” consagrado por Naciones Unidas, tanto en la antigua Yugoslavia como en Somalia.
Para esto último sería muy importante que Pompeo, ya al frente de la cancillería norteamericana, aprovechara la Cumbre de Lima a mediados de abril para forjar ese frente internacional junto a los países latinoamericanos. La mayor parte estará de acuerdo en participar si Washington encabeza el esfuerzo.
En definitiva, hay una gran diferencia entre Tillerson y Pompeo. Pompeo, opino, posee una visión ideológica de las relaciones internacionales, más cercana a la Casa Blanca de Donald Trump. Esto, insisto, tendrá consecuencias en América Latina.