Un cartel de propaganda que muestra a Xi Jinping como un joven cuadro del Partido Comunista adorna una pared en la aldea de Liangjiahe, donde el presidente chino pasó siete años (1969-1975) durante la tumultuosa Revolución Cultural.

(CNN) — Es el tipo de obra de arte que esperarías ver celebrando a Mao Zedong, Vladimir Lenin o Kim Il Sung.

Pero esta propaganda comunista no se remonta a los días de la Guerra Fría. El sencillo mural de Xi Jinping pintado en el costado de una pared polvorienta en este pequeño pueblo es un santuario moderno para el nuevo “presidente de por vida” de China.

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Un cartel de propaganda que muestra a Xi Jinping como un joven cuadro del Partido Comunista adorna una pared en la aldea de Liangjiahe, donde el presidente chino pasó siete años (1969-1975) durante la tumultuosa Revolución Cultural.

Liangjiahem (al suroeste de Beijing), donde Xi pasó años de formación viviendo en ‘casas cueva’, se ha transformado en un parque temático dedicado a mejorar un mito que pinta a Xi como un campeón de las masas.

Puedes pagar 60 yuan (unos 10 dólares) por una visita guiada que te muestra dónde dormía Xi, el pozo que ayudó a cavar, y escuchar historias sobre lo desinteresado que era.

El culto de la adoración que Xi ha promovido es palpable aquí y muestra cómo su pasado está siendo usado para legitimar su futuro: un futuro en el que es muy probable que se le vea gobernando china indefinidamente después de que los límites de mandato fueran eliminados de la constitución.

Un rito de paso para jóvenes chinos

Como millones de jóvenes de las grandes ciudades, Xi fue enviado a este pueblo para su reeducación bajo las normas de Mao en las revueltas de 1966-1976.

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Al contrario que muchos jóvenes, Xi no pertenecía a la Guardia Roja, el grupo que principalmente fue responsable de la violencia en aquellos años. Aún así, Mao quería que también los jóvenes de bien de las ciudades, como Xi (que era hijo de un funcionario de alto rango), aprendieran cuán difícil era la vida para los granjeros pobres.

Ahora, miles de ambiciosos miembros del Partido Comunista acuden al sitio cada mes, deseosos de demostrar que quieren aprender de las experiencias de la persona más importante del partido en décadas.

El retrato de Mao está colgado en el auditorio Yangjialing en Yan'an, donde el Partido Comunista Chino celebró su séptimo congreso nacional en 1945, durante el cual se confirmó el pensamiento Mao Zedong como el principio rector del partido.

Una anécdota que comparten los guías turísticos es que Xi fue recompensado con una motocicleta por hacer un buen trabajo, pero la rechazó y optó por comprar dos máquinas que pudieran moler maíz para la aldea.

Los guías caminan kilómetros todos los días usando gruesas chaquetas, faldas de lana y tacones en un calor abrasador. Luciendo guantes blancos y sosteniendo un paraguas para protegerla del sol, nuestra guía joven perfectamente maquillada nos muestra las tres casas cueva donde vivió Xi durante siete años.

Los aldeanos ancianos que vivieron aquí al mismo tiempo que Xi parecen ansiosos por compartir viejos recuerdos.

“Me uní al Partido Comunista junto con Xi Jinping”, dijo Shi Yuxin, de 79 años. Luego fue acompañado por un funcionario de la aldea que había estado siguiendo y filmando al equipo de CNN antes de que pudiéramos hacerle más preguntas.

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El pueblo se ha beneficiado ampliamente de su asociación con Xi: la ciudad ahora tiene calles pavimentadas, paseos arbolados y un centro de visitantes reluciente.

Los carteles de Mao Zedong y otros artículos reproducidos de la era de la Revolución Cultural se exhiben en varias "casas cueva" en las que Xi vivió en la aldea.

El culto a su persona

El pueblo es el mejor ejemplo del culto a su persona que Xi ha propagado desde que tomó el control del Partido Comunista en 2012. Es parte del motivo, dicen los expertos, por el que ha sido tan exitoso consolidar su poder político.

“Este culto a la personalidad construido en torno a Xi, esta anacrónica proliferación de logros más grandes que la vida de Xi se verá exacerbada mientras sea gobernante”, dijo Willy Lam, profesor de la Universidad China de Hong Kong y observador de China desde hace mucho tiempo.

La toma de poder de Xi ha sido a partes iguales exitosa y rápida. Los críticos dicen que su popular campaña contra la corrupción fue una manera despiadadamente efectiva de purgar a sus enemigos políticos.

Vuelta al mandato de un solo hombre

El sábado, Xi comenzó su segundo mandato, pero es poco probable que sea el último. Los críticos han argumentado que este es un regreso al tipo de gobierno bajo el mandato de un solo hombre. Algo que China no había visto desde los años de Mao.

“Como ciudadano, por supuesto que tengo un sentido de responsabilidad histórica”, dijo Li Datong, exeditor del periódico estatal China Youth Daily y una de las pocas voces de oposición abierta. “Como persona, me importa lo que mis hijos y nietos piensen de mí”.

“Cuando miran hacia atrás en este momento histórico y me pregunten cómo reaccioné, si digo que guardé silencio, estaría lleno de culpa: quiero poder decirles que me opuse firmemente”, contó.

Hay un temor entre críticos como Li de que China podría estar volviendo a uno de los períodos más oscuros de su historia, cuando el poder desenfrenado de Mao llevó a una serie de iniciativas desastrosas, que culminaron en la Revolución Cultural en la que murieron millones de chinos.

La familia de Xi fue víctima de los caprichos de Mao. Su padre, el político principal Xi Zhongxun, fue perseguido y encarcelado antes y durante la Revolución Cultural.

Steven Jiang contribuyó a este reporte.