(CNN) – Gran Bretaña abandonará la Unión Europea (UE) el 29 de marzo de 2019, pero todo lo que implicará el brexit dependerá de quienes uno decida escuchar.
En los primeros días, los partidarios del brexit hablaron de hacer de Gran Bretaña un “éxito colosal” y forjar el propio camino del país en el mundo, manteniendo una “asociación profunda y especial” con Europa.
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Pero ahora, a medida que la realidad del brexit se vuelve más clara, la retórica ha cambiado.
Comencemos
Recién instalada como primera ministra, en julio de 2016, Theresa May tenía un tono optimista, diciendo que “brexit significa brexit”. Al principio, el lema parecía decisivo, pero a falta de una definición más concreta, se burló rápidamente.
En medio de las conversaciones sobre un “brexit duro” o un “brexit leve”, May prometió un “brexit rojo, blanco y azul”, que sonaba patriótico, pero seguía sin dar detalles. Eso sí, se mantuvo positiva, insistiendo en que Gran Bretaña dejaría la Unión Europea, en lugar de abandonar Europa, mientras defendía repetidamente esa “asociación profunda y especial” con la UE.
Su decisión de celebrar elecciones anticipadas en junio del año pasado trajo complicaciones léxicas. En lugar de recibir su deseado mandato reforzado, el voto de May colapsó y en su lugar se vio obligada a llegar a un acuerdo con el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte para apuntalar a su gobierno.
Ese pacto trajo nuevos problemas, especialmente en el tema espinoso de la frontera de Irlanda del Norte. Presionada para que responda sobre los derechos de los ciudadanos europeos, el proyecto de ley del brexit e Irlanda del Norte, la frase recurrente de May se volvió aparentemente tranquilizadora: “No se acuerda nada hasta que todo esté acordado”.
Pero incluso con un acuerdo de transición ahora acordado, los políticos del brexit todavía enfrentan desafíos que deben ser explicados, al igual que la futura relación entre el Reino Unido y la UE.
El secretario del brexit, David Davis, designado para liderar a Gran Bretaña en las negociaciones, comenzó prometiendo que “no habrá inconvenientes para el brexit, solo una gran mejora”.
Vayamos rápido hasta febrero de 2018 y veremos que su discurso ha cambiado notablemente. Davis ahora busca asegurar que Gran Bretaña no se “sumerja en un mundo al estilo ‘Mad Max’ tomado de la ficción distópica”.
En septiembre, Davis le dijo a una comisión parlamentaria del Reino Unido que “nadie ha dicho que esto sea simple o fácil”. Liam Fox, el secretario de Comercio Internacional del Gobierno, había dicho exactamente eso.
También hubo comentarios de Gerard Batten, del Partido de la Independencia del Reino Unido, quien dijo que las relaciones comerciales con la UE podrían solucionarse “en una tarde, tomando una taza de café”.
O incluso está la afirmación del mismo Davis, quien dijo que “minutos después de la votación del brexit, los presidentes ejecutivos estarían derribando la puerta de la canciller Merkel, exigiendo el acceso al mercado británico”.
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No se puede culpar a los ministros del Gobierno por querer hablar. Después de todo, la realidad a menudo parece sombría. Las posibilidades de un acuerdo comercial a medida con la UE, como Davis había prometido, parecen ser estrechas. A esto se añade la filtración de documentos del Gobierno que sugieren que la economía del Reino Unido se vería seriamente afectada al abandonar la UE.
Desafortunadamente, con una tendencia a hacer comentarios desprevenidos, Davis no siempre se ayudó a sí mismo.
“¿Cuál es el requisito de mi trabajo? No tengo que ser muy inteligente, no tengo que saber mucho, solo tengo que estar tranquilo”, dijo Davis a LBC Radio en diciembre.
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Al igual que Davis, Fox también ha desafiado la controversia con sus comentarios, particularmente sobre lo que debe hacer Reino Unido para asegurar un tratado de libre comercio con la UE.
“El acuerdo de libre comercio que tendremos que hacer con la Unión Europea será uno de los más fáciles de conseguir en la historia de la humanidad”, dijo.
Desafortunadamente para Fox, su predicción acabó un poco lejos de donde esperaba.
Las negociaciones han sido todo menos fáciles. El exasesor de Fox, Martin Donnelly, dijo que el brexit era como “renunciar a una comida de tres platos por la promesa de una bolsa de papas fritas”.
Para continuar la analogía de los alimentos, Fox sigue voraz en su búsqueda de acuerdos comerciales y ha estado viajando por todo el mundo para ello.
Pero incluso Fox está empezando a cambiar su tono sobre las negociaciones con la UE.
“No creo que sean [las negociaciones] difíciles en términos de la ley de comercio o las negociaciones comerciales mismas. La dificultad es política”, dijo en octubre de 2017.
Boris Johnson, ministro de Relaciones Exteriores, ha estado a la vanguardia del brexit desde el comienzo. Se convirtió en un elemento central de la campaña, al sacar al país de la Unión Europea y declarar que sería un “éxito titánico”. (Tal vez no fue la mejor elección de palabras, pensándolo bien).
En junio de 2016, Johnson dijo que incluso si el Reino Unido dejara la UE, “seguirá existiendo el libre comercio y el acceso al mercado único”.
Vayamos hasta febrero de 2018 y Johnson ha cambiado, alega que los beneficios económicos de ser parte del mercado único “no son tan evidentes o irrefutables como a veces se afirma”.
El Gobierno del Reino Unido ya ha dicho que se retirará del mercado único y de la unión aduanera, haciendo superfluos los comentarios de Johnson de junio de 2016.
La UE tampoco está perdiendo el tiempo. El presidente del Consejo de la UE, Donald Tusk, dice que cualquier acuerdo comercial entre las dos partes “hará que sea más complicado y costoso que hoy para todos. Es la esencia del brexit”.
Mientras que en diciembre se acordó un acuerdo sobre el pago de Gran Bretaña del proyecto de ley del brexit, los derechos de los ciudadanos de la UE e Irlanda del Norte, Johnson es muy consciente de la división en la opinión pública.
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Y el hombre que una vez dijo que Gran Bretaña tendría un “éxito titánico” del brexit, también ha adoptado un tono más conciliador en las últimas semanas.
El discurso de Johnson del 14 de febrero fue considerado como una carta de amor, diciendo a aquellos que “todavía tienen inquietudes” que “el brexit puede ser motivo para mucha más esperanza que miedo”.
Pero tal vez, a solo un año de que Gran Bretaña deje la Unión Europea, la última palabra se la dejamos al parlamentario conservador Jacob Rees-Mogg. El próximo período de transición sería difícil, pero vale la pena la espera: será similar, dijo, “al purgatorio antes de entrar al cielo”.