(CNN) — Imagina si, en vez de calor este verano, estuviéramos enfrentándonos a un repentino y dramático frente frío que durará los próximos 100 años. Eso fue lo que nuestros ancestros cazadores recolectores tuvieron que vivir hace 11.000 años.
Hallazgos en un lugar de la Edad Media de Piedra llamado Star Carr en el norte de Yorkshire, Inglaterra, muestran que nuestros ancestros sobrevivieron resilientemente a una caída de temperatura durante un siglo, según un nuevo estudio publicado este lunes en la revista Nature Ecology & Evolution.
El cómo respondieron a semejante cambio abrupto de clima podría darnos ideas clave para la actualidad mientras enfrentamos un tipo de cambio climático diferente, dicen los investigadores.
El cambio climático antiguo
Paleoclimatólogos, que estudian el clima del pasado, saben que el clima de la Tierra no era tan estable para nuestros ancestros como lo ha sido para nosotros.
Esos cambios abruptos y severos de clima significaban la vida o la muerte, usualmente obligando a poblaciones enteras a trasladarse si querían sobrevivir.
Por ejemplo, está muy bien documentado que hace 8.200 años hubo un cambio repentino y frío que duró más de un siglo. Se registró en los núcleos de hielo de Groenlandia y dentro del registro fósil de toda Europa, dicen los investigadores. Este ocurrió cuando la capa de hielo de Norteamérica se fundió después de la última Edad de Hielo y liberó agua de deshielo al océano Atlántico Norte, interrumpiendo las corrientes que llevaban calor a Europa Occidental. Esto desencadenó colapsos de población a gran escala en el norte de Gran Bretaña y grandes cambios culturales en el sur de Europa, dicen los investigadores.
Al estudiar el caso de Star Carr, los investigadores descubrieron que dos eventos ocurridos allí hace 9.300 y 11.000 años provocaron una disminución de la temperatura de 10 y 4 grados centígrados.
“La población en Star Carr, algunos de los primeros pueblos en colonizar Gran Bretaña después de la última Edad de Hielo, debieron de haber sido altamente resilientes a la inestabilidad del clima, capaces de perseverar y mantener una sociedad estable a pesar de esas tensiones ambientales”, escribió en un correo electrónico Ian Candy, autor del estudio y profesor de geografía del Centro para Investigación Cuaternaria de la Royal Holloway University de Londres.
“Esas conclusiones realmente cambian la manera que pensamos sobre la interacción entre las sociedades prehistóricas y el cambio climático. Los abruptos eventos climáticos vistos en Star Carr son tan grandes, si no más grandes, en magnitud (que el evento de hace 8.200 años) y sin embargo aquí demostramos que las poblaciones de Star Carr eran resilientes al impacto de tales eventos”, agregó Candy.
El investigador agregó que esos pueblos tenían muchas habilidades y conocimientos sobre cómo usar los recursos naturales, pues podían hacer refugios y casas, y cazar, pescar y recolectar materiales vegetales. “Debieron haber sido condiciones mucho más frías y más duras para vivir, pero tenían estructuras y usaban el fuego para mantenerse calientes, y parecían haber tenido acceso a animales como el ciervo común”.
El cambio climático pudo haber enfriado tanto las temperaturas del verano como las del invierno. Esto también habría afectado al paisaje y causado que este fuera más inestable, pausando el desarrollo del ambiente boscoso del que dependían los cazadores recolectores.
Durante el primer evento, el lugar fue poblado solo a una escala muy pequeña. Los investigadores no tienen manera de saber si el evento de cambio climático fue la causa de esto.
Pero durante el segundo evento, Star Carr fue el hogar de muchos cazadores recolectores y, a pesar del cambio climático, ellos no cambiaron su manera de vivir ni abandonaron el lugar. Y según los investigadores, el ciervo rojo —que les proporcionaba a los pobladores pieles, carne y otros productos— pudo no haberse visto afectado por el cambio de temperatura, lo que significa que los cazadores aún tenían acceso a él.
¿Por qué Star Carr?
Star Carr ha sido un tesoro escondido para los investigadores de todo el mundo desde que fue excavado por primera vez en la década de 1940. Este sitio, en el borde de la antigua cuenca del lago, incluye la evidencia de carpintería más vieja en Europa: largas plataformas hechas de madera trabajada con herramientas de piedra.
Hace 11.000 años este lugar hubiera podido ser un paisaje abierto compuesto de pastizales, arbustos y bosques.
Esta también es la más temprana evidencia de estructuras construidas en Gran Bretaña, incluyendo estructuras elevadas de madera que se cree que eran casas. Y artefactos raros que son intrigantes, como un gran número de cuernos de ciervos y máscaras.
Allí también se han encontrado huesos, gotas de esquisto y decoraciones de cuernos que han sido recuperados en lo que podría haber sido el borde del lago de antiguos humedales. El pantano habría sido rico en plantas y animales, antes de que el agua estancada se hiciera más superficial y pantanosa.
Aunque hallaron varios objetos ancestrales, no encontraron huesos humanos, lo que deja a los investigadores preguntándose cómo esos cazadores lidiaron con la muerte.
“Generalmente se pensaba que esos cazadores recolectores se movían demasiado”, dice Candy. “Pero ahora sabemos que construyeron estructuras muy temprano después del final de la Edad de Hielo, y que estaban bastante asentados”, explica él.
Cambio climático, antes y ahora
Puede sonar prometedor el tema de los resilientes ancestros que pudieron sobrevivir a los duros eventos de cambio climático, pero hay otros factores que deben ser considerados cuando miramos el futuro de nuestro propio mundo cambiante, dice Candy.
“La población total y densidad de esas poblaciones prehistóricas pudieron haber sido pequeñas en comparación a la Gran Bretaña de la actualidad”, dice Candy. “Nuestra actual población pone mayor presión en los recursos de los que dependemos, muchos de los cuales se verían afectados por el futuro cambio climático”.
Para nuestra sociedad actual, “hay mucha más gente en riesgo y más vulnerabilidades a considerar”, dice el investigador, entre ellas, ciudades con infraestructura moderna, el aumento de los niveles del mar, agricultura inadecuada para temporadas más cálidas y más sequía, entre otras.
“Es bueno escuchar historias de adaptación y resiliencia, y no solo de crisis y colapso. Pero debemos ser precavidos con cualquiera”, dice Candy, quien agrega que solo el tiempo hablará sobre nuestra propia respuesta a los impactos del cambio climático.
“Aún no se ha probado que tengamos el mismo potencial de mostrar la misma resistencia al cambio climático extremo repentino que la gente de Star Carr”, puntualizó Candy.