(CNN) – Es nada menos que el derribo más devastador de un presidente en funciones en la historia moderna.
La tormenta de James Comey, que se avecina amenazante en el horizonte durante meses, se estrelló contra la Casa Blanca justo después de las 5 p.m. ET el jueves, cuando empezaron a salir las primeras filtraciones del explosivo nuevo libro del exdirector del FBI.
Al demostrar que la venganza es un plato que se sirve mejor frío, Comey esperó 11 meses para entregar su retaliación por su destitución del presidente Donald Trump en mayo pasado. Cuando llegó, fue implacable, ricamente detallado y mortificante para el presidente.
Pintó a Trump como un mentiroso implacable que es obsesivamente antiético, desprovisto de humanidad y esclavo de su ego, que no tiene ni idea de su trabajo y no le preocupa el asalto ruso a la democracia estadounidense.
Golpeando al presidente de una manera llamativamente personal, Comey habló del tamaño de las manos de Trump, dijo que su piel parecía anaranjada y describió anillos blancos alrededor de sus ojos por las gafas de bronceado.
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Pero Comey no solo quiere herir los sentimientos de Trump. Él tiene una misión más profunda: su libro es una parábola sobre la amenaza de un presidente descarado que exige un concepto deformado de lealtad y solo tiene desdén por el estado de derecho.
“El infierno no tiene una furia como la del despedido director del FBI”, dijo el exasesor económico de Trump Stephen Moore en CNN.
CNN obtuvo una copia del libro y corroboró informes de noticias sobre el muy esperado recuento de Comey de su tiempo en la administración Trump.
En una parte asombrosa del libro, “A Higher Loyalty”, Comey dijo que lidiar con Trump le recordó sus días de enjuiciar a los jefes de la mafia con su “círculo silencioso de consentimiento”.
“El jefe en control total. Los juramentos de lealtad. La cosmovisión de nosotros contra ellos. La mentira sobre todas las cosas, grandes y pequeñas, al servicio de algún código de lealtad que pone a la organización por encima de la moralidad y por encima de la verdad”, escribe.
“Lo que está sucediendo ahora no es normal … No son noticias falsas. No está bien”, escribe, esbozando un mundo brutal y feudal que parece incompatible con las percepciones tradicionales de la presidencia.
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Trump responde
Trump arremetió contra Comey en un tuit el viernes por la mañana, cumpliendo con su credo de represalia rápida.
“James Comey es un filtrador y mentiroso probado. Virtualmente, todos en Washington pensaron que debería despedirlo por el terrible trabajo que hizo, hasta que fue despedido. Filtró información CLASIFICADA, por lo que debería ser procesado”, tuiteó Trump.
“Es una bola de baba débil y mentirosa que, como ha demostrado el tiempo, es un terrible director del FBI. Su manejo del caso de la corrupta Hillary Clinton, y los eventos que lo rodean, pasará a ser uno de los peores malos trabajos de la historia. ¡Fue un gran honor despedir a James Comey!”
En los primeros extractos de una entrevista con ABC News que saldrá al aire este fin de semana, Comey dice que el presidente le pidió que desmientiera las acusaciones contenidas en el dossier de Steele de que tuvo un lascivo encuentro con prostitutas en un hotel de Moscú.
“Y luego dice algo que me distrajo porque dijo: ‘Si hay incluso un uno por ciento de probabilidad de que mi esposa piense que es verdad, eso es terrible’”, le dijo Comey a George Stephanopoulos de ABC.
“Y recuerdo haber pensado: ‘¿Cómo podría su esposa pensar que hay un uno por ciento de posibilidades de que usted esté con prostitutas orinando en Moscú?’ Soy un ser humano defectuoso, pero literalmente no hay ninguna posibilidad de que mi esposa piense que eso sea cierto. Entonces, ¿qué tipo de matrimonio con qué tipo de hombre hace que tu esposa piense que solo un 99 por ciento de posibilidades de que no lo hayas hecho?”.
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Todos los presidentes son vulnerables a estas revelaciones que prometen contar y que por lo general son escritas por empleados descontentos que exponen las enemistades, meteduras de pata y escándalos de la ala oeste. Franklin Roosevelt, Dwight Eisenhower, George W. Bush y Bill Clinton fueron acusados formalmente por personal despedido.
Sin embargo, ningún comandante en jefe en la memoria moderna ha tenido que soportar la humillación acumulada sobre Trump por Comey, quien argumenta que elpPresidente vio al FBI como un servicio de investigación personal obligado a cumplir sus órdenes.