Nota del editor: la analista de CNN Juliette Kayyem es la autora del best-seller “Security Mom: My Life Protecting the Home and Homeland” (“Mamá de seguridad: mi vida protegiendo al hogar y al país”). También es profesora en la Escuela Kennedy de Harvard y exsecretaria asistente del Departamento de Seguridad Nacional durante el gobierno de Barack Obama. Además, se desempeña como presidente ejecutiva de Zemcar. Los comentarios expresados en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
(CNN) – La imagen de un piloto que, bajo mucho estrés, realiza un heroico aterrizaje de emergencia con un avión dañado es el corazón de muchas películas.
“Sully” Sullenberger, el aviador con cabeza fría que logró aterrizar el vuelo 1589 de US Airways en pleno río Hudson, en 2009, fue interpretado por Tom Hanks en una película que se basó en los minutos posteriores a que una bandada de pájaros dañara los dos motores del avión y Sully se viera obligado a descender sin energía eléctrica.
Ahora, reflexiona sobre esa imagen.
Eso fue lo que ocurrió este martes, tras el aterrizaje de emergencia que debió ejecutar un vuelo de Southwest Airlines en Filadelfia. Uno de los motores falló durante el vuelo, los escombros destrozaron una ventana y la rápida descompresión por poco succiona del todo a una pasajera, quien después murió.
Las máscaras de oxígeno cayeron y la piloto empezó a actuar. En las grabaciones para el control de aéreo, utilizando una voz serena y fría, la aviadora demostró nervios de acero y desarrolló un aterrizaje rápido y seguro.
“Nos faltan partes de la aeronave”, le dijo la piloto al control aéreo mientras el avión descendía a un lugar seguro.
El público fue bastante rápido en empezar a decir que la piloto era toda una heroína. Se llama Tammie Jo Shults y es una de las primeras mujeres piloto de combate de la Marina. También fue la primera en volar un avión F/A-18.
¿Por qué importa eso? En definitiva, no tiene relevancia. Y ese es precisamente el punto, en especial para aquellos pasajeros que estaban aterrorizados. Algunos usaron videochats durante lo que percibieron eran sus últimos minutos, mientras otros intentaron ayudar a quienes estaban heridos y procuraron calmar a los más nerviosos. Se trataba de una catástrofe potencial que estaba transmitiéndose y tuiteándose en tiempo real. ¿Estaban pensando ellos en el género del piloto? Probablemente no. Todo lo que deseaban era que pudiera hacer su trabajo a la perfección.
Sin embargo, la imagen del piloto como un “él” hizo que algunos informes estuvieran equivocados: no es por atormentar a CBS pero su descripción de lo que sucedió después –“Todos aplaudieron y elogiaron al piloto, después de que él descendiera la aeronave”– estaba mal. Y ese error reproduce la imagen estereotipada del hombre genial que salvó a las masas.
Shults hizo todo lo que habría ejecutado un profesional altamente capacitado. No se trató de magia para ella ni para sus colegas: ellos se han entrenado y ejercitado durante la mayor parte de sus carreras para ese momento de crisis. En otras palabras, ella es una heroína para nosotros, pero en el caso de Shults y sus colegas ella cumplió exactamente el plan.
Shults es la prueba, nuevamente, de que no hay un enfoque “femenino” para los empleos de alto riesgo, particularmente aquellos en el servicio militar y la seguridad pública. Las mujeres deberían tener acceso a ellos porque realmente no hay ninguna diferencia en su desempeño.
La pelea, por ejemplo, para lograr que las mujeres pudieran tener puestos de combate en las Fuerzas Armadas de EE.UU. –un debate que finalmente logró al acceso total de las mujeres en 2013– no obedeció a que ellas tengan una manera particular de combatir, sino a que cuando reciben el entrenamiento, las mujeres pueden desempeñarse de la misma manera que los hombres.
El objetivo de que las mujeres accedan a estos trabajos, y sean promovidas una vez allí, no se persigue porque eso nos haga sentir bien: lo buscamos porque no hay ninguna razón para excluir a las mujeres si pueden hacerlo tan bien como los hombres.
Dejando al margen las imágenes de la piloto heroína, Shults demostró que los “nervios de acero” pueden tener dos cromosomas X. La combinación de las inclinaciones naturales de una persona con el tipo de entrenamiento que recibió en el Ejército fue el factor clave para su aterrizaje seguro.
Estoy a favor de reconocerla como una heroína, y la selección del reparto para la película ya puede haber comenzado. Pero la lección del aterrizaje no es que una piloto se desempeñó heroicamente, sino que una piloto profesional se desempeñó exactamente para lo que fue entrenado.