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El oro negro fue una vez la gallina de los huevos de oro de Venezuela, pero ya no más
03:29 - Fuente: CNN

(CNNMoney) – La industria petrolera de Venezuela está en crisis.

Lo que una vez fue la columna vertebral de la nación más próspera de América Latina es ahora una constelación de proyectos deteriorados, infraestructura clausurada y quietud vacía en gestión.

Los trabajadores, que hace años gozaban de algunos de los mejores beneficios entre los empleados públicos y privados de Venezuela, pagaron el precio más alto por la espiral de su país hacia la hiperinflación. Sus salarios ahora valen solo un puñado de dólares.

Punta de Mata, una pequeña ciudad del noreste del país, en el estado de Monagas, solía ser el corazón de la industria. Ahora es un microcosmos de la crisis de la nación.

“Cuando comenzamos a trabajar en 2005, había varios pozos en funcionamiento. Ahora apenas se ven cinco o seis pozos funcionando, al menos en esta área”, dice José Luis Ramírez, operador en uno de los pozos que opera la petrolera china CNPC como parte de una empresa conjunta con la petrolera estatal de Venezuela, Petróleos de Venezuela, o PDVSA.

Una cuenca artificial para productos derivados del petróleo en una refinería de petróleo de PDVSA.

Ramírez, hablando en voz baja, detalló su lucha diaria para llegar a fin de mes.

“Tenemos que vender nuestros pantalones para vivir. Las botas, los guantes, cada vez que recibimos el kit, cada pocos meses, tenemos que venderlo para comprar comida”, dijo Ramírez.

La mayoría de sus colegas, demasiado asustados para meterse en problemas o perder sus trabajos si hablan, prefirieron no hablar con la CNN.

“Una arepa con solo mantequilla es mejor que una arepa sin nada”, dijo Ramírez, refiriéndose a los omnipresentes alimentos de maíz que son la comida básica de Venezuela.

Muchos de los colegas de Ramírez ya no pueden pagar las arepas. Un trabajador petrolero que no deseaba ser identificado recordó que su salario solía ser más que suficiente para alimentar a sus cinco hijos y comprar cosas extras.

Una familia como la suya necesitaría casi 30 millones de bolívares por mes, según grupos de consumidores. Su salario como trabajador petrolero es de aproximadamente 2,5 millones de bolívares.

“A veces lloro solo, porque no puedo darles a mis hijos lo que están pidiendo”, agregó el petrolero.

Solo entidades seleccionadas pueden intercambiar bolívares a la tasa privilegiada del Gobierno. La mayoría de los intercambios operan con la tasa del dólar en el mercado negro, que es ilegal pero se usa comúnmente en todo el país.

A principios de noviembre de 2017, un dólar equivalía a 50.000 bolívares en el mercado negro. Hoy, la tasa está entre 650.000 y 800.000 bolívares.

A pesar de que el Gobierno li ha incrementado repetidamente, el salario mínimo mensual no puede mantenerse al ritmo de la inflación, lo que hace que aumente el precio de los alimentos.

El valor del salario se ha colapsado.

Para complementar su ingreso, el trabajador petrolero se desempeña como taxista en las calles semidesiertas de Punta de Mata. Cuando comenzó hace 10 años tenía un salario decente como un petrolero, pero gradualmente su ingreso se volvió cada vez más dependiente de su segundo trabajo. Como taxista, puede establecer los precios de acuerdo con la inflación, mientras que su salario fijo trabajando en los pozos de petróleo permanece igual.

La petrolera venezolana, PDVSA, solía ser la principal fuente de ingresos del exterior para el Gobierno. Cuando el crudo se comercializaba a más de 100 dólares por galón, las ganancias de la compañía se contabilizaban en miles de millones, de acuerdo con informes de la compañía.

Ahora, PDVSA apenas puede mantenerse a flote, obligada a importar crudo liviano de Estados Unidos para diluir el crudo pesado que perfora en Venezuela.

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05:54 - Fuente: CNN

La producción de crudo ha estado cayendo durante los últimos 25 meses, según muestran las cifras de la OPEP. En abril, Colombia superó a Venezuela como exportador neto de petróleo a Estados Unidos.

Venezuela ahora produce casi la mitad del petróleo que a fines de la década de 1990, cuando el fallecido presidente Hugo Chávez ascendió al poder y lanzó su “Revolución Bolivariana”.

“PDVSA está rota por falta de inversión, falta de mantenimiento en todos sus procesos, durante años. Ahora, la crisis se profundiza cada día”, dijo José Bodas, líder sindical de una refinería de PDVSA en la costa norte de Puerto La Cruz.

“La capacidad es de 187.000 barriles por día, pero en realidad la refinación es de solo 30.000 barriles por día, solo en la primera planta. La segunda planta tiene capacidad para 60.000 barriles por día, pero no se refinan. Esta refinería no vende productos refinados, vende materia prima “, dijo Bodas, citando las cifras de producción en su refinería para mostrar las dimensiones de la crisis. Bodas sugirió que el petróleo exportado desde la refinería de Puerto La Cruz tendría que ser refinado en otras refinerías antes de estar listo para ser utilizado.

Las cifras de producción de las instalaciones de PDVSA no son públicas y la empresa no respondió varias solicitudes de comentarios sobre este reporte.

Los números que cuentan la tragedia de la crisis venezolana son comparables a los de una guerra civil o una invasión extranjera.

La producción petrolera iraquí se derrumbó a cero en marzo y abril de 2003 tras la invasión encabezada por Estados Unidos, pero en enero de 2004, ya había alcanzado los niveles anteriores a la guerra. La producción de Venezuela, en cambio, se está colapsando lentamente. Perdió aproximadamente 1 millón de barriles por día en los últimos dos años, según cifras de la OPEP y Standard & Poor’s.

Estas cifras se traducen en una jungla de concreto en los alrededores de Punta de Mata, donde la mayoría de los pozos de petróleo no están en operación.

La narración sigue un patrón común. Una parte mecánica se descompone, pero no hay reemplazos, por lo que el pozo de petróleo cae en desuso. Una vez que se agota un pozo, no se perforan nuevos pozos. Si un accidente requiere que se cierre un pozo, no se vuelve a abrir.

Trabajadores de la empresa china CNPC.

Pero hay algo mucho peor que cerrar los pozos. Varios trabajadores relataron historias de bandas que atacan los pozos en medio de la noche, robando todo, desde los teléfonos móviles de los petroleros hasta excavadoras y remolques.

Un pozo operado por la compañía china CNPC fue atacado en la segunda semana de enero. Tres de sus trabajadores confirmaron, hablando bajo condición de anonimato, que varios criminales enmascarados ingresaron al recinto del pozo y sometieron a ocho trabajadores y un soldado de la Guardia Nacional y robaron alrededor de tres camionetas llenas de computadoras, pantallas de televisión y máquinas de oficina. Uno de estos hombres fue testigo del ataque, mientras que los otros dos dijeron que escucharon sobre el incidente a través de colegas. CNPC no respondió a las solicitudes de comentarios.

Para muchos trabajadores, este tipo de criminalidad es muy común.

“Los delincuentes están armados, incluso creo que están mejor armados que el Gobierno”, dijo el petrolero convertido en taxista. “Todo lo que encuentran lo toman. Y nadie lucha contra ellos porque no vienen solo dos o tres, a veces entran 15 personas, o más”, agregó.

Atrapados entre un salario inútil y el temor de ser lastimados, muchos de los trabajadores petroleros se han estado preguntando por qué todavía están aguantando.

“Lo único de lo que estoy orgulloso por ser un trabajador petrolero”, dijo, “es el seguro de salud. Nada más”.