Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Camilo. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.
(CNN Español) – El nuevo presidente de Colombia, Iván Duque, promete no hacer trizas los acuerdos de paz. Y su contendiente, el exguerrillero Gustavo Petro, pronostica que sus votantes no van “a permitir que regresen el país a la guerra”.
La reconciliación nacional será la tarea grande de Duque y en teoría, la de sus opositores.
Porque Colombia, aunque sea un país fracturado y dividido, es mucho más que una tierra de trincheras y barricadas.
Pero una cosa es lo que dicen los políticos en campaña y otra lo que dicen y callan en el poder. O en la oposición.
Iván Duque no lo va a tener fácil con Gustavo Petro, que anuncia batalla desde la oposición.
Por cierto, en respuesta a lo que publicó un medio de comunicación que ofreció imágenes de los seguidores de Petro devastados por la derrota, el exguerrillero preguntaba desafiante en Twitter: “¿Cuál derrota?”
Y precisaba, apoyándose en esa muleta tan patética como fútil que es el lenguaje inclusivo, que “ocho millones de colombianos y colombianas”, habían votado por él. A tales votantes, Petro los llamó “abejitas libres, poco domadas”, como si el resto de los electores no tuviera capacidad alguna de discernir más allá de las emociones básicas.
Duque prometió “no hacer trizas” los acuerdos de paz, –que es lo que piden los sectores más radicales de su partido–, abogó por la reunificación nacional y aseguró que en Colombia “no hay ciudadanos vencidos”.
Lo que dice uno y otro suena bien en estos momentos en que todo parece comenzar de nuevo, pero recordemos que un montón de palabras bien usadas no cambian la realidad. En el mejor de los casos, esas palabras podrían significar que algo tiene que cambiar, pero no necesariamente propician el cambio. Aun así, hay ciertas frases que electrizan como esa promesa de Duque, de “no hacer trizas” los acuerdos de paz y esa otra promesa de Petro de que “algún día muy pronto, entraremos al palacio de Nariño”.
Ojalá que sea solo con el poder que confieren los votos.