(CNN) – Justo antes del anochecer del pasado viernes, una camioneta blanca se detuvo en la prisión Northern Neck Regional, un edificio con tejado verde de tiro bajo, alrededor de 4,8 kilómetros de la orilla del río Rappahannock en Virginia, Estados Unidos.
Adentro de la camioneta se encontraba Paul Manafort, el exjefe de campaña del hoy presidente de EE.UU., Donald Trummp.
El vehículo blanco había salido con Manafort del tribunal federal en el centro de la ciudad de Washington, tres horas antes.
En el sistema federal, no hay una foto de prontuario de él. Si Manafort es declarado culpable y enviado a prisión por el tiempo que los fiscales esperan, el hombre de 69 años no volverá a ser visto en libertad.
Vistiendo un traje azul marino a rayas, una camisa blanca y una corbata vino tinto, el exjefe de campaña de Trump fue visto por última vez el viernes pasado en una corte federal de Washington, el mismo tribunal ante el que compareció casi una docena de veces desde su arresto en octubre. Durante los últimos ocho meses, vivió en su apartamento de Alexandria, Virginia, bajo arresto domiciliario. Una condición tan confinada e incómoda que incluso un médico le escribió al juez sobre estas circunstancias.
Pero los alguaciles del tribunal debieron seguir las órdenes del juez, tras una tensa audiencia en la mañana del viernes. Le quitaron el cinturón, billetera y corbata a Manafort minutos después de que se ordenara su detención, dejando al hombre que alguna vez gastó 130.000 dólares en una tienda de ropa en Beverly Hills sin las comodidades con las que llegó a la corte.
Después, Manafort desapareció. De repente, bajo la custodia del Servicio de Alguaciles de Estados Unidos, fue llevado a los pasillos traseros y al sótano del juzgado en la Avenida Pensilvania. Sus abogados, esposa, familia y amigos ya habían salido del lugar y los más de 100 periodistas, fotógrafos, abogados y espectadores se disiparon. Manafort permaneció en el edificio, parecido a una fortaleza, por más de cinco horas, incapaz de marcharse por su propia cuenta en la Range Rover de la que solía depender.
Ahora se encuentra en la prisión Northern Neck Regional, Virginia: su nombre figura entre las más de 500 personas que permanecen allí. Su unidad de vivienda aparece como “VIP”en el sitio web de la cárcel. Él era el único preso en el centro de reclusión con esa descripción de la unidad de vivienda hasta el pasado sábado.
La razón legal por la que está allí figura como un vago delito contra el “estatuto federal”, según la lista de reclusos de la prisión publicada en línea. Técnicamente, Manafort se encuentra allí por manipular testigos y está a la espera de sus dos juicios en julio y septiembre, después de que un juez federal revocara su fianza porque presuntamente cometió un crimen desde su arresto.
El exjefe de campaña de Trump ha mantenido que es inocente de los 25 cargos penales en su contra, que van desde la obstrucción a la justicia y conspiración, hasta infracciones en los registros de su cabildeo en el extranjero y fraude bancario. Un portavoz de Manafort se negó a comentar sobre este informe.
La cárcel que le tocó a Manafort
Los cargos de los que acusan a Manafort no son precisamente el tipo de delitos que llenan esta prisión.
La cárcel Northern Neck Regiona en Warsaw, Virginia, abrió sus puertas en 1995. Principalmente, es propiedad y de uso de los condados que la rodean. Eso quiere decir que muchos de los crímenes por los que las personas llegan allí son una muestra representativa de los incidentes locales, como delitos relacionados con drogas, robos y asaltos.
El Gobierno federal renta el espacio para los reclusos. La descripción de una de las compañías de arquitectura del lugar señala que es una construcción “en armonía con su entorno rural”… pero con un perímetro de máxima seguridad.
La cárcel no tiene sobrepoblación y, de hecho, alberga a unas pocas personas sin hogar, de acuerdo a un estudio estatal de hace dos años sobre la salud mental en las prisiones de Virgina. El centro de reclusión tampoco registró informes de agresiones entre internos durante el mes utilizado para dicha investigación.
Sin embargo, la prisión ha tenido su parte de reclusos e incidentes de alto perfil. Michael Vick, el exmariscal de campo de la NFL, que fue enviado a prisión por una conspiración para peleas de perros, permaneció en una celda del tamaño de un dormitorio con inodoro, ducha y lavamanos durante dos meses a fines del 2007, según las descripciones publicadas por ESPN The Magazine. Y el cantante de R&B Chris Brown esperó dentro de Northern Neck por su juicio de asalto menor en 2014, que finalmente terminó por evitar al declararse culpable.
Como muchas cárceles, esta también ha enfrentado demandas por homicidio por negligencia y lesiones durante los últimos años, así como suicidios de reclusos, según informes de noticias locales.
Preso número 45343
Los familiares y amigos tienen privilegios de visita durante una hora por semana. Y, si se cree en los comentarios en línea, Manafort podrá recibir cartas de extraños.
Esta cárcel, de todas las prisiones dentro de la zona, era la mejor para Manafort en este momento, según determinó el Servicio de Alguaciles de Estados Unidos.
Por lo general, la corte federal de Washington, donde Manafort comparece a menudo, tiende a enviar a sus acusados a la cercana cárcel de la ciudad. Pero ese entorno, con una población más propensa a los crímenes violentos y la indigencia, era demasiado arriesgado para un hombre como Manafort, quien en algún momento fue presentado como la mano firme que necesitaba la campaña de Donald Trump, solo para terminar bajo un aluvión de noticias y otras presiones 144 días después de ser contratado. Desde que renunció a la campaña, innumerables historias han narrado sus presuntos delitos, especialmente aquellos que involucran millones de dólares, un estilo de vida cómodo y contactos con rusos y ucranianos.
Les tomará dos horas en carro al puñado de abogados de Manafort ir desde Washington hasta la prisión para reunirse con su cliente mientras preparan en juicio.
El recluso número 45343 usará un uniforme de la cárcel para las audiencias con un juez. Cuando comparezca ante un jurado, se le permitirá usar la ropa que los miembros de su familia le traigan.
Si Manafort se declara culpable de un delito de cuello blanco o un jurado determina que lo es, le esperan una prisión federal o una cárcel. Y eso es muy diferente: los reclusos se clasifican en instalaciones de baja a alta seguridad según sus crímenes e historias.
Pero hasta su juicio, los días de Manafort caerán en una rutina forzada, como se describe en un sitio web privado que narra cómo son las cárceles del país. Despertar temprano, pasar lista, desayunar. Participar en la escuela o en un programa de trabajo. Almorzar, pasar lista, trabajar. Las noches en su celda o en un salón común con un televisor. Y repetir eso cada día.