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(CNN) – Antoine Griezmann llegó a Rusia 2018 como una de las estrellas para ver. Si bien el protagonismo en Francia se lo ha llevado Kylian Mbappé, Antoine Griezmann ha demostrado con goles clave por qué puede llevar a Francia al título. Uno de esos goles lo marcó este viernes, ante Uruguay.

Pero no lo celebró.

¿Por qué?

Antes del partido, el francés, que milita en el Atlético de Madrid y habla perfecto español, confesó su cariño por el país sudamericano y dice que le gusta el mate. Después de todo ha tenido varios compañeros uruguayos, entre ellos Diego Godín y José María Giménez, figuras de la selección charrúa.

Al minuto 61 de juego en el partido de cuartos de final, Griezmann le apostó a un disparo de larga distancia y, para sorpresa de todos, el arquero Fernando Muslera perdió el control de un balón que no planteaba gran desafío. Fue el segundo gol de Francia, que era superior a su rival, y el encuentro parecía sentenciado.

Griezmann se quedó quieto mientras sus compañeros se acercaban dichosos.

La razón la dijo en la zona mixta ante los periodistas después del partido: “En frente había compañeros y amigos, no quería gritar el gol”.

“Los uruguayos me dieron mucho, me enseñaron los primeros pasos, les debo mucho”, dijo.

Griezmann, que recientemente anunció que seguirá en el Atlético, saludó a Godín —padrino de su hija, por cierto— y a Giménez.

A propósito, a pesar del cariño profesado por Griezmann, el uruguayo Luis Suárez fue claro: “Para que vean que no es uruguayo, es francés y nos hizo un gol”.

Es cierto, así es el fútbol.