(CNN) – El trabajo de los fotógrafos de guerra es capturar las imágenes más horripilantes de la Tierra, manteniendo los ojos abiertos donde otros deben mirar hacia otro lado.
Estas son las personas que arrastran las cámaras a las profundidades más oscuras de la humanidad. Lugares demasiado truculentos, desgarradores y peligrosos para que la persona promedio pueda digerirlo.
MIRA: Un fotógrafo ofrece una perspectiva distinta de los veteranos de guerra de EE.UU.
Regresan ofreciéndonos una pequeña ventana al infierno de otros. Y a veces directamente no regresan.
La muerte de la fotógrafa de guerra Anja Niedringhaus, mientras cubría las elecciones en Afganistán, la convirtió en la 32ª agente de Associated Press en perder su vida en el trabajo.
La periodista alemana ganadora del premio Pulitzer, de 48 años, fue asesinada a tiros por un policía afgano mientras estaba sentada en un coche esperando pasar por un puesto de control.
Ella había trabajado en la región más de 20 años.
Trágica Taro
Han pasado casi 70 años desde que la primera fotógrafa de guerra murió en esta línea de trabajo, y aunque pocos sabrán su nombre, muchos reconocerán a su famoso amante.
Gerda Taro tenía 26 años (nació el 1 de agosto de 1910) cuando murió cubriendo la Guerra Civil española en 1937. La jovial y atrevida fotógrafa supuestamente abandonó las trincheras ese día solo porque su película se acabó, eufórica con las fantásticas imágenes que creía haber capturado.
MIRA: El momento de la explosión: la última foto de una soldado antes de morir
Pero el automóvil en el que estaba viajando a casa chocó contra un tanque fuera de control, aplastándola. Las fotografías de Taro de ese día nunca fueron encontradas.
Una pérdida para Capa
El hombre que la esperaba era Robert Capa, posiblemente el fotógrafo de guerra más famoso del siglo XX, conocido por sus inquietantes imágenes de soldados que emergían del mar durante los desembarcos del Día D.
Cuando escuchó las noticias de la muerte de Taro, Capa estaba “completamente devastado”, dijo Jane Rogoyska, autora del libro “Gerda Taro: Inventing Robert Capa” [“Gerda Taro: Inventando a Robert Capa”].
“Cuando recibió la llamada simplemente colapsó. Y durante las siguientes semanas se sintió angustiado. Eran almas gemelas de muchas maneras”.
Amor en tiempos de guerra
Su relación comenzó en París tres años antes. Ambos eran inmigrantes judíos sin un céntimo huyendo de la persecución: él de Hungría, ella de Alemania.
Cambiaron sus nombres e inventaron nuevas vidas para ellos mismos como fotógrafos: Capa enseñó a Taro a tomar fotos y ella consiguió que el desaliñado joven apareciera como presentable ante los empleadores.
MIRA:La batalla más importante de EE.UU. en la Segunda Guerra vista por el mejor fotógrafo
“Eran personas increíblemente atractivas, muy encantadoras, muy carismáticas”, dijo Rogoyska.
“Realmente no tenían más que su talento y su ingenio para sobrevivir. Y creo que su valentía en parte vino de su juventud”.
Secuencia de imágenes
Con esa valentía, vinieron los riesgos.
“Si tus fotografías no son lo suficientemente buenas, es que no estás lo suficientemente cerca”, dijo Capa una famosa vez, y después de la muerte de Taro se sintió responsable no solo de haberla iniciado a la fotografía, sino de no haberla protegido el día de su muerte.
“Taro, al igual que Capa, tenía fama de acercarse a la acción”, dijo Rogoyska.
“Ambos tenían una política de realmente tratar de involucrarse con lo que era vivir la guerra, ya fuera con civiles o en la primera línea. Era una idea bastante moderna, por lo que eran imágenes realmente sorprendentes”.
De hecho, mira a través de las imágenes de Taro y encontrarás soldados apiñados en trincheras escribiendo cartas a sus seres queridos, o víctimas ensangrentadas de ataques aéreos que son llevadas en camillas, sus expresiones de dolor inquietantemente cerca.
¿Adictos a la adrenalina?
El día que ella murió, Taro esta eufórica, sosteniendo sin miedo su cámara para obtener las mejores tomas, según Ted Allan, el periodista canadiense que viajaba con ella en ese momento.
¿Qué impulsa a los fotógrafos de guerra a arriesgar sus vidas por una imagen?
“La idea de que todos los corresponsales de guerra sean adictos a la adrenalina es un cliché”, dijo Kate Brooks, fotoperiodista estadounidense que cubrió la invasión de Iraq en 2003.
“En general, los periodistas se impulsan por algo mucho más profundo”, dijo, y agregó: “La documentación es vital por el bien de la memoria colectiva, la responsabilidad y la comprensión”.
La maleta mexicana
El descubrimiento de una “Maleta mexicana” que contenía miles de negativos pertenecientes a Taro, Capa y su colega fotógrafo David Seymour (conocido como “Chim”) hace algunos años, reveló cuán prolífica fue su cobertura bélica.
MIRA: Niñas refugiadas sirias: qué quiero ser cuando sea grande
Muchas fotografías atribuidas a Capa ahora han sido identificadas como de Taro.
“El trabajo de Taro fue, hasta hace muy poco, ampliamente pasado por alto en la historia”, dijo Brooks, autora de “In the Light of Darkness: A Photographer’s Journey after 9/11” [“En la luz de la oscuridad: un viaje de un fotógrafo después del 11 de septiembre”].
Nunca sabremos qué pudo haber sido de la carrera de Taro, si hubiera sobrevivido.
Pero su ventana en un momento trascendental en la historia, para siempre congelado en blanco y negro, permanece.