(CNN) – La última vez que un papa fue a Irlanda fue en 1979. Colm O’Gorman recuerda que sintonizó la cobertura televisiva en vivo de la visita en casa de su familia en el condado de Wexford.
El adolescente observó con gran atención cómo el papa Juan Pablo II celebró una “misa de jóvenes” en la ciudad portuaria de Galway como una estrella de rock. Un año y medio después, O’Gorman fue violado por primera vez por un sacerdote católico.
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“Cuando recuerdo la visita y veo cómo se ha recordado, pienso en mí a los 13 años. Iba a la escuela católica, era monaguillo, el grupo de jóvenes al que asistía tenía su sede en un convento. En todo lo que hice, durante toda mi vida, la Iglesia estuvo en el centro”, dijo O’Gorman.
Este fin de semana será un momento de reconocimiento para los sobrevivientes en Irlanda y en todo el mundo, ya que el papa Francisco llega a la primera visita papal al país en casi cuatro décadas en medio de una creciente protesta por los escándalos de abuso relacionados con la Iglesia.
El domingo, mientras el papa dará una misa a los fieles en el Phoenix Park de Dublín, al otro lado de la ciudad, en el Jardín del Recuerdo, O’Gorman, que ahora es el director ejecutivo de Amnistía Internacional Irlanda, se unirá a miles para protestar contra el abuso.
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El viaje del papa coincide con el Encuentro Mundial de las Familias, una reunión de la Iglesia católica que fue arrojada al caos la semana pasada por un informe de un jurado investigador de Pensilvania que detalla décadas de abusos sexuales por parte de los sacerdotes y encubrimientos de los obispos.
En respuesta a la creciente ira por las revelaciones, el papa emitió una carta el lunes reconociendo que la Iglesia no actuó ante los abusos, pero la disculpa ha sido criticada por las víctimas, así como por los miembros del clero irlandés, por no ir lo suficientemente lejos.
Además, el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, suscitó indignación a principios de este mes cuando indicó que el tiempo sería “muy ajustado” para que el papa se reuniera con sobrevivientes de abusos en su visita de dos días. El Vaticano rompió con la tradición el martes confirmando que las reuniones privadas de hecho tendrían lugar.
O’Gorman, quien demandó a la Iglesia, y ganó, por haber sido abusado sexualmente por un sacerdote entre 1981 y 1983, dijo que el anuncio del Vaticano había creado una “telenovela” en Irlanda, y que los medios llamaban reiteradamente a los supervivientes para preguntarles si a ellos se les concedió una audiencia con el pontífice.
O’Gorman dijo que, si el papa se preocupara por las víctimas, estaría colgando los documentos relacionados con el abuso del clero en la plaza de San Pedro en Roma para que el mundo los vea.
A medida que la Iglesia católica continúa sacudida por escándalos de abuso sexual en todo el mundo (los últimos en EE.UU., Chile y Australia) aumenta la presión para que el Vaticano publique registros de sus archivos secretos.
El lunes, BishopAccountability.org, una organización sin fines de lucro con sede en EE.UU. que rastrea las denuncias de abusos contra el clero católico, publicó por primera vez los nombres de más de 80 clérigos católicos en Irlanda e Irlanda del Norte que, dicen, fueron condenados por abuso infantil.
“Hay tantos nombres desconocidos en Irlanda, tantos sacerdotes acusados que están bajo el radar”, dijo a CNN Terry McKiernan, fundador de BishopAccountability.org, y agregó que la organización espera que la base de datos aliente a la Iglesia a hacer públicos los nombres de todos los sacerdotes sancionados por abusos.
Mark Vincent Healy, quien fue abusado sexualmente por dos sacerdotes, ayudó a BishopAccountability.org a compilar la lista. En 2014, se convirtió en el primer sobreviviente masculino de abuso sexual clerical en Irlanda que se reunió con el papa Francisco, pero dice que la Iglesia no ha hecho lo suficiente en los años transcurridos.
“Todavía estamos luchando contra el mismo régimen de prescripción, todavía estamos tratando de obtener servicios para sobrevivientes, todavía estamos tratando de frenar las tasas de autolesión y suicidio, todavía estamos tratando de abrir registros cerrados. Esto va demasiado lento”, dijo Healy a CNN.
Los sobrevivientes de toda Irlanda se hacen eco de llamados urgentes a la acción y se exasperan por las mismas disculpas de “cortar y pegar”.
Marie Collins, quien fue agredida por un sacerdote cuando tenía 13 años, renunció el año pasado de una comisión especial del Vaticano creada por el papa Francisco para enfrentar el abuso infantil, diciendo que los clérigos de la Iglesia se negaron a implementar sus políticas de seguridad sugeridas.
“Lo que me gustaría ver cuando el papa venga a Irlanda, es que salga, no que haga este tipo de declaraciones de ‘lo lamentamos’, sino decirnos qué va a hacer, y hacerlo”, dijo Collins a CNN. “Y debe ser algo concreto”.
Pero hay menos consenso acerca de cuáles podrían ser esos pasos concretos.
Desde que se publicaron los primeros informes de sacerdotes que abusaron en Irlanda, en 2005, un torrente de revelaciones detallando abusos y maltratos en instituciones dirigidas por católicos, desde orfanatos hasta escuelas industriales, casas de trabajo conocidas como Magdalene Laundries y las llamadas casas para madres y bebés han seguido.
Mientras que Irlanda ha prometido 1.500 millones de euros a las víctimas a través de un programa de reparación financiera, el sobreviviente de abuso Michael O’Brien dijo que la compensación no era suficiente, pidiendo al papa Francisco que hiciera más.
“Debe hablar con nosotros y decirnos lo que va a hacer con respecto a la violación de niños que han cometido los sacerdotes de la Iglesia católica hoy”, dijo O’Brien, un expolítico que saltó a la fama hace una década después de revelar en televisión que fue abusado en una escuela católica cuando era niño.
“Estamos hartos de todo esto. Queremos el cierre. Queremos que pare”, dijo a CNN.
“No veo nada al final del túnel. Hasta que escuche algo más del papa, no lo creeré”.