(CNN) – Donald Trump, presidente de Estados Unidos, presionó al Congreso para que apruebe su nuevo acuerdo comercial con Canadá y México, y dijo este sábado por la noche que tiene la intención de rescindir el Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA o TLCAN).
Eso dejaría al Congreso con dos opciones: aprobar el Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá, o arriesgarse a no tener un acuerdo comercial vigente.
“Terminaré formalmente con el NAFTA en breve”, dijo Trump a los reporteros a bordo del Air Force One, cuando retornaba de la cumbre del G20 en Argentina.
“Nos deshacemos del NAFTA. Ha sido un desastre para Estados Unidos. Nos causó enormes cantidades de desempleo, pérdidas y pérdidas en empresas y más”, agregó.
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Trump, junto con el primer ministro canadiense Justin Trudeau y el saliente presidente mexicano Enrique Peña Nieto, firmaron un nuevo acuerdo este viernes después de más de un año de negociaciones.
Pero sus respectivos cuerpos legislativos aún deben aprobar el acuerdo, conocido como USMCA, antes de que entre en vigencia.
Trump puede retirarse formalmente del TLCAN seis meses después de que notifique a las otras dos partes. Necesitará que los demócratas apoyen el USMCA, especialmente en la Cámara donde el partido tomará el control en enero.
Los funcionarios de la Casa Blanca han expresado su optimismo de que un nuevo requisito de salario para los trabajadores automotrices, así como una disposición que aborde los derechos de los trabajadores mexicanos, atraería a los demócratas. Pero algunos miembros del partido siguen sin estar convencidos de que esas disposiciones sean factibles.
La representante Nancy Pelosi, a quien los demócratas han nominado como oradora de la Cámara el próximo año, calificó el acuerdo de “trabajo en progreso”. Dijo que no es algo que los demócratas “puedan decir sí o no” por el momento.
El senador demócrata de Ohio, Sherrod Brown, dijo este domingo en CNN que desea que el nuevo acuerdo tenga estándares laborales más sólidos y protecciones contra la contratación externa.
“Entiendo que el presidente dijo que es definitivo. El presidente necesita hablar con el Congreso sobre esto. Podemos volver a la mesa con mexicanos y canadienses y hacer normas laborales más estrictas”, dijo.
Algunos republicanos también se muestran escépticos ante el USMCA. El senador de Pensilvania Pat Toomey dijo esta semana que el nuevo acuerdo no es tan bueno como el TLCAN original, pero que podría apoyarlo con “algunos ajustes que lo mueven en la dirección de un acuerdo más favorable al comercio”.
El Congreso puede sugerir pequeños cambios a la legislación sin enviar a las tres partes a la mesa de negociaciones. Es probable que esperen un estudio de impacto económico de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos antes de votar el acuerdo. La comisión tiene 105 días, o hasta mediados de marzo, para entregar el informe al Congreso.
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En una audiencia de dos días celebrada el mes pasado, la Comisión de Comercio Internacional escuchó a varios grupos que se verían afectados por el acuerdo. A algunos fabricantes de automóviles les preocupa que una nueva regla que requiera que se realicen más partes de un vehículo en América del Norte podría ser complicada y costosa de cumplir. Los fabricantes de prendas de vestir dijeron que una nueva disposición podría dificultar la fabricación de ropa dentro de la región, y los productores de frutas y hortalizas argumentaron que el acuerdo no los protege de productos de menor precio provenientes de México.
Docenas de grupos de la industria, desde fabricantes hasta agricultores, han presionado a la administración para que elimine aranceles separados sobre las importaciones de acero y aluminio antes de que el USMCA entre en vigencia. Argumentan que los impuestos podrían cancelar cualquier beneficio generado por el nuevo acuerdo comercial.