(CNN) – La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, se prepara para enfrentar otro vertiginoso día en el Parlamento mientras lucha por salvar su cargo tras la aplastante derrota sobre el brexit del martes.
La incertidumbre ahora se cierne sobre los próximos pasos de May. El miércoles al mediodía, se enfrentará a los legisladores para un turno de preguntas, durante el cual es probable que se enfrente a la presión de los que buscan su renuncia.
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Inmediatamente después, el Parlamento comenzará a debatir una moción de censura contra el gobierno de May, con lo que podría caer y propiciar una elección general.
Si bien las posibilidades de superar la moción de censura son favorables para May, es casi seguro que el proceso será amargo y podría exponer nuevas divisiones dentro de su Partido Conservador.
La imposibilidad de desencadenar una nueva elección envalentonará a quienes piden un segundo referéndum sobre el brexit, algo que May ha advertido que podría ser desastroso.
Mientras el opositor Partido Laborista sigue oficialmente comprometido a cumplir con el brexit, el apoyo al segundo referéndum ha crecido dentro del partido, y hay altos cargos que indican que apoyarían una nueva votación si no se puede forzar una elección general.
Sobre todo esto se cierne el 29 de marzo, la fecha en que el Reino Unido debe abandonar la Unión Europea, actualmente sin ningún tipo de acuerdo establecido para hacerlo. Los expertos advirtieron que un brexit sin acuerdo podría generar caos en los viajes, escasez de alimentos y una recesión económica catastrófica.
¿Puede dimitir?
El mes pasado, May encaró un desafío de su liderazgo por parte de parlamentarios a favor del brexit en su propio partido. Un segundo desafío en su contra no podrá volver a ser lanzado en casi 12 meses, según las reglas del partido.
Sin embargo, esto no impide que May renuncie y propicie una competencia para encontrar un nuevo líder del Partido Conservador y – como este es el partido principal en el Parlamento – un nuevo primer ministro.
May ha dicho que, en cualquier caso, renunciará antes de las próximas elecciones, previstas para 2022 bajo una ley que fija un periodo de cinco años a menos que avance una moción de censura.
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También existe la posibilidad de que la primera ministra – después de meses de humillaciones, estrés y oprobio – simplemente decida renunciar a un papel cada vez más ingrato. Su predecesor, David Cameron, juró no renunciar si perdía el referéndum original del brexit, y luego lo hizo rápidamente.
Moción de censura
Si la moción de censura es exitosa, May tiene dos semanas para recuperar la confianza del Parlamento. De lo contrario, se debe convocar una elección general.
Las señales no son especialmente buenas para los laboristas. La derrota de May el martes se debió en gran parte a una rebelión liderada por el ala derecha de su partido. Si hay alguien a quien los defensores del brexit odian más que a May es al líder laborista Jeremy Corbyn y no tienen intención de abrirle la puerta para que se convierta en primer ministro.
Los laboristas, teóricamente, podrían derrocar al gobierno sin la ayuda de demasiados rebeldes conservadores si los aliados de May -el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte (DUP) - rompen con el gobierno. Desafortunadamente para Corbyn, el DUP ya ha dicho que respaldará a la primera ministra.
Otros partidos de la oposición apoyan el llamado de los laboristas a una elección, pero salvo una demoledora rebelión en masa entre los conservadores, es probable que no tengan los números necesarios.
Si los laboristas triunfan, la situación probablemente sería aún más caótica: los partidos tendrían que decidir si implementarían el brexit y cómo lo harían, y el tema casi seguramente dominaría la campaña electoral, lo que podría sacudir el panorama político como nunca antes.
Segundo referéndum
Si -y probablemente cuando- los laboristas no puedan derrocar al gobierno de May, el partido podría comenzar a hacer campaña para un segundo referéndum sobre permanecer en la Unión Europea, según Keir Starmer, secretario para el brexit del gabinete en la sombra de los laboristas.
Los partidarios de tal votación argumentan que este aclararía la situación sin los reclamos dudosos y desacreditados previos a la primera votación. Casi todos los que apoyan la propuesta son del bando perdedor de 2016.
En el bando favorable al brexit, los activistas sostienen que ya existe claridad: el país votó por irse. Ven un segundo referéndum como un intento antidemocrático para revertir la derrota.
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En un discurso pronunciado el lunes, May dijo que “la fe de las personas en el proceso democrático y sus políticos sufriría daños catastróficos” si se celebrase un segundo referéndum.
Entre los dos bandos, hay un gran temor, incluso entre los que respaldan la permanencia en la UE, de que un segundo referéndum sea un proceso perjudicial que podría causar un daño duradero a la política británica.
Ya ha habido advertencias sobre una mayor actividad de ultraderecha dirigida a los partidarios de un segundo referéndum. Muchos diputados escriben a la policía de Londres para quejarse de manifestantes involucrados en “actos potencialmente intimidatorios y delictivos” fuera del Parlamento.
Brexit sin acuerdo
Todas las opciones anteriores tomarán tiempo, algo que el Reino Unido cada vez tiene menos.
Tal como están las cosas, el 29 de marzo, el país abandonará la UE sin haberse establecido un acuerdo. Según todas las estimaciones, esto sería desastroso, tanto para la economía británica como para la de sus vecinos, e incluso podría afectar al suministro de combustible y alimentos en el Reino Unido.
El vecino más cercano del Reino Unido, Irlanda, está preparando, según los informes, un “megapaquete” de leyes para llevar al parlamento en caso de que no se llegue a ningún acuerdo.
La propia May advirtió que un Brexit sin acuerdo sería una “amenaza real para nuestra unión (británica)”, y que podría alimentar los movimientos de independencia en Escocia e Irlanda del Norte.
La semana pasada, el Parlamento votó a favor de imponer restricciones financieras al gobierno en cualquier escenario de “no acuerdo”, un intento de evitar la peor opción.
Revocar el Artículo 50
Si tiempo es lo único que los parlamentarios no tienen, hay una opción que podría ayudarles a conseguir un poco: buscar una extensión del plazo del 29 de marzo bajo el Artículo 50 o revocarlo por completo.
El Artículo 50 es la parte de la legislación de la Unión Europea por la que se inició el proceso de salida del Reino Unido, el primer miembro de la UE que lo ha hecho.
Hasta el mes de marzo, el Reino Unido seguirá siendo un estado miembro de la UE. La revocación del Artículo 50 suspendería el proceso y se mantendría la situación actual. Recientemente, el Tribunal de Justicia de Europa ha dictaminado que Londres podría hacerlo de forma unilateral, sin consultar a otros Estados de la UE.
“El Reino Unido puede revocar unilateralmente la notificación de su intención de retirarse de la UE”, dictaminó el tribunal el mes pasado.
Hacerlo no significa necesariamente que no haya brexit. El Reino Unido siempre podría invocar el artículo 50 una vez que se haya establecido un plan de transición claro, pero le daría tiempo al Parlamento británico para aclarar la situación. También es probable que se necesite ese tiempo para celebrar un segundo referéndum o elecciones generales.
Algunos podrían esperar que al hacer eso, los legisladores simplemente puedan detener todo el proceso. El referéndum del brexit no era jurídicamente vinculante y, si el Parlamento no quiere proceder, técnicamente no tiene que hacerlo.
“Si un acuerdo es imposible, y nadie quiere que deje de haberlo, ¿quién tendrá finalmente la valentía de decir cuál es la única solución positiva?”, tuiteó el martes por la noche el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.