Nota del editor: Roberto Rave es politólogo con posgrado en Negocios Internacionales y Comercio Exterior por la Universidad Externado, de Colombia, y la Universidad Columbia de Nueva York. Con estudios en Gerencia de la Universidad IESE de España y candidato a MBA de la Universidad de Miami. Es columnista del diario económico colombiano La República. Fue escogido por el Instituto Internacional Republicano como uno de los 40 jóvenes líderes más influyentes del continente. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.
(CNN Español) – Las revoluciones industriales son grandes transformaciones tecnológicas, sociales, políticas y económicas que implican un importante salto en la producción industrial y en la integración de la humanidad. Actualmente estamos presenciando el cuarto de estos cambios: el de la inteligencia artificial y la robótica. La región latinoamericana no puede quedar marginada de esta tendencia mundial, tampoco debería seguir a la zaga de otras regiones del planeta como Asia, Norteamérica y Europa, donde se están desarrollando los principales avances tecnológicos de hoy.
Es tal la importancia de preparase adecuadamente para los retos de los cambios tecnológicos y económicos que se avecinan, que el Foro Económico Mundial, que se está celebrando por estos días, tiene como su tema de discusión central el de los desafíos de la cuarta revolución industrial. Se titula: “La globalización 4.0: cómo diseñar una arquitectura global en tiempos de la cuarta revolución industrial”. Este foro, que se celebra anualmente, es uno de los espacios de reflexión, relaciones públicas y debate de ideas más importantes del orbe. A él acuden varios de los políticos, gobernantes, economistas, intelectuales, empresarios e inversionistas más destacados del mundo.
Desde hace poco más de un año, soy miembro activo de la red de jóvenes líderes del Foro Económico Mundial en Medellín, Colombia, conocido como Global Shapers. Allí he podido aprender sobre las grandes discusiones que, día tras día, se dan respecto a asuntos como el emprendimiento, el empleo, el medio ambiente, la informalidad laboral, la responsabilidad social, tanto del ámbito político como empresarial, y, en particular, la cuarta revolución industrial.
En la reunión de este año, la discusión del Foro Económico está marcada por la ausencia de gobernantes como la primera ministra británica, Theresa May, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quienes enfrentan en este momento duros problemas políticos que reflejan los retos que encara el mundo. Estos problemas, además, han influido en la disminución de las perspectivas mundiales de crecimiento económico para este año, lo cual constituye un reto adicional para el crecimiento de las economías latinoamericanas, debido a su elevada dependencia del desempeño macroeconómico de las grandes potencias globales.
Ahora bien, ¿cómo están preparándose los países y las ciudades para enfrentar los grandes temas de la cuarta revolución? Asuntos como la inteligencia artificial y la transformación del mercado laboral en medio de la acelerada automatización de las industrias, la internet de las cosas, la movilidad sostenible y el crecimiento disruptivo, hacen parte de los cambios que ya están experimentando las sociedades. Ninguna de las revoluciones industriales, ni la referente a la máquina de vapor (la primera), tampoco la del desarrollo del motor de combustión interna (la segunda) o la que hace alusión al desarrollo de la computación e internet (la tercera), promete ser tan masiva y democrática como la cuarta revolución. La utilización adecuada de los nuevos medios tecnológicos permitiría, por ejemplo, la disminución de la corrupción por medio del sistema Block Chain, al igual que una satisfacción más completa de los ciudadanos por medio de servicios guiados por la internet de las cosas. Con la nueva revolución se avecinan adelantos en la medicina y sus procedimientos, con la nanotecnología, la biomédica y la robótica. En otras palabras, la inteligencia artificial se tomará el mundo entero, casi cada lugar u objeto será influido por esta gran transformación y será, a su vez, la gran catalizadora de la democratización de los servicios. Con ello, habrá una tendencia a la disminución de la desigualdad de oportunidades, pues facilitará el acceso eficaz, barato y fácil de cualquier ciudadano a múltiples servicios.
Sin embargo, el Foro Económico planea un gran problema fruto del descontento de la población mundial: los populismos y nacionalismos. Klaus Schwab, fundador y director ejecutivo del Foro Económico Mundial, enfatiza que el descontento ha llevado al mundo a estos extremos políticos. En la actualidad muchas economías se han cerrado, buscando protegerse de los factores exógenos de una economía ambivalente e inestable. No obstante, estas amenazas presentan retos que pueden ser aprovechados por Latinoamérica para generar desarrollo económico y humano. La guerra comercial entre China y Estados Unidos y el cambio por una economía cerrada en muchos países es un obstáculo trascendental para la cuarta revolución, la cual requiere de la globalización para tener éxito.
En el caso de Latinoamérica es de resaltar lo ocurrido en Medellín, Colombia, que será la sede del centro aliado para la cuarta revolución industrial del Foro Económico Mundial. Desde este centro se trabajará por una adecuada adopción y difusión de la cuarta revolución industrial en la región latinoamericana, anteponiendo siempre el bienestar y el desarrollo de una mayor calidad de vida para los ciudadanos. Medellín tiene un gran potencial, pues es una de las ciudades de Latinoamérica que más invierte en ciencia, tecnología e innovación: cerca del 2,14% del PIB. Además, Medellín tiene todas las condiciones para ser, en el futuro próximo, el Silicon Valley de América Latina.
La cuarta revolución es la gran oportunidad para que Latinoamérica salde sus deudas sociales y económicas. Por ejemplo, en América Latina y el Caribe, 39,3 millones de personas van a sus camas todas las noches sin nada que comer. Otro ejemplo es el rezago latinoamericano en materia de infraestructura básica respecto al mundo desarrollado, el cual llega a casi 20 años. El centro creado en Medellín será un excelente punto de encuentro, reflexión y debate para que América Latina empiece su despegue hacia el desarrollo y se convierta en uno de los principales epicentros globales de la cuarta revolución industrial.