He pasado casi dos años escarbando la historia secreta de James Brown. He entrevistado a cerca de 140 personas. He ido a las montañas de Oregón para leer el cuaderno de una mujer muerta, y a una iglesia cerca de Atlanta para escuchar una historia sobre un tubo con sangre de un muerto. Hay muchas cosas que todavía no sé. Pero estoy seguro de algo: cuando se trata del rey del soul, siempre hay que cuestionar la historia oficial.
Oficialmente, Brown murió de un ataque cardíaco y líquido en sus pulmones en un hospital de Atlanta a los 73 años en las primeras horas de la Navidad de 2006. Oficialmente, solo su representante personal, Charles Bobbit, estaba con él al final de su vida. Oficialmente, Bobbit escuchó a Brown quejarse desde su cama de que le ardía el pecho, para luego ver como se acostaba y moría. Así de simple. Un hombre mayor que vivió a tope y murió de repente. Hasta aquí, nada raro.
Pero he descubierto motivos para cuestionar esta narración. También lo han hecho otros que conocían a Brown: al menos 13 personas que han dicho que quieren una autopsia, una investigación criminal o ambas cosas.
Pero he encontrado razones para cuestionar esa narrativa, al igual que otros que conocieron a Brown -al menos 13 de los cuales dijeron que querían una autopsia, una investigación criminal, o las dos cosas.
Entre estos escépticos se cuentan Marvin Crawford, el médico que firmó el certificado de defunción de Brown; Andre White, un amigo que cree que fue asesinado; Darren Lumar, un yerno que afirmó saber que Brown fue asesinado; Frank Copsidas, representante de Brown; Daryl Brown, uno de los seis herederos incluidos en el testamento de Brown; Tomirae Brown, cuarta esposa de James Brown; Fannie Brown Burford, que se llama a sí misma “GodSister of Soul”; Anne Weston, ex corista de la banda de Brown; Rita Udom, ex médica personal de Brown; Nick Ashton-Hart, que dirigió las giras internacionales de Brown; y LaRhonda Pettit, una hija de Brown que alegó que su cripta estaba vacía.
El reverendo Al Sharpton, amigo cercano de Brown, no llegó a pedir una autopsia. Pero cuando le pregunté en 2018 sobre la muerte del músico, dijo: “Siempre he tenido y todavía tengo muchas preguntas… No me importaría que hubiera una nueva investigación”.
Y luego está Candice Hurst, peluquera de Brown, que en su libro conjeturó que hubo indicios de juego sucio en la muerte de Brown. Y Jacque Hollander, ex compositora de Brown, que dice que Candice Hurst le contó una historia que sonaba como una confesión. Hurst dice que la malinterpretaron e insiste en que no mató a Brown.
Es posible que la historia oficial sea cierta, o que Brown hubiera tomado drogas voluntariamente y sufriera una sobredosis mortal. Pero en la crónica de los últimos días de Brown, el tiempo que pasó en el hospital y los extraños 12 años desde su muerte, quedan muchos interrogantes por resolver.
Estos son 15 de esos interrogantes:
1. “¿QUÉ SALIÓ MAL EN ESA HABITACIÓN?”
En el coche afuera de la iglesia, mientras esperábamos al doctor, Andre White comenzó a contar la historia de cómo obtuvo un frasco de la sangre de James Brown.
White conocía a Brown desde hacía más de 40 años. Promovió sus conciertos y llegó a ser uno de sus mejores amigos. A fines de 2006, White convenció a su amigo enfermo de que fuera al hospital. Brown murió allí a los 73 años, y White dice que recibió un frasco de sangre de Brown de una enfermera en el hospital con el que esperaba demostrar que Brown fue asesinado.
Cuando conocí a Andre White en la iglesia de Lithonia, Georgia, me dijo que había conservado la sangre por casi 11 años. Era una mañana calurosa en agosto de 2017. White tenía 72 años, un hombre grande, con voz profunda y fuerte, y mientras pensaba en James Brown, buscaba las palabras precisas.
“Me gustaría saber”, dijo, “quién lo mató”
White se quitó las gafas y se enjugó una lágrima. Un sedán negro se detuvo. De él bajó Marvin Crawford, el pastor en la Primera Iglesia Metodista Episcopal Africana San Pablo. También era quien, como médico, firmó el acta de defunción de Brown.
Crawford nos llevó al santuario. Allí, me contó algo que contradecía la narrativa oficial sobre la muerte de James Brown: nunca creyó que Brown hubiera muerto de causas naturales.
“Cambió demasiado rápido”, dijo Crawford. “Era un paciente que nunca hubiera predicho que fuera a morir… Pero murió esa noche, y planteé esa pregunta: ¿Qué salió mal en esa habitación?”
Llevarlo al hospital había sido un logro. Brown tenía en su agenda el comienzo de una nueva gira a fines de diciembre y la grabación de tres canciones en enero, incluyendo un dueto con Aretha Franklin escrito por John Legend. Pero sin la rutina de la actuación, la salud de Brown sufría y él era propenso a abusar de las drogas. Entre sus dolencias figuraban un cáncer de próstata y diabetes. Ocioso, sentado en su casa, su estado se deterioró ese diciembre.
A Brown no le gustaba que le preguntaran por su salud o su abuso de las drogas. Andre White llamó a Marvin Crawford, su médico de familia y a la vez médico del Hospital Emory Crawford Long, y le explicó la situación. Crawford le aseguró a White que todos serían discretos. El 23 de diciembre de 2006, White acompañó a Brown al hospital por una entrada trasera.
En una suite del hospital, Crawford examinó a su paciente. Brown pensó que tenía neumonía, y esta información incorrecta habría de divulgarse ampliamente después de su muerte. Pero Crawford dice que Brown no tenía neumonía. Cuenta que detectó síntomas de insuficiencia cardíaca congestiva temprana y signos de un ataque cardíaco leve. La orina de Brown dio positivo por cocaína. Estos eran problemas tratables. Crawford le dio oxígeno, diuréticos intravenosos e inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) para relajar sus vasos sanguíneos.
“Y mejoró rápidamente”, me dijo Crawford. “Boom, boom, boom… Para las 5 en punto del 24, probablemente podría haber salido del hospital de haber querido. Pero no lo dejamos ir. Aún no íbamos a decirle que se fuera”.
Escaleras abajo en el hospital, White me contó que vio al contable de Brown, David Cannon. Tuvieron una breve conversación. White dice que Cannon necesitaba algo de Brown, algo que tenía que ver con dinero, bonos, US$ 10 millones o US$ 15 millones, y quería que White le ayudara a obtenerlos. White se negó, me dijo; dice que no sabía de qué hablaba Cannon y que no se quiso meter. Cannon se marchó del hospital.
Crawford se fue alrededor de las 7 p.m. para pasar la Nochebuena con su familia. White se quedó en la suite VIP de dos habitaciones con Brown, Charles Bobbit, su representante personal, y David Washington, otro asistente. Alrededor de las 10 p.m., Brown le dio las gracias a White por ayudarlo a recuperarse y le dijo que fuera a ver a su familia. White aceptó, pero quería garantizar que Brown estuviera seguro.
No debe quedarse solo, White dice que le comentó a Bobbit antes de irse.
Crawford estaba dormido cuando sonó el teléfono alrededor de la 1 a.m. Alguien del hospital le dijo que el corazón de Brown se había detenido. Los médicos estaban tratando de resucitarlo. Crawford corrió al hospital. Para cuando Crawford entró en la habitación, el rey estaba muerto.
Andre White llegó y habló con Bobbit, el hombre al que había dejado a cargo de Brown. Quería saber quién había visitado la suite. White dice que Bobbit le dijo que había salido de la habitación para conseguir Maalox o Ensure para Brown. Pero para White eso no tenía sentido, porque una enfermera podría haberle dado a Brown todo lo que necesitaba. Bobbit le dijo a White que Washington se había quedado dormido, aparentemente en la otra habitación de la suite, lo que significaba que hubo un momento en el que nadie vigilaba a Brown. A White le pareció que el representante personal de Brown no había cumplido con su deber y que no estaba contando toda la historia.
La parte siguiente de lo que me dijo White es difícil de verificar, pero él insiste en que es verdad. El Dr. Crawford se sentó con nosotros todo el tiempo, atento a la historia, y no dio indicios de duda.
Esto es lo que dijo White:
En la habitación de Brown, con White de pie junto al cuerpo de su amigo, una enfermera le dijo que Brown había sido visitado por un desconocido que ella no reconoció como parte de su entorno. Después de esa visita, cuenta White que le dijo la enfermera, los signos vitales de Brown se deterioraron rápidamente.
Parada al lado de White, la enfermera señaló al tubo endotraqueal de Brown.
Fíjate en esta línea, dijo ella. Tiene residuos.
Al parecer, la enfermera se refería a residuos de drogas. White no se quedó con el nombre de ella. Tampoco Crawford. Sin su nombre, no pude encontrarla. También solicité los registros médicos de Brown del hospital, pero Russell Bauknight, designado por un juez para administrar el patrimonio de Brown, no quiso dar permiso para liberarlos.
En la habitación de Brown en el hospital, dice White, la enfermera extrajo un poco de sangre del cantante de una vía intravenosa, la colocó en un tubo y se la dio. Ella le dijo que la analizaran.
Y si estoy en lo cierto, esto lo demostrará, cuenta White que le dijo ella.
Más tarde, en la mañana de Navidad, White y el Dr. Crawford se encontraron en la iglesia de Crawford. Pensaban que tendrían que hacerles saber a los asesores de Brown de sus sospechas de que no había muerto por causas naturales. Primero llamaron a Buddy Dallas, el abogado de Brown. Dicen que Dallas les dijo que a Brown le gustaba usar PCP (fenciclidina). Luego llamaron a David Cannon, el contador de Brown.
“Nos comunicamos con el Sr. Cannon, y se lo mencionamos”, dijo White. “Él dijo: ‘Por favor, que eso no se haga público’”.
En los días siguientes, el Dr. Crawford llegó a creer que Brown había consumido drogas ilegales en el hospital y que murió de una sobredosis accidental. Así que, cumpliendo con la petición de privacidad de Cannon, no acudió a las autoridades. Pero White siempre creyó que Brown había sido asesinado. Se acercó a amigos con vínculos con el Departamento de Policía de Atlanta, incluido un detective de homicidios llamado Vincent Velázquez, y les pidió que investigaran la muerte de Brown.
Velázquez, que ya está retirado de la fuerza policial, dijo que la agencia rechazó investigar. “No es asesinato si alguien le da cocaína a alguien”, me dijo.
No había muchos indicios para que continuaran los investigadores, dijo. Sin marcas de ligadura, sin signos de forcejeo, no habría autopsia.
Sin embargo, Velázquez dice que ayudó a organizar una reunión entre White y Paul Howard, el fiscal de distrito del condado Fulton y jefe de los fiscales en Atlanta. La cita estaba agendada, según White. Pero entonces alguien de la oficina de Howard llamó para decir que se había pospuesto, y nadie le dio seguimiento para reprogramar el encuentro.
Le pedí a White que me mostrara el frasco de sangre y que permitiera que CNN lo enviara a analizar. Pero rechazó ambas solicitudes. Dijo que esperaría a que las autoridades testearan la sangre.
Lleva 12 años esperando.
A fines de enero de 2019, después de varios intentos infructuosos de contactar al fiscal del distrito, llegué a su portavoz, Chris Hopper. Le conté la historia de White sobre la cita cancelada. Se lo transmitió a Howard, quien dijo que no tenía constancia de que White jamás se hubiera comunicado con su oficina. Pero según Hopper, el fiscal de distrito está dispuesto a escuchar a Andre White.
“Estaría encantado de hablar con él al respecto”, afirmó Hopper, “si quisiera llamar y acordar una reunión”.
2. ¿ESTABA BROWN INTENTANDO ESCAPAR?
El 14 de noviembre de 2006, seis semanas antes de su muerte y justo antes de su última actuación pública en Londres, James Brown se reunió entre bastidores con Nick Ashton-Hart. Como director gerente para Europa de Intrigue Music, Ashton-Hart había ayudado a organizar giras internacionales de Brown, y siguieron siendo amigos incluso después de que Ashton-Hart cambió de trabajo. Ese día, según Ashton-Hart, Brown tenía algo que decirle:
Es hora de terminar con la servidumbre sureña.
Ashton-Hart conocía bien a Brown, y pensó que entendía lo que eso significaba: James Brown, uno de los negros más famosos del mundo, tenía la intención de alejarse de Buddy Dallas, su abogado blanco sureño, y de David Cannon, su contador, también blanco y sureño. Dallas y Cannon habían ejercido una influencia importante en los asuntos de Brown durante 15 años.
Brown ya había amenazado con irse de Carolina del Sur. En 1995, en una conferencia de prensa, dijo que le tenía miedo a la policía local y que quería ir donde fuera más respetado.
Hacia finales de 2006, Brown planeaba irse de su mansión y comenzar de nuevo más al norte, según Ashton-Hart.
“Pensaba mudarse a Nueva York en el nuevo año”, me dijo Ashton-Hart.
El plan de huida de Brown no era muy conocido. Pero de acuerdo con cuatro personas que hablaron con él en sus últimas semanas, el rey quería un cambio.
“No quería que lo supieran muchos, porque tenía miedo de que Dallas y Cannon intentaran detenerlo”, dijo Frank Copsidas, manager de Brown.
Aunque no está claro cómo la partida de Brown hubiera afectado sus relaciones de negocios, podría haber puesto en peligro el control de Dallas y Cannon sobre la fortuna de Brown, valorada en US$ 100 millones. Cannon tenía aún más en juego. Los investigadores determinaron después que había desviado ilegalmente más de US$ 8 millones de las cuentas de Brown. Si otro examinaba las finanzas de Brown, podrían descubrir a Cannon.
En la superficie, Brown parecía un hombre poderoso. Por un lado, un exboxeador con muchas armas y una larga lista de amigos influyentes. Pero, por otro lado, era fácil de manipular. No sabía leer muy bien. Su uso de PCP le hacía delirar. Sus problemas impositivos le hacían temeroso del gobierno. Todo eso lo tornaba vulnerable a la explotación.
Seis años antes de su muerte, según documentos judiciales, Brown firmó un testamento y un plan de sucesión que legaba la mayor parte de su fortuna a los pobres y necesitados. El patrimonio sería administrado por tres fideicomisarios. Dos de ellos eran Dallas y Cannon; el tercero era un exmagistrado llamado Alfred Bradley. El acuerdo de fideicomiso tenía una cláusula que permitía a los fideicomisarios gastar hasta el 50% de los ingresos brutos para fines de gestión. Según algunas interpretaciones, esta cláusula “sin precedentes” daba a los fideicomisarios el poder de gastar grandes sumas del dinero de Brown como lo consideraran conveniente.
Cannon ya había comenzado. Después de que Brown firmó en 1999 un acuerdo que convertía las regalías de canciones futuras en un solo pago de US$ 26 millones, Cannon comenzó a vaciar las cuentas de inversión de Brown, de acuerdo con los cargos penales presentados contra él en 2010. Los investigadores descubrieron que estaba construyendo una mansión en la costa de Honduras. Más de una persona vio la forma en que trataba a Brown y les pareció impropia, como si Cannon creyera que era el dueño de James Brown.
“Se complacía estafando a un negro”, me dijo Jeff Allen, ex agente de Brown.
Cannon presentó luego una Declaración Alford, que permite a un acusado sostener su inocencia aunque admita que puede haber suficientes pruebas para condenarlo. Por abuso de confianza, recibió una sentencia suspendida de 10 años. “Amaba a James Brown”, dijo Cannon al momento de su sentencia, proclamando que tenía el permiso verbal de Brown para hacer todo lo que hizo.
Cannon declinó un pedido de entrevista para esta investigación. Cuando en septiembre de 2018 dejé en su casa una lista detallada de las preguntas, su esposa me dijo que estaba enfermo. Según un informe forense, Cannon murió el 1 de octubre de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Tenía 79 años.
Aunque varias personas han alegado en documentos judiciales que Buddy Dallas conspiró con Cannon y otros para explotar a Brown, Dallas no fue acusado penalmente en conexión con las finanzas de Brown. “Nunca hubo un día en los últimos 24 años previos a la muerte del Sr. Brown en que no velara de alguna manera por el interés de mi amigo y cliente James Brown”, dijo en una declaración jurada de 2008. En 1985 Dallas salvó la casa de Brown de una ejecución hipotecaria. Algunos colegas y amigos de Dallas me dijeron que él había servido fielmente a Brown durante dos décadas.
Pero esta consideración por Dallas no es universal. Doyet Early, el juez en la actual batalla judicial por el patrimonio de James Brown, escribió en una opinión que Dallas había hecho la “asombrosa admisión de que mintió y que mentiría a este Tribunal para proteger su posición” como fideicomisario. (En una comparecencia judicial posterior, Dallas disputó ese hallazgo y dijo que los archivos demostraban que no había mentido). Dos de las hijas de Brown alegaron en documentos judiciales que Dallas y Cannon convencieron a Brown de que firmara documentos mientras estaba drogado.
Dallas declinó hablar para esta investigación. En respuesta a una lista detallada de preguntas de CNN, escribió: “Por consejo de mi abogado, no puedo comentar sus preguntas. Parece que estás lejos de la verdad sobre el Sr. Brown”. Al día siguiente, en otro correo electrónico, escribió: “No se me ocurre nadie a quien beneficie la muerte del Sr. Brown”.
En 2001, Brown se casó con una cantante llamada Tomirae Hynie. Dallas y Cannon tenían ahora una rival por el dinero y la lealtad de Brown. Jeff Allen, el agente de Brown, me dijo que se sentó entre Dallas y Cannon en la boda y escuchó que planeaban romper ese matrimonio.
“Me dijeron: ‘Esta boda no es buena, este matrimonio no sirve, tenemos que deshacernos de esta chica’”, contó Allen.
Alrededor de 2003, James Brown se enteró de que Tomirae había estado casada con un hombre de Pakistán. Si este otro matrimonio aún existiera cuando Tomirae se casó con Brown, podría haber invalidado la unión con Brown. Brown solicitó en 2004 la nulidad de su matrimonio con Tomirae, pero las partes se reconciliaron más tarde. Los jueces descubrieron que el pakistaní había engañado a Tomirae para obtener la ciudadanía estadounidense, con lo cual no consumaron el casamiento. En consecuencia, como ese primer matrimonio nunca fue válido, no había impedimento para que Tomirae se casara legalmente con Brown.
A pesar de las complicaciones legales, Tomirae vivía con James Brown. Él la llamaba “mi esposa” y “cariño” en entrevistas grabadas en video. Y según muchas versiones, Dallas y Cannon querían sacarla de la vida de Brown.
¿Qué le daba al contador de pueblo tanto poder sobre el rey del soul? Al menos cuatro personas dieron la misma respuesta: el miedo.
David Cannon había salvado a Brown de grandes problemas impositivos. En asuntos financieros, él podía decirle a Brown que lo hicieran a su manera o de lo contrario se arriesgaran a sufrir la furia del Servicio de Impuestos Internos (IRS, por sus siglas en inglés). Pero según Tomirae, era mucho más profundo. Según ella, Brown se enojó tanto con la coerción de Cannon que un día lo abofeteó varias veces. A partir de entonces, cuando Brown se enojaba porque le desaparecía dinero, dice, Cannon aprovechaba el incidente a favor suyo. Según Tomirae, Cannon le recordaba a Brown que el plazo de prescripción por esa agresión no había expirado, lo que significaba que podría volver a la cárcel.
Hacia 2006, Buddy Dallas llevaba 22 años como abogado de Brown. David Cannon había sido su contador por 15 años, con un poder cada vez mayor, por lo que al final consideraba a Brown su empleado, y no al revés, según el testimonio de Cannon en el caso. Y el rey finalmente se hartó. A pesar de que los reconocía públicamente, en privado Brown planeaba dejar a Dallas y Cannon, según tres personas.
El gerente de Brown, Frank Copsidas, dice que Cannon y Dallas se enteraron de las intenciones de Brown semanas o meses antes de su muerte, pero Cannon no creía que él fuera a dar ese paso. Mientras Copsidas dice que Brown podría haber seguido trabajando con Dallas y Cannon después de mudarse a Nueva York, Jeff Allen, el ex agente de Brown, me dijo que este quería cortar los lazos con ellos por completo.
James Brown y Tomirae planeaban mudarse de Beech Island, Carolina del Sur, a Nueva York en algún momento de 2007, de acuerdo con Tomirae, Nick Ashton-Hart y Frank Copsidas. Según este plan, Brown dejaría de hacer giras y solo haría presentaciones corporativas. Y consideraría vender todo su catálogo musical por una suma considerable.
Había también otro testamento, muy diferente al que Cannon y Dallas habrían de presentar más tarde. Un abogado de Chicago llamado Jay B. Ross me dijo que él lo había redactado. (En marzo, varios meses después de nuestra entrevista, Ross murió de un ataque cardíaco a los 76 años). Roosevelt Johnson, asistente de Brown, me dijo que escuchó a este diciéndole a Ross lo contrario en el vestidor de House of Blues. Johnson y Tomirae dicen que, a diferencia del testamento de Brown de 2000, que no nombraba a Tomirae como beneficiaria, el segundo dejaba a Tomirae una parte sustancial de la herencia de Brown.
“David Cannon no quería que ese testamento apareciera, porque le daba dinero a Tomirae”, me dijo Frank Copsidas, el representante de Brown. (Copsidas vivía entre Florida y Nueva York, y dice que estaba menos involucrado en los asuntos cotidianos de Brown que Cannon). “Porque él haría cualquier cosa para asegurarse de que Tomirae no recibiera un centavo. Porque la odiaba. Sencillamente la despreciaba”.
Conforme Tomirae y Brown avanzaban con su plan de irse de Carolina del Sur, ella esperaba que los detalles se mantuvieran en secreto. Había cámaras de vigilancia por toda la casa, dice Tomirae, y escuchaba ruidos extraños cuando descolgaba el teléfono.
También dice que percibió un nuevo tipo de droga en la mansión, una que olía a líquido de limpieza. Tras advertirle a Brown de que dejara de usar drogas, se fue a California para ingresar en rehabilitación por su propia adicción a Xanax y OxyContin. Su plan era estar de vuelta en casa para Navidad.
En la tarde de Nochebuena, dice Tomirae, habló con su esposo por teléfono. Él estaba en el hospital. Ella dice que él le dijo que pronto irían a Nueva York y renovarían sus votos matrimoniales.
Si Dallas y Cannon habían desestimado antes el plan de Brown de mudarse al norte, ya no podían ignorarlo, según Tomirae. Ella dice que James Brown le dijo que les había informado. El plan no era palabrería. Era real e inminente
Pero nadie puede saber a ciencia cierta si el rey realmente se hubiera ido al norte. Menos de 12 horas después de la conversación con su esposo, Tomirae recibió una llamada de Charles Bobbit. James Brown estaba muerto. El segundo nunca llegará a la corte. Y cuando Tomirae regresó a la mansión en Carolina del Sur, descubrió que alguien había cambiado las cerraduras.
3. HAY SEMEJANZAS PERTURBADORAS ENTRE DOS MUERTES. ¿SON COINCIDENCIAS?
Once años antes de que Tomirae y James Brown hicieran su plan para escapar al norte, la esposa anterior de Brown, Adrienne, también luchó por el control de su marido y su dinero. A fines de 1995 o principios de 1996, Adrienne dejó un mensaje de voz a su abogado diciendo que estaba tratando de alejar a Brown de los hombres que lo controlaban. Esperaba que la pareja pudiera comenzar una nueva vida lejos de su influencia. Y dijo que temía por su vida.
Adrienne Brown murió a los 45 años, el 6 de enero de 1996, mientras se recuperaba de una cirugía plástica en un centro de cuidados alternativos llamado Hidden Garden, en Beverly Hills. Un portavoz del forense dijo que la causa fue ingesta de PCP y enfermedad cardíaca aterosclerótica.
Veintiún años después, en el verano de 2017, un detective de policía retirado leyó una libreta que le había entregado una prostituta que servía de informante. En el cuaderno, la informante escribió que conocía a un médico que ofrecía “asesinato por contrato”. Y que el médico le confesó que se coló en un centro de rehabilitación y asesinó a Adrienne Brown con una sobredosis mortal de drogas.
El doctor negó las acusaciones. Hasta la fecha, no se han presentado cargos penales. Después de la muerte de Adrienne Brown en 1996, James Brown se quedó en Carolina del Sur.
Dos luchas de poder, con 11 años de diferencia.
Las dos veces, una esposa de Brown trató de apartarlo de un grupo de socios que ella creía que lo controlaban.
Las dos veces, la esposa les dijo a otras personas que temía por su vida.
Y las dos veces, alguien fue a recibir atención médica y no salió con vida.
4. ¿POR QUÉ NO SE HIZO AUTOPSIA?
Según todos los relatos disponibles, el primer familiar que llegó al hospital después de la muerte de James Brown fue su hija Yamma, una farmacéutica que vivía a pocos minutos en auto. El Dr. Crawford dice que le contó sobre el repentino empeoramiento de Brown y sugirió una autopsia para averiguar qué sucedió. Sin una clara evidencia de asesinato, estas decisiones suelen dejarse a la familia. Yamma rechazó la autopsia.
Todavía no he descubierto por qué. En una entrevista en 2009 con un investigador estatal que indagaba sobre el manejo del dinero de Brown por David Cannon, Charles Bobbit, el representante personal de Brown, dijo que no hubo autopsia “porque era el deseo de JB”.
Pero aquel mismo año, cuando entrevisté a Yamma Brown y le pregunté sobre su decisión, su respuesta fue diferente.
“Tenía mis propias razones personales para no hacer una autopsia”, dijo. “No quiero hablar de eso”.
Le pregunté sobre ello nuevamente en una breve entrevista telefónica en septiembre de 2018. No respondió. Poco después terminó la llamada. Tampoco respondió a una lista detallada de preguntas de CNN.
Tampoco habló sobre esa decisión en sus memorias de 2014, “Cold Sweat: My Father James Brown and Me” (algo así como “Sudor frío: mi padre James Brown y yo”), que National Public Radio llamó “el retrato más íntimo e inquebrantable de James Brown”. La palabra “autopsia” nunca aparece en el libro. Comienza con un relato de la noche en que murió su padre: la llamada de Charles Bobbit desde el hospital, el dolor que la atravesó como una descarga eléctrica, un momento tranquilo junto a la cama de su padre y el brazalete de cadena de bicicleta plateada que tomó de su muñeca como recuerdo.
No dice nada sobre la presencia de su esposo en el hospital, lo que deja que el lector asuma que se quedó en casa con sus dos hijos pequeños. Pero Crawford y White me dijeron que Darren Lumar estaba allí. White dice que la enfermera que compartió sus sospechas con él también las compartió con Lumar. Crawford sostiene que Lumar provocó una escena.
Alguien llamó a seguridad. Lumar siguió gritando acusaciones. Crawford recuerda una en particular: “¡Ellos lo mataron!”.
5. ¿POR QUÉ FUE ASESINADO EL YERNO DE BROWN?
La noche del 8 de marzo de 2007, menos de tres meses después de la muerte de James Brown, su hija Yamma y su esposo tuvieron un enfrentamiento violento. Yamma apuñaló el antebrazo a Darren Lumar en un antebrazo que necesitó 12 puntos de sutura para cerrar la herida. Ella fue acusada de agresión agravada con un arma mortal y se declaró inocente; dijo que fue en defensa propia.
Mientras el matrimonio se rompía, Lumar juró enviar a Yamma a la cárcel durante 10 años. Él cambió de bando en la batalla por la propiedad de James Brown, y rompió su alianza con Yamma para unir sus fuerzas con el abogado de Brown, Buddy Dallas, y el contador David Cannon. Las amenazas de Lumar a Yamma en mensajes de texto pasaron a formar parte de un expediente judicial para su caso penal. Este es uno de esos mensajes:
“Acabo de pasar una hora hablando con Buddy Dallas, me has jo… por última vez, voy a exponerte por lo falsa que eres. Estoy organizando entrevistas con cualquier cadena que me escuche. Sé que tu padre fue asesinado y no estoy totalmente convencido de que tú y ella estuvieron en eso. Voy a descubrirlo”.
En una entrevista con el Atlanta Journal-Constitution al mes siguiente, Lumar dijo que cuando su esposa le apuñaló el antebrazo, “ella iba por mi pecho. No tengo ninguna duda de que esa mujer estaba tratando de matarme”.
Aquel julio, Lumar se sentó con Tony McNary, de WGCL, canal afiliado de CBS en Atlanta, y pidió una investigación sobre la muerte de James Brown.
“Te apuesto todo lo que tengo a que encontrarán todo lo que están buscando”, dijo. “Nadie quiere que se haga una autopsia, un informe de toxicología para ver qué hay realmente en su sistema… qué había de extraño en su sistema cuando murió”.
“Nadie contradijo a mi esposa cuando dijo: ‘No queremos una autopsia’”.
En octubre, finalizó el divorcio. En noviembre, un juez desestimó el caso de agresión contra Yamma después de que Lumar no compareció. Un año después, el 5 de noviembre de 2008, alguien emboscó a Lumar cerca de su casa y le disparó cinco veces. Fue por su cuenta a un hospital, donde murió horas después. La policía dijo que parecía ser un asesinato por encargo. Se había ganado muchos enemigos en sus negocios. El caso sigue sin resolverse
Una última cosa sobre Lumar: a Charles Bobbit, el representante personal de Brown, aparentemente le gustaba hablar de Lumar. Según Frank Copsidas, supervisor de Bobbit, incluso antes de la muerte de Lumar, Bobbit dijo que había que vigilarlo porque “sabía demasiado”. Y una vez que Lumar comenzó a hacer acusaciones sobre la muerte de Brown, Bobbit le dijo a Copsidas que Lumar estaba “amenazando con revelar todo”. No lo dijo solo una vez, según Copsidas. Entre el primero y el segundo año después de la muerte de Brown, Bobbit comentó varias veces sobre la posibilidad de que Lumar revelara todo.
Nunca tuve oportunidad de preguntarle a Bobbit sobre esta declaración, porque murió en 2017, a los 87 años. Le pregunté a Copsidas qué había querido decir Bobbit, pero me contestó que no sabía. Bobbit nunca se lo dijo.
“Era allí donde Bobbit se cerraba”, explicó Copsidas. “Quizás lo sabía, pero no iba a decirlo”.
6. ¿DÓNDE ESTÁ EL CUERPO DE JAMES BROWN?
El 10 de marzo de 2007, dos días después de que Yamma acuchilló a Darren Lumar, amigos y familiares dieron sepultura a James Brown en una ceremonia privada. Su hija, Deanna Brown Thomas, fue la anfitriona en su casa de Beech Island, Carolina del Sur. Al parecer, el cuerpo del rey fue colocado en una cripta en su patio.
Para entonces, Brown llevaba muerto casi tres meses, pero documentos judiciales indican que la cripta era una ubicación “provisoria” para el cuerpo. Más tarde ese año, en la declaración que prestó Deanna en la batalla por el patrimonio de Brown, su abogado, Louis Levenson, trató esta información como si fuera clasificada.
“Debería ser evidente para todos en la sala que, si esta declaración se archivara como asunto de registro público y esta información se difundiera en el registro público”, dijo, “no solo peligraría la seguridad personal de Deanna y su esposo Shawn, sino también la seguridad de los restos del Sr. Brown”.
El abogado de una parte contraria, David Bell, discrepó.
“Se sabe públicamente que los restos del señor Brown se encuentran en ese lugar”, dijo.
“No, no es así”, afirmó Levenson. “No hay registro público de eso. Y eso es lo que… acordamos y estábamos obligados a cumplir”.
He leído la mayoría del expediente judicial, decenas de miles de páginas, y todavía no he encontrado un acuerdo para mantener en secreto la ubicación del cuerpo. En 2009, varias partes en la batalla patrimonial de Brown acordaron enterrar a Brown en su antiguo hogar en Carolina del Sur, el cual podría convertirse en un museo. Su acuerdo decía que, si el plan del museo no prosperaba dentro de siete años, Brown podría ser enterrado cerca de sus padres en un cementerio de Augusta. Pero la Corte Suprema de Carolina del Sur rechazó el acuerdo de conciliación en 2013, y no está claro cómo el fallo afectó los planes sobre el cuerpo de Brown. En febrero de 2019, envié un correo electrónico a Russell Bauknight, el contador a cargo de la herencia de Brown, para preguntar dónde estaba el cuerpo de Brown. Respondió con una frase: “¿Por qué necesitas saber eso?”
En 2010, tres años antes de morir, LaRhonda “Peaches” Pettit, la hija de Brown, dijo que la cripta estaba vacía.
“El cuerpo de mi padre ha desaparecido”, dijo, según una entrevista ampliamente atribuida al periódico sensacionalista The Globe. “Estoy convencida de que su muerte fue sospechosa y deseo que las personas responsables comparezcan ante la justicia… La única manera de hacerlo es exhumar su cuerpo y hacerle la autopsia. No entiendo por qué nunca se hizo”.
Durante meses, traté de obtener una entrevista con Deanna Brown Thomas. Cuando la llamé por teléfono, me dijo que le enviara una lista de preguntas por correo electrónico. Cuando le envié la lista, nunca me contestó. Luego, fuimos presentados por un promotor de conciertos en un festival de música en Augusta donde esperaba conocer a algunos de los músicos que habían estado en la banda de Brown.
Después de algunos comentarios casuales, le dije a Deanna Brown Thomas que varias personas cercanas a su padre seguían pidiendo una autopsia.
“La gente puede pedir lo que quiera”, dijo, y se rio.
“¿Cuál es su posición al respecto?”, le pregunté.
“No necesito una autopsia”, afirmó. “Ese fue el día en que Dios eligió llevarlo”.
“Hay insinuaciones de que la cripta está vacía”, le dije.
“Oh, está bien”, comentó. “Bueno, Dios bendiga a quien te lo haya dicho”.
“¿Hay alguna posibilidad de que sea cierto?”, pregunté.
“Dios bendiga a quien te lo dijo”, dijo, riendo nuevamente.
“Lo tomaré como un no”, añadí.
“Son increíbles las cosas que se le ocurre a la gente”, respondió.
“Así que su cuerpo está en la cripta”, dije. “En tu patio”.
Hubo un largo silencio.
“Dije que no iba a responder preguntas que no quiero responder”, agregó. “Y me mantengo allí”.
7. ¿POR QUÉ LOS FIDEICOMISARIOS DE BROWN TRABAJABAN CON LAS HIJAS QUE LO HICIERON LLORAR?
Hay muchas pruebas de que Brown no quería que sus hijos recibieran dinero suyo o controlaran sus bienes. Según su testamento de 2000 y su acuerdo de fideicomiso, sus hijos e hijas recibirían sus efectos personales y domésticos, sus nietos obtendrían fondos para su educación y la mayor parte de su patrimonio se destinaría a ayudar a niños necesitados. Una y otra vez en sus últimos años, Brown les contó a los demás lo mismo que le dijo a Richard Glenn, que fue su guardaespaldas:
No voy a dejarles a mis hijos ni un centavo.
En 2002, cuatro años antes de la muerte de Brown, Yamma y Deanna lo demandaron por regalías. Reclamaban la propiedad de 23 canciones, entre ellas “Can’t Take It With You” y “Not Gonna Cry”. Esta demanda hizo llorar a James Brown, según más de una de las personas cercanas a él que entrevisté.
Y después de la muerte de Brown, esas dos hijas trataron de hacerse cargo de su patrimonio.
Los fideicomisarios de Brown se reunieron el 27 de diciembre de 2006. Uno de ellos, Alfred Bradley, también ex socio de Brown, estaba desaparecido. El acta de esta reunión no aclara por qué no estuvo allí o por qué los dos fideicomisarios restantes, Buddy Dallas y David Cannon, dijeron que Bradley “no pudo calificar y aceptar la responsabilidad como fideicomisario”. En cualquier caso, Dallas y Cannon acordaron que necesitaban un nuevo fideicomisario. Y designaron a Deanna Brown Thomas, la hija de Brown que guardaba su cripta.
Dallas, Cannon y Deanna Brown Thomas volvieron a reunirse el 3 de enero de 2007. Los tres firmaron una resolución para contratar a Yamma Brown Lumar, “una persona competente y calificada, como asistente ejecutiva de los fideicomisarios para ayudar a los fideicomisarios con las responsabilidades de la oficina”.
Esa alianza iba a fracturarse semanas más tarde cuando. Bradley, el tercer fideicomisario original, reclamó y recuperó su lugar en la junta. (Bradley habría de dimitir más tarde ese año en medio de un litigio sobre la sucesión; murió en 2010 a los 62 años). Frank Copsidas, representante de Brown, colaboraría con Dallas y Cannon en un inútil intento de manejar el patrimonio de Brown. Habría demanda tras demanda, con acusaciones que volaban en todas las direcciones. El litigio de las hijas contra los fideicomisarios eventualmente llevaría a la renuncia de Dallas y Cannon de la junta y al enjuiciamiento penal de Cannon. Pero en las semanas que siguieron a la muerte de James Brown, los cuatro trabajaron juntos: Yamma Brown Lumar, la hija que rechazó la autopsia; Deanna Brown Thomas, la hija que guardaba la cripta, y Buddy Dallas y David Cannon, de cuya “servidumbre sureña” Brown supuestamente planeaba escapar.
Las posibilidades se abrían ante ellos. La herencia de Brown podría venderse rápidamente o mantenerse bajo su control. Se beneficiarían de cualquier manera. Un inversionista haría pronto una oferta infructuosa de US$ 100 millones por esa herencia. De acuerdo con los documentos presentados más tarde en la batalla judicial, la oferta mencionaba un supuesto “soborno” para los fideicomisarios.
¿Importaba que Cannon le hubiera estado robando a Brown, o que sus hijas lo hubieran hecho llorar? Por el momento, no. James Brown había muerto, y su imperio estaba en sus manos.
8. ¿MINTIÓ SOBRE LA MUERTE DE BROWN EL HOMBRE QUE ESTABA JUNTO A SU LECHO?
La historia oficial de la muerte de Brown tuvo su origen en Charles Bobbit, su representante personal, quien murió antes de que yo pudiera preguntarle al respecto. Pero otros dicen que sí lo hicieron, y tenían serias dudas sobre su historia.
Los detalles fluctuaban, con variaciones en el orden de los hechos y una línea de tiempo que se expandía y se contraía. Además, su explicación de que dejó la suite del hospital de Brown para conseguir una botella de Ensure o Maalox de la farmacia no parecía plausible. El hijo de Brown, Daryl, supuso que la farmacia ya se habría cerrado para entonces, algún momento después de la medianoche. Y si James Brown realmente hubiera querido un suplemento nutricional, podrían haberle preguntado a una enfermera.
“Eso no me encaja”, dijo Daryl Brown.
“No tenía sentido”, aseguró Andre White.
“La historia siempre fue un poco vaga”, sostiene Frank Copsidas.
“Sabía que estaba mintiendo”, me dijo la amiga de Brown, Fannie Brown Burford, en 2017.
En una versión de la historia, según Frank Copsidas, jefe de Bobbit, este dijo que regresó a la habitación y encontró a Brown con una “sustancia blanca debajo de la nariz”. En otra ocasión, Bobbit contó la historia de sus años con Brown. Copsidas me dejó escuchar la grabación. En dos ocasiones, surgió la noche de la muerte de Brown. En dos ocasiones, Bobbit cambió rápidamente de tema.
Si Bobbit mentía, no está claro por qué. Pero vale la pena señalar que Tomirae dice que fue Bobbit quien la alejó del hospital, donde podría haber exigido una autopsia, y la encaminó hacia la mansión en Carolina del Sur donde, según la declaración jurada del guardia de seguridad, Cannon había ordenado a los guardias cambiar las cerraduras. Cuando Bobbit la llamó para decirle que su marido había muerto, sostiene ella, él le mintió: James está en la casa. Reúnete con nosotros en la casa.
Antes de la muerte de Brown, según Frank Copsidas y Tomirae Brown, Bobbit conservaba la única copia conocida del segundo testamento firmado por Brown, el que se escribió bajo la supervisión de Buddy Dallas; era el testamento que le daba a la esposa de Brown una parte de los bienes de Brown. En una comparecencia judicial posterior, Tomirae escribió que Bobbit “puede testificar que James Brown tenía otro testamento después del testamento de 2000, que Charles Bobbit tenía una copia y que James Brown lo firmó”.
Pero después de la muerte de Brown, Bobbit tampoco abogó por el segundo testamento ni cuestionó el que dio a Dallas y Cannon el control de los bienes de Brown. El segundo nunca habrá de aparecer.
9. ¿HIZO LA PELUQUERA DE BROWN UNA CONFESIÓN SOBRE SU MUERTE?
Ahora volvemos con Jacque Hollander, la cantante de circo que me llamó en 2017 para decir que tenía pruebas del asesinato de James Brown. Me tomará unos pocos párrafos explicar cómo llegó ella a esta conclusión.
Alrededor de 1986, ella y Brown trabajaron juntos en una canción sobre los Falcons de Atlanta. Jacque escribió la canción. Él la cantó. Visitaron a unos niños enfermos en hospitales y acordaron colaborar en una asociación benéfica llamada I Feel Good Trust. Al final, el rey legó la mayor parte de su fortuna, que se estima en US$ 100 millones, a I Feel Good Trust.
En 1988, dice Jacque, Brown la llevó al bosque de Carolina del Sur, la violó y amenazó con matarla si acudía a la policía. Según ella, cuando le mencionó ese incidente a Buddy Dallas, el abogado de Brown, él le dijo que se quedara callada.
Jacque confió en Dallas al principio. Luego le tuvo miedo y le obedeció. En 1995, dice, lo desafió al decirle a un fiscal de Carolina del Sur que James Brown la había violado. Una década más tarde, Jacque hizo la misma acusación en una demanda federal contra Brown. Cuando un juez desestimó la demanda porque el plazo de prescripción había expirado, ella apeló hasta la Corte Suprema de Estados Unidos. Esa apelación estaba pendiente el 25 de diciembre de 2006 cuando murió James Brown.
Algunos de sus amigos pensaban que ella estaría feliz. Llamaron para felicitarla por haber sobrevivido a Brown. Pero Jacque estaba furiosa. Había esperado 18 años para enfrentarse a él en la corte, para obligarlo a un reconocimiento público de lo que sucedió en el bosque, y esa oportunidad se había perdido para siempre.
A pesar de todo lo que Brown había hecho, ella creía que su asociación benéfica todavía era válida, y se sentía obligada a asegurarse de que la fortuna de Brown fuera para ayudar a los niños desfavorecidos. Lo que significaba que necesitaba llamar a Dallas, el hombre que peleaba en un tribunal de Carolina del Sur para demostrar que I Feel Good Trust era real. De probar esto, también podría probar que Tomirae y los hijos Brown tenían poco o ningún derecho sobre la herencia. (En ese momento, las hijas de Brown habían pasado de trabajar con Dallas a demandarlo). Y así podría mantener el control sobre la sucesión junto con otros dos fideicomisarios, con autorización para gastar hasta el 50% de los ingresos brutos en costos de gestión. Dallas había trabajado duro en nombre de Brown, y claramente sentía que se le debía algo. En una presentación en bancarrota de 2010, diría que la sucesión de James Brown le debía US$ 6 millones.
Jacque no había hablado con Dallas en al menos 15 años. Si fuera otra mujer, quizás no habría vuelto a hablar con él. Pero alguna vez había sido una niña con cáncer, y dice que el imperativo de ayudar a los niños necesitados era mayor que el de evitar a Dallas. Ella levantó el teléfono.
Cuando se ofreció a ayudarlo a luchar por I Feel Good Trust, él le preguntó cuán rápido podía llegar allí. Se volvieron aliados de conveniencia. Ella compartió pruebas sobre I Feel Good Trust. Él escribió una declaración jurada en su nombre. Pero estos dos aliados diferían en un punto importante: Jacque tenía una persistente sospecha de que había algo más en la muerte de Brown; ella dice que Dallas le aseguró que no.
Poco después de que Jacque le contara a Dallas de su sospecha, dice, recibió una llamada de Charles Bobbit, el hombre que había testigo de los momentos finales de Brown. Bobbit dijo que Dallas le había dado su número, y que la llamaba para tranquilizarla. Le contó a ella la misma historia que a otros: a última hora de la noche, Brown quería una botella de Ensure de la farmacia. Bobbit fue a buscarla. Se la dio a Brown. Brown empeoró y murió. Jacque oyó la historia de Bobbit. Y como otros escépticos, concluyó que Bobbit mentía.
Ella dice que Dallas le dijo que dejara de indagar sobre la muerte de James Brown. Bobbit la llamó muchas veces. Insistía en que Brown no había sido asesinado. Ella oía una respiración en la línea, como si alguien más estuviera escuchando. Otro hombre se le acercó. Le dijo que era ser un periodista llamado Adam Levine. Aparentemente, él también la vigilaba. Según Jacque, él le dijo que estaba escribiendo la historia de Dallas, y que Dallas quería que hablara con ella.
Era lo mismo que había sucedido 20 años antes: Jacque se estaba volviendo un problema, y sospechaba que Dallas tenía gente que la vigilaba.
A principios de 2016, él la presentó a Candice Hurst.
Jacque había estrellado su casa rodante, para quedar atrapada en Augusta durante varias semanas mientras esperaba que la arreglaran. Jacque cuenta que Dallas le dijo que quería que conociera a una mujer que había sido cantante con James Brown. Hurst también había sido peluquera de Brown; era quien le había presentado a Tomirae Hynie, quien luego sería la cuarta esposa de Brown.
Según Jacque, Dallas le dijo que ella y Hurst podrían ser buenas amigas. Cuando Jacque visitó a Hurst en el hotel Red Roof Inn de Augusta, Hurst le dijo que había sido amante de Brown, y que ella había dormido en su casa una semana antes de su muerte. Y, dice Jacque, Hurst le contó de una extraña visión.
En la visión, según Jacque, Hurst estaba con Charles Bobbit en la habitación del hospital de Brown. Ella le daba drogas a Brown, y las drogas se derramaban en el piso y en sus zapatos. Brown no se moría lo suficientemente rápido. Así que Bobbit vertió algunas hierbas en un vaso de agua y le dio el agua a Brown. Brown bebió el agua, y murió.
Jacque dice que Hurst lloraba mientras le contaba esa historia. A Jacque le pareció una confesión. Más tarde, Hurst me diría que había sido malentendida. Negó haber hecho cualquier confesión. Y dijo que no mató a James Brown.
Jacque, sin embargo, no es la única persona que relaciona a Hurst con la muerte de Brown. En una entrevista telefónica en 2017, Tony Wilson, un amigo de Brown, me dijo que había hablado con Hurst después de la muerte de Brown.
“Ella me dijo que estaba allí”, declaró Wilson. “Estaba en el hospital”. Según Wilson, Hurst le dijo que tuvo una fiesta con Brown antes de su muerte, y que “tal vez eso lo mató”.
Jacque dice que le contó a Buddy Dallas sobre Hurst y la visión y las hierbas y la habitación del hospital. Ella le dijo que pensaba que Hurst estuvo involucrada en la muerte de Brown.
Dallas la miró por un momento, y luego comentó que sería difícil demostrar algo así, dice Jacque.
10. ¿POR QUÉ A HURST LE PREOCUPABA QUE UNA BOLSA DE JAMES BROWN PUDIERA LLEVARLA A LA CÁRCEL?
He pensado mucho sobre lo que sucedió luego, sobre el extraño encargo que Jacque dice que hizo en nombre de Buddy Dallas. Le he preguntado muchas veces por qué la enviaría él a hacer una tarea así. Después de años de darle vueltas en su cabeza, tiene una teoría:
A pesar de las diferencias del pasado, habían pasado nueve años reconstruyendo la antigua confianza. Cuando ella se quedaba sin dinero, él pagaba sus almuerzos y medicamentos para la tiroides. Él le enviaba textos con versículos de la Biblia, que ella parecía apreciar. También le envió textos con chistes verdes, a los que aparentemente ella no le daba importancia. En resumen, Dallas tenía motivos para creer que controlaba a Jacque. Aun a pesar de que en otra época ella había desobedecido y acudido a los medios o a la policía con historias que tuvieron poco efecto o ninguno.
Como ella me dijo: “Yo era la chica de la reputación tan arruinada que hace que todos piensen que está loca. Mis probabilidades de salir adelante eran cero. Nadie me creería”.
Tengamos eso en mente.
El 9 de febrero de 2016, Dallas le reenvió a Jacque un mensaje de texto que había recibido de Candice Hurst. Jacque me dejó descargar miles de mensajes de texto de su teléfono, y he confirmado la autenticidad de este mensaje con Candice Hurst. El mensaje estaba ligeramente distorsionado, con algunas líneas desordenadas debido a un problema técnico, pero pude volver a ensamblar las líneas en el orden correcto. El mensaje decía:
“¡Buenos días! Soy Candice… Ha pasado un mes desde que pedí ayuda con mi depósito - las cosas de James Brown están allí, el mes pasado me dejaron pagar US$ 100 con un papel firmado diciendo que pagaré el saldo de US$ 611 hoy a las 9 - si no, subastarán las cosas esta mañana - no será bueno si hacen esto Buddy, con la primera cosa que es una bolsa de lona de James Brown con muchas cosas, incluida la droga que él estaba tomando la última semana de su vida allí!!! … se verá realmente mal!!!! Para la demanda, por favor, ¿me ayudas Buddy?… puedes quedarte la bolsa de cosas de JB hasta que te lo pague, por favor, Buddy – estoy muy preocupada! ¡Sabes que me estoy esforzando! Todo lo que estamos tratando de hacer se verá tan mal POR FAVOR”.
El mensaje evocaba un nivel de conocimiento compartido, un sentido de cooperación previa:
No será bueno si hacen esto Buddy
La droga que estaba tomando la última semana de su vida
Para la demanda, por favor, ¿me ayudas Buddy?
Todo lo que estamos tratando de hacer se verá tan mal
Es difícil imaginar que Dallas no supiera de qué hablaba Hurst. Él la ayudó a salvar lo que ella describió como una bolsa de lona con droga. Y él le pidió a Jacque que le ayudara a ayudar. Algo que Jacque hizo, porque pensó que ella y Buddy Dallas estaban del mismo lado.
“Averigua cuándo van a vender las cosas, cómpralas baratas”, le escribió en un texto a Jacque esa noche.
“Voy a ir”, respondió Jacque. “Apuesto a que sus secretos sucios están ahí… Ella está preocupada por algo que hay ahí. Y tuve una buena sensación. Es la verdad de lo que necesitamos saber”.
“Descubre qué hay allí “, le respondió.
Y así, a la mañana siguiente, Jacque se dispuso a recuperar las pertenencias de Hurst del depósito cuya renta esta había dejado de pagar. Ella narró la acción en mensajes de texto a Dallas.
Dallas no respondió por texto esos mensajes. Esa tarde, Jacque condujo a Hurst al edificio de depósitos de Washington Road Self Storage # 2, en las afueras de Augusta. Los recibos indican que Hurst debía US$ 750 por la unidad 418. Un pago de US$ 381 en una MasterCard se registró a las 4:28 pm; Jacque dice que esta tarjeta pertenecía a Dallas. Un minuto después hubo un pago en efectivo de US$ 250; Jacque dice que ese efectivo era suyo. Al parecer, estos pagos fueron suficientes. El asistente abrió la unidad 418. Jacque recuperó dos contenedores de plástico y los puso en su Jeep. Hurst intentó abrir uno, pero Jacque la detuvo. Ella le dijo que esos artículos pertenecían a Dallas.
A las 5:42, ella le envió un mensaje de texto: “Los conseguí”.
11. ¿POR QUÉ EL ABOGADO DE BROWN QUERÍA TIRAR LA BOLSA A UN LAGO?
Ahora que Jacque tenía los objetos del depósito de Candice Hurst, quería dárselos a su nuevo propietario. A la mañana siguiente le envió un mensaje de texto a Dallas: “¿Puedo dejar tus cajas más tarde?”. Él respondió: “No hables más tarde”.
Él dejó las cosas más claras por teléfono, dice ella: no quería las cosas de Hurst, incluido el bolso de lona negro, cerca de él. Ella dice que él le dijo que lo tirara a un lago. (Le pregunté a Dallas sobre este episodio, entre otros, en una lista detallada de preguntas enviada en enero de 2019. Citando el consejo de su abogado, se negó a hacer comentarios).
Este fue el comienzo del fin de la alianza entre Jacque y Dallas, aunque tomaría más de un año en desintegrarse por completo. Él le gustaba a ella, y necesitaba su ayuda. Pero no podía entender por qué el abogado de James Brown tenía tan poca curiosidad sobre su muerte. Ahí había evidencias relacionadas con Brown que hacían que una mujer temiera ser arrestada. ¿Y el abogado de Brown quería que ella la tirara a un lago?
No la tiró a un lago. Aunque a veces desearía haberlo hecho.
12. ¿QUÉ ERA LA ‘MEZCLA VENENOSA’?
Conforme Jacque luchaba con su dilema, le envió un texto a alguien a quien llamó “Fantasma”. Este hombre requiere alguna explicación.
Inicialmente había ganado la confianza de Jacque al afirmar que era un periodista llamado Adam Levine. Según Jacque, dijo que Buddy Dallas lo había enviado.
Más tarde, el hombre iba a llamarme para decirme que era “Van St. John” o “Christian St. John”, un primo de James Brown. Me dijo que era amigo de Buddy Dallas y que había conocido a Jacque a través de Dallas.
No sé su verdadera identidad, o si está relacionado con los Brown o no. En 2017, después de la muerte de Dick Gregory, el comediante y activista de los derechos civiles, en su sitio web apareció un reconocimiento que supuestamente provenía de “La familia de la leyenda de la música James Brown”, que incluía a Deanna Brown Thomas, Yamma Brown Alexander y Christian Van St. John. Envié tanto a Deanna como a Yamma listas detalladas de preguntas, incluidas algunas sobre el hombre que decía ser su pariente. Ninguna de las hermanas respondió.
Cuando le pregunté a Daryl, el hijo de James Brown, acerca de alguien que decía ser “Christian St. John”, primero dijo que eran primos y luego que nunca se habían conocido.
Entonces le llamaremos Fantasma, como lo hace Jacque.
Alrededor del mediodía del 10 de febrero de 2016, Jacque le envió un texto: “Necesito tu ayuda por favor”. (Tiempo después ella compartió conmigo estos mensajes. En 2017, en una conversación telefónica, “Fantasma” confirmó los textos sobre los que le pregunté).
El Fantasma envió un mensaje de texto a Jacque: ¿Qué necesitaba? Ella mencionó una bolsa de lona que había encontrado en un cubo de plástico en el depósito de Hurst, algo que podría arrojar luz sobre la muerte de Brown. “Todo ha sido mentira”, escribió. “Personas tapando la verdad”.
Fantasma rechazó todo esto.
“Si alguien tiene una bolsa”, escribió, “no hay nada en ella que demuestre algo”.
Pero luego envió otro texto, sobre el cual intenté preguntarle más tarde. No respondió mis llamadas, pero el texto provino del mismo número de teléfono que los mensajes que sí confirmó haber enviado. Decía esto:
“¿Te dijo Candace que el contenido en la bolsa (de lona) es la mezcla que usó para envenenarlo?”
13. ¿QUÉ SIGNIFICA LA NOTA MANUSCRITA?
Después de rebuscar en el depósito de Candice Hurst y una bolsa negra de nylon, Jacque le envió un texto a Buddy Dallas con la foto de una nota que encontró en la bolsa. En una lista de “Preguntas para el Sr. Bobbit”, preguntaba: “¿Cómo sabía el Sr. Brown que yo iba a estar con él cuando se murió?”
“En sus propias palabras”, escribió Jacque a Dallas. “Ella estaba allí”.
Dallas no respondió.
14. ¿DÓNDE ESTABA HURST LA NOCHE EN QUE MURIÓ BROWN?
Más tarde en 2016, una vez reparada su casa rodante, Jacque manejó hasta su casa en Illinois. Allí admitió a Dallas que no había tirado los artículos del depósito de Hurst.
Deshazte de esa jo… bolsa ahora, volvió a decirle él, según ella.
Pero en lugar de eso, ella revisó la bolsa e hizo un inventario.
La mayoría de los objetos estaba sellada en bolsas Ziploc grandes. Había mucha lencería, del tipo que se usa en Navidad. Algo rojo con un volante blanco. Había papel de regalo, verde y rojo navideño, impreso con bastones de caramelo. Jacque sabía que James Brown estuvo en el hospital en Nochebuena y murió temprano en la mañana de Navidad. Había una pequeña bolsa con cremallera negra con varios peines y ruleros, lo que tenía sentido, porque Candice Hurst había sido peluquera de James Brown. Y había un par de zapatos negros de tacón de aguja con algo aplastado en las plantas de los pies: una sustancia de hoja, mezclada con polvo blanco. Esto le recordó a Jacque algo que Hurst le había contado al describir su “visión”: las drogas que se derramaban sobre los zapatos.
Jacque creía que tenía pruebas de un asesinato. Cuando le dijo a Buddy Dallas que no lo había tirado, ella dice que él le dijo contactara a su abogado. El abogado le aconsejó que entregara los artículos a las autoridades. Ella dice que le contó a Dallas sobre el consejo del abogado, y Dallas coincidió en que debería ir a las autoridades.
Jacque cuenta que llamó al Departamento de Policía de Atlanta más de una vez, habló con al menos dos personas sobre la muerte de James Brown y no llegó a lugar alguno. Ella dice que una mujer le dijo que había habido una investigación y una autopsia.
No hubo autopsia, respondió Jacque.
La mujer pareció enojarse. Jacque llamó varias veces. Finalmente, dice, alguien le pidió que se olvidara y parara de llamar.
Cuando en 2017 le pregunté a Carlos Campos, vocero de la policía de Atlanta, si habían examinado el caso James Brown, me envió esta respuesta por correo electrónico:
“Recibimos una llamada telefónica de alguien haciendo afirmaciones sobre su muerte. Le pedimos a un investigador que diera seguimiento a una de las afirmaciones, que no pudimos verificar”.
Jacque trabajó como cantante en el circo de Carson & Barnes, y guardó las cosas de Hurst en su casa rodante. Esperaba que alguien apreciara su significado, pero durante varios meses pareció que solo otra persona quería verlos. Era Candice Hurst.
En agosto de 2016, Hurst le envió a Jacque un mensaje de texto para darle una actualización sobre el avance de su libro “This Is the Real James Brown” (algo así como “Este es el verdadero James Brown”). Envió otro texto en octubre para informarle que se iba a casar. En noviembre, de acuerdo con los registros de mensajes de texto que Jacque compartió conmigo, Hurst finalmente llegó al punto: “¿Estás bien? ¿Puedes enviarme por correo mi contenedor tupperware con todas mis cosas de James Brown y una bolsa de cabello POR FAVOR?”.
Jacque dice que no sabe cómo Hurst supo que todavía tenía artículos de su depósito. En diciembre, Hurst envió un mensaje de texto para pedir nuevamente el cubo de plástico y darle otra actualización sobre su libro: “¡El capítulo de la conspiración de asesinato es lo sorprendente!”
Sí, así es. El libro de Hurst incluiría especulaciones sobre el asesinato de James Brown. E implicaría a uno de los parientes de Brown.
En 2017, Jacque le pidió a Hurst que ya no le enviara mensajes de texto ni la llamara. Hurst volvió a preguntar por el contenedor de Tupperware. Jacque respondió: “Tengo el recibo de que esto se pagó. Buddy pagó y yo hice lo que él me dijo que hiciera. Tú sabías todo eso”.
Hurst preguntó:”¿Cuánto quieres por eso?”.
Para entonces, Jacque ya me había llamado, contado su historia y mostrado la bolsa de lona negra. Días después de mi primera visita, dice, sucedió algo extraño en el circo: tres hombres grandes con gafas de sol compraron asientos cerca del frente. Observaron el espectáculo sin sonreír ni aplaudir. “Todos ellos pesaban más de 90 kilos”, me dijo Erik Bautista, el maestro de ceremonias. “Algo sospechoso. Simplemente estaban sentados allí”. Para Jacque, era una señal evidente: alguien quería que supiera que la vigilaban.
Ella siguió contándome su historia. Una y otra vez, encontraba la corroboración de lo que me contaba. Encontré a Andre White, el amigo de Brown que dijo que tenía el tubo con sangre. Encontré a Marvin Crawford, el doctor escéptico. Y encontré a Tony Wilson, un músico que conocía tanto a James Brown como a Candice Hurst, después de que Jacque me dijo que Hurst había hablado con Wilson sobre la muerte de Brown.
Entrevisté a Wilson el 14 de agosto de 2017 y él confirmó que Hurst le dijo que había estado en el hospital con Brown. Ya había hablado con Hurst por teléfono; iba a reunirse conmigo el mes siguiente para una entrevista. Yo estaba haciendo planes para sentarme con Crawford y White, y visitar a Jacque en Illinois por tercera vez. Esa noche, Buddy Dallas le envió un mensaje de texto sin palabras. Era una imagen de dos ojos.
“Lleva días sin responder mis textos”, me dijo a fines de agosto. “Todo lo que obtuve fue un par de ojos. Lo cual, sé exactamente lo que significan un par de ojos: ‘Te estoy observando’”.
El 26 de septiembre de 2017, Candice Hurst visitó el CNN Center en Atlanta. Trajo consigo a su nuevo esposo, Aurel Roman, y un pequeño perro que esperaba con Román en otra habitación mientras yo le hacía algunas preguntas a ella.
Confirmó casi todo lo que Jacque me había dicho.
Confirmó que el bolso negro de lona era suyo.
Confirmó que le había pedido ayuda a Buddy Dallas para recuperarlo de un depósito donde estaba a punto de ser subastado.
Ella confirmó que escribió el mensaje de texto a Dallas que incluía las frases no sería bueno si hacen esto Buddy y la droga que estaba consumiendo la última semana de su vida y que se verá realmente mal, y para la demanda ayúdame Buddy, y todo se verá tan mal que estamos tratando de hacer.
Confirmó haber escrito una nota para recordarse a sí misma preguntarle a Charles Bobbit: ¿Cómo sabía el Sr. Brown que iba a estar con él cuando muriera?
Confirmó que había colocado varios artículos, incluidos zapatos y ropa interior, en bolsas Ziploc, y que puso esas bolsas Ziploc en la bolsa de lona negra.
Confirmó que se encontrarían residuos de drogas en las suelas de sus zapatos.
Más tarde, en una entrevista telefónica de seguimiento, confirmó haber tenido una conversación con Jacque sobre un sueño que involucraba a James Brown y Charles Bobbit y hierbas en una bebida.
Entre el recuento de Jacque y el de Hurst, la diferencia estaba en la interpretación. Hurst dijo que había sido malentendida y que lo que ella describía era un sueño, no un asesinato en la vida real.
Cuando le pregunté por el mensaje de texto a Dallas sobre la bolsa de lona, Hurst dijo: “Había una bolsa de lona cuando James Brown falleció, y era la que llevaba yo la última semana de su vida. Mi ropa interior y esas cosas. Y los zapatos - en la parte inferior de los zapatos, tenían, donde había un poco de cocaína, de ponerla en la marihuana, pequeñas piedras de crack, estaban en el fondo de mi zapato, y guardaba todo esto en esta bolsa. Era mi mochila que llevaba a la casa todas las noches. Ya sabes, con mis cosas dentro. Y si algo le sucediera, y él fue asesinado, podrían tomar esos zapatos y examinar la muestra de la droga del fondo… Eso no se vería bien, si lo encontraran, entonces, lo tenía allí para demostrar mi inocencia. Pero podría haberme hecho parecer culpable. Es lo que significaba ese texto.
“¿Cómo podría probar eso su inocencia?”, pregunté.
“Porque me acusaron de asesinato en el libro de Daryl Brown”, dijo.
He leído este libro, “Inside The Godfather: Never Before Told Stories of James Brown by His Inner Circle” (algo así como “Cerca del rey: historias que nunca contó el círculo íntimo de James Brown”), y no pude encontrar la acusación de la que hablaba ella. Pero Tomirae Brown escribió esto sobre Hurst: “Supuse que estaban consumiendo drogas mientras yo no estaba, y eso es lo que lo mató. Eso es lo que pienso, aunque es una especulación de mi parte. Candice se siente muy culpable hasta hoy. Ella fue la que estuvo con él la noche antes de morir. Ella fumó crack con él la noche antes de morir”.
(Más tarde, en una entrevista telefónica, Tomirae aclaró ese pasaje: creía que Hurst estuvo con James Brown en sus últimos días, pero no que Hurst lo haya visitado en el hospital).
Hurst continuó: “Y estuve con él (James Brown) la semana pasada. Y durante años, ha habido rumores de que fue asesinado, pero me acusaron de ello porque estuve con él la última semana. Así que esto demostraría mi inocencia si lo fuera, pero mira lo que estaba haciendo: fumando con él, y estoy viva, así que, si la droga no lo mató, no lo maté. Pero eso es lo que era. Guardé todo. Su ADN, todo eso, porque era mi ropa interior y mis zapatos, y era para demostrar mi inocencia. Pero si lo encontraran y lo subastaran en mi depósito, también podría hacerme parecer culpable”.
Le pregunté sobre la afirmación de Jacque de que un traficante le había dado a Hurst drogas que eran diez veces más fuertes que lo habitual, suficientemente fuertes como para matar a alguien, y Hurst dijo nuevamente que había sido malinterpretada: en realidad, le dijo al narcotraficante que hiciera las drogas menos fuertes, no más.
Pregunté acerca de la nota que se había dejado a sí misma, la pregunta para el Sr. Bobbit: “¿Cómo sabía el Sr. Brown que iba a estar con él cuando murió?” Esta fue su respuesta:
“Lo hizo. Y es una locura. Seis meses, cinco meses antes, cuatro meses antes, en alguna parte, en mi mente, y no sé cómo sé esto, pensé: este hombre va a morir en Navidad. En mi mente. Y pensé, ‘Oh, Candice, estás loca’. No puedes elegir los números ganadores de la lotería. Estás loca. Al igual que mi marido sentado allí. Tan pronto como lo conocí, supe que él era mi esposo, y me mantuve alejado de él, porque pensé que estaba loca. Y fue solo una idea que se me ocurrió, y se lo conté al Sr. Bobbit y me dijo: ‘Sí, señorita Hurst, el señor Brown quería estar con usted cuando muriera, y en su casa’. Pero eso no hubiera sido bueno para mí, y mi estado de ánimo, y perderlo, solo quería estar en casa con alguien a quien amaba, es lo que esto significa”.
“No estabas con el Sr. Brown en el hospital cuando murió”, le dije.
“No”, respondió ella. “No volví a verlo después del miércoles (20 de diciembre)”.
Cuando le pregunté por la conversación con Jacque sobre el sueño y las hierbas en la bebida, Hurst dijo:
“Sí, fue cuando estaba tratando de averiguar cosas. Y esto va a sonar un poco loco, pero no estoy loca, te lo aseguro”.
Ella dijo que todo venía de un sueño que había tenido, y en ese sueño, alguien mataba a Brown al poner algo en su bebida. Sí, le había contado a Jacque sobre el sueño. Pero en la vida real, dijo, ella no estaba en el hospital. “Entonces, lamento si ella tuvo esa impresión, pero no, yo no estaba allí”. Era lo mismo con Tony Wilson. Ella recordó la conversación, pero Wilson, como Jacque, debe haber malinterpretado lo que dijo.
“No, no maté a James Brown”, me dijo en una entrevista posterior. “Nunca le lastimaría un pelo”.
Mucho parecía depender de si Hurst había estado en el hospital con Brown. Había indicios de que podría haber estado allí, incluida la pregunta manuscrita de Bobbit, las historias a Jacque y Tony Wilson, la lencería de Navidad y el papel de regalo de Navidad. Pero ella insistió en que no había estado allí, insistió en que había estado en Augusta la última noche de vida de Brown, pasando una noche de Navidad con su hermana, su madrastra, su hija y otros parientes. En otras palabras, afirmó tener muchos testigos para confirmar su afirmación.
En abril de 2018, alquilé un auto y conduje hacia Augusta.
En el juzgado de Augusta, encontré registros que decían que Candice Hurst golpeó a una mujer en la cabeza con un plato de golosinas un día en 2002. El incidente fue considerado “violencia familiar”. En una declaración jurada, un vicesheriff dijo que este ataque causó una herida que requirió cinco puntos de sutura. Hurst fue acusada de un delito menor de agresión, pero el caso fue abandonado seis meses después porque los fiscales no pudieron encontrar a la víctima.
Encontré a la víctima y le pregunté sobre Hurst.
“No creo que me interese hablar de eso”, dijo la mujer.
Un patrón emergía. Las personas que conocían a Hurst no querían hablar de ella. La hija de Hurst me colgó. Su padre se negó a ser entrevistado. Su hermana aceptó hablar conmigo y luego cambió de opinión. Nunca volví a saber de su madrastra, que había llamado a la policía contra Hurst en 2016. “Al contactarse con la Sra. C. Hurst, le informamos que su madrastra no la quería allí y que tendría que irse”, dijo el informe. “También se le recomendó que si volvía podría enfrentar cargos criminales”.
Llamé a Hurst y le dije que estaba tratando de verificar su historia sobre la Navidad de 2006. “Sí, buscaré a alguien en mi familia que estaba allí”, me dijo. “Puedo llamarlos y ver si van a hablar contigo”.
No llegó a ningún sitio. El 24 de abril, Hurst me envió un mensaje de texto para preguntarme: “¿Alguien de mi familia se comunicó contigo sobre la Nochebuena de 2006?” Le dije que nadie lo había hecho.
Más tarde, Hurst organizó una nueva visita a CNN Center. Ella clamaba tener fotos que corroborarían su historia. Abrió un gran cubo de plástico, rebuscó en él durante unos minutos y se dio por vencida sin encontrar las imágenes. Después, me envió un mensaje de texto con algunas imágenes de algunas personas sentadas en una casa con poca luz, pero no estaba claro qué demostraban. No tenían fechas estampadas. Hurst no parecía estar en las fotos.
Lo más cerca que estuve de verificar su historia de Navidad fue en una entrevista telefónica con Carlos Cavazo, ex guitarrista de la banda de heavy metal Quiet Riot. Se había encontrado con Hurst en un concierto en los años ochenta. Vivieron juntos en el sur de California durante varios años, tuvieron una hija y se mantuvieron en contacto después de su separación. Dijo que Hurst lo llamó la noche en que James Brown murió:
“Estaba hablando por teléfono con ella. Ella estaba allí cuando él falleció”.
“Ella me llamó desde el hospital”.
“Fue al hospital para ver sus últimos momentos de vida”.
“Estaba simplemente tumbado en la cama, marchitándose”.
Cavazo dijo que estaba en su casa esa noche con Vicki, su esposa. Alrededor de las 10:30 p.m. hora del Pacífico, o 1:30 a.m. hora del este, aproximadamente cuando murió Brown, dijo que Hurst lo llamó y dijo: “Tengo malas noticias que contarte. James Brown está muriendo”.
Vicki Cavazo también recordaba la conversación. Tuvieron un rato a Hurst en el altavoz. Ella dijo que Hurst les dijo que Brown estaba “muriendo, marchitándose”.
Agradecí a los Cavazo y terminé la llamada. Más tarde ese día, Carlos volvió a llamar con una revisión. Dijo que Hurst en realidad estaba en su casa cuando lo llamó. Aunque hablaba por teléfono con los Cavazo, ocasionalmente se detenía para atender otras llamadas telefónicas, como si recibiera noticias del hospital. Y esto debe haber significado que ella no estaba en el hospital.
“Eso la situaría en su casa”, dijo.
No sabía qué pensar del recuento de Cavazo. Primero dijo una cosa, luego otra. Once años habían transcurrido desde la noche en cuestión. Un recuerdo es algo frágil.
En julio fui a Carolina del Sur en busca de David Washington, asistente de Brown. Había llevado a Brown al hospital de Atlanta y se había quedado con él en la suite VIP de dos habitaciones. Si Candice Hurst visitó a Brown en el hospital, él probablemente lo habría sabido.
Era fácil encontrarlo, dado su puesto como cuidador de la antigua casa de Brown. Manejé hasta el portal en una mañana calurosa y brillante. Un hombre salió de la caseta de guardia. Su camisa decía Sr. Washington. Me presenté y dije que quería preguntarle sobre James Brown.
“No puedo comentar nada en este momento”, dijo.
Le dije que necesitaba saber más sobre la muerte de Brown y sobre si Candice Hurst había estado en el hospital. Le pregunté si conocía a Hurst.
“Sí, la conozco”, dijo.
Le dije que Hurst me contó que ella no estaba allí la noche en que Brown murió.
“Oh, sigo sin poder decir nada”, agregó.
Era un rompecabezas. Si no había nada que ocultar sobre la muerte de James Brown, ¿por qué no respondería David Washington mis preguntas? ¿Y por qué había tanta gente reacia a hablar sobre Candice Hurst? Lo consulté con el jefe de Washington, Russell Bauknight, el contable que administraba la sucesión de Brown desde 2009. Anteriormente, cuando le dije a Bauknight que había preguntas sin resolver sobre la muerte de Brown, le pedí que me ayudara a obtener los registros médicos de la última estancia de Brown en el hospital. Él me colgó. Ahora era aún más hostil.
“No le doy ni le daré permiso al Sr. Washington para que le dé una entrevista”, escribió Bauknight en un correo electrónico al día siguiente de mi visita a la propiedad de Brown. Minutos después, me escribió otro correo electrónico: “Por la presente se le coloca bajo advertencia de intrusión. Cualquier intrusión en la propiedad del Sr. Brown por cualquier motivo hará que contacte al departamento del sheriff para que sea procesado”.
Esto lo resumía claramente. Casi 12 años después de la muerte de James Brown, su último empleado no podía decir lo que sabía. David Washington estaba allí, cortés pero sin colaborar. Era una hermosa mañana de verano. La mansión no se podía ver desde la carretera. Más allá del portón negro, un largo camino de acceso se desvanecía en el verdor.
“Que tenga un día lleno de bendiciones”, dijo Washington.
Jacque entendió lo extraño que era esto. Ella había ido al bosque con James Brown un día de 1988, y nunca había salido realmente. Nadie podría haber adivinado que arriesgaría tanto por el hombre que, según ella, arruinó su vida. Pero ella y Brown estaban juntos en esto, su memoria siempre cerca mientras ella deambulaba por el bosque, con la esperanza de que, al contar su historia, tal vez encontrara una manera de salvarse a sí misma.
En marzo de 2018, mientras viajaba con el circo cerca de la frontera con México, tuvo una extraña premonición y decidió irse. Me llamó y me lo dijo. Volé a San Antonio y manejé hasta Laredo a través de una húmeda noche de Texas. Eran casi las 3 a.m. cuando encontré su casa rodante. Llenó el tanque y salió de la ciudad. Yo fui con ella.
Al día siguiente en Eagle Pass, Texas, según Bautista, el maestro de ceremonias, un desconocido llegó al circo y preguntó por Jacque Hollander. Para entonces ella estaba en Oklahoma. Tal vez se había ido justo a tiempo.
Ella ya me había advertido que podrían encontrarla muerta. Si se la atribuía a una sobredosis de drogas, no debería creerlo. No abusaba de las drogas. Si lo llamaban herida de bala autoinfligida, no debería creerlo. No tenía un arma. Nunca se suicidaría, dijo. Nunca. “Quiero vivir”, dijo, “porque sé que Dios me va a dar un día mejor”.
Manejamos hasta Illinois. Ella tosía mucho, agotada y asustada, pero quería mostrarme algunas cosas más. Su depósito estaba enmarcado con carámbanos. Movimos las cajas en el frío intenso hasta que una pesada silla de madera cayó sobre su cuello y hombro. Ella echó una maldición y gimió y continuó, negándose a ir a un médico. Cargó su vehículo con documentos y artefactos. Volví en avión a Atlanta. Ella manejó.
En el CNN Center, volvimos a examinar sus cosas una vez más. La fotógrafa freelancer Melissa Golden se puso guantes de goma y examinó el contenido de la bolsa de lona negra. Esta vez, miramos más de cerca los zapatos de tacón de aguja negros de Candice Hurst. Las hojas trituradas y el polvo blanco eran claramente visibles en las plantas. Con el permiso de Jacque, decidí enviar para su análisis un zapato para detectar residuos de drogas.
NMS Labs en Pensilvania es uno de los laboratorios forenses más importantes del país. Pero sus representantes nos dijeron que no podían probar todo en los zapatos. Si había veneno, como arsénico o etilenglicol, no podrían detectarlo a partir de los vestigios de evidencia. Si las drogas fueron 10 veces más fuertes de lo normal, tampoco podrían decirnos eso: la muestra era demasiado pequeña para determinar su pureza. Sin embargo, acordamos que tener algunas respuestas era mejor que ninguna. Empaqué uno de los zapatos y lo envié.
Los resultados llegaron el 23 de mayo. Las pruebas de laboratorio encontraron marihuana, cocaína y un medicamento recetado llamado Diltiazem, que se usa para tratar la presión arterial alta y el dolor en el pecho. En algunos casos, también ha sido hallado en mezclas con cocaína en la calle.
Le pregunté a Hurst cómo pudo haber llegado el Diltiazem en su zapato.
“No tengo ni idea”, dijo.
“Si tenía una pastilla, y estaba en el piso, pisé en su habitación”.
Pero cuando le mostré los resultados de la prueba a Marvin Crawford, el médico que trató a Brown antes de morir, dijo que recordaba haber recetado Diltiazem a Brown en el hospital:
“Si ella lo recogió de esa habitación, es decir, el Diltiazem en el zapato, la marihuana y la cocaína, encaja con nuestra imagen de ser muy sospechoso que alguien podría haberle dado a él una sustancia ilícita que condujo a su muerte”.
Crawford dijo que revisaría los archivos para verificar su memoria. También podría verse allí si Brown estaba tomando Diltiazem antes de su última visita al hospital. Pero no sé si Crawford revisó los registros. Desde ese día de mayo, no ha devuelto mis llamadas.
15. ¿QUIÉN ES ‘FANTASMA’ Y QUÉ QUIERE?
Horas después de mi primera entrevista con Candice Hurst, llamé a Buddy Dallas para hacerle algunas preguntas de seguimiento. Declinó responderlas. La noche siguiente, estaba acostado en la cama cuando sonó mi teléfono. Eran las 11:03 p.m. Miré la pantalla; decía “Llamada no identificada”. No contesté. La persona que llamó no dejó un mensaje.
El teléfono volvió a sonar a las 11:04. Sin respuesta. Sin mensaje de voz
Sonó por tercera vez, aún a las 11:04. Esta vez la persona que llamaba dejó un mensaje de voz, que guardé:
“Hola, Tom. Soy Van St. John. Amigo de Buddy Dallas. Me dio su número de teléfono antes con respecto a una historia que desea hacer, con respecto a… James Brown. Me puedes llamar. Creo que tengo información para ti”.
Volvió a llamar siete minutos después, y por quinta vez a las 11:26. Finalmente respondí. Repitió lo que había dicho en el mensaje de voz: Soy amigo de Buddy Dallas, tengo información para ti. Envió la información en un correo electrónico unos minutos después.
El correo electrónico contenía información relacionada con la conversación extraoficial que había tenido con Dallas el día anterior. También contenía afirmaciones fácticas sobre la muerte de Darren Lumar que yo sabía que eran falsas. St. John compartió una copia de lo que dijo que era un correo electrónico que había escrito a la hija de Brown, Deanna Brown Thomas. Este correo implicaba a otro pariente en la muerte de Brown. Parecía extrañamente similar a los temas que había discutido con Dallas. Y parecía hecho a propósito para confundirme.
Por un presentimiento, a la mañana siguiente, reenvié el mensaje de voz en un mensaje de texto a Jacque. Sí, dijo ella. Parecía el hombre al que llamaba “Fantasma”, un presunto primo de James Brown que se ganó la confianza de Jacque con falsas pretensiones, que amenazó con denunciarla al FBI después de que ella le comprara la bolsa de lona a Candice Hurst, y que le preguntó sobre el “envenenamiento”.
Jacque dijo que la llamada que me hizo Fantasma podría significar solo una cosa: “Buddy está furioso en este momento”.
Fantasma siguió trabajando. Después de enviar el correo lleno de imprecisiones, intentó presionarme para que las publicara. “Hay otros medios de noticias que quieren estar al tanto de lo que te envié”, escribió desde una cuenta llamada House of Savoy. “CNN necesita sacar esto rápidamente”. Pero se mostraba reacio a reunirse en persona. Y aunque nunca antes me había pedido el anonimato, y nunca lo había prometido, intentó retroceder y cambiar las reglas.
“Puede citarme como ‘según mis fuentes’ sin revelar mi nombre”, escribió. Luego, de repente, cambió de opinión: “Tom Lake, borre todos los correos electrónicos que le envié. NO ESCRIBA, REENVÍE O UTILICE NINGUNA INFORMACIÓN QUE LE ENVIÉ POR CORREO ELECTRÓNICO, EN NINGUNA HISTORIA PUBLICADA EN CNN O CUALQUIER OTRA PERSONA O MEDIO DE COMUNICACIÓN. Confirme que lo borró”.
En julio de 2018, cuando llamé para hacer más preguntas, me respondió con otro nombre: “Johnny del Grupo Savoy”. Dijo que tenía el número equivocado. Dijo no conocerme y no recordar nuestra conversación anterior. Me dijo que no lo llamara más. En septiembre, a través de una base de datos de registros públicos comerciales, obtuve una lista de aproximadamente 20 direcciones donde se creía que vivía Christian St. John. Pero cuando verifiqué estas direcciones con los registros oficiales de propiedad, descubrí que la mayoría de ellas no existían.
En septiembre y octubre, envié una lista de preguntas a Yamma Brown y su hermana Deanna Brown Thomas. Pregunté sobre lo que St. John me contó y le pregunté si él era realmente su primo. Ninguna de ellas respondió.
Seis días después de que le envié mis preguntas, Yamma Brown presentó un informe a la Policía del condado Cobb, en el área metropolitana de Atlanta. Decía que un hombre que afirmaba ser su pariente la había estado acosando en llamadas y mensajes de texto. El hombre se identificaba como “Christian St. John”, pero que no estaba segura de que ese fuera su verdadero nombre, dijo ella.
¿Conocía Yamma Brown a Christian St. John? En una conversación telefónica en noviembre, Mark Hubauer, detective de la policía del condado Cobb me dijo que ella aseguraba no conocerlo. Dijo que estaba investigando para averiguar si eso era cierto y si “Christian St. John” era el verdadero nombre de una persona real. Para el detective, una cosa estaba clara: esta figura misteriosa sabía mucho sobre los Brown.
“Es casi espeluznante lo mucho que esta persona sabe sobre la familia”, dijo.
Yo tenía preguntas para Buddy Dallas sobre Christian St. John. ¿Alguna vez trabajó para usted? ¿Alguna vez le pagó? ¿Le dijo que se contactara conmigo o con Jacque Hollander? Y así sucesivamente. A través de un correo electrónico en enero de 2019, Dallas se negó a responder estas y otras preguntas. Sugirió que llamara a Larry Fridie, quien durante años había sido asistente especial de Brown.
Llamé a Fridie. Afirmó saber muchas cosas acerca de Brown que la mayoría de la gente no sabe. Dijo que estaba escribiendo un libro.
“¿Sabe por qué murió Adrienne Brown?”, pregunté.
“¿Si lo sé? Sí, sé por qué murió”, dijo. “Eso va a estar en mi libro”.
“Pero no va a decirme”, le dije.
“Así que sabes cosa sobre la muerte de Adrienne que no quieres decirme”, dije. “¿Sabe cosas sobre la muerte de James Brown?”
“Por supuesto”, dijo, y se rio. “Adivina dónde va a estar”.
“En su libro”.
“Por supuesto, hombre”, dijo. “Por supuesto”.
La noche del 29 de agosto de 2018, Jacque me envió un mensaje de texto para decirme que alguien acababa de amenazarla. Ella lo denunció a la policía y un agente iba en camino.
Estaba hablando por teléfono con ella cuando llegó el policía. Ella me tenía en el altavoz, por lo que podía escuchar ambos lados de la conversación. Ella le dijo que la amenaza había llegado a través de dos llamadas telefónicas sin identificador de número. La persona que llamaba hablaba con voz ronca, aparentemente tratando de ocultar su identidad.
“En la primera llamada dijo: ‘Hola, Jacque’, así”, Jacque le dijo al oficial, tratando de imitar la voz de quien llamaba. “Y dijeron: ‘Sé que estás sola en tu apartamento’… Escuché un bebé llorando de fondo. Y, um, colgaron”.
“En la segunda llamada, dijeron, um…”
“Está bien”, dijo el policía. “Dilo. Está bien. Sé que será algo muy malo”.
“Me iban a jo… en el trasero hasta sangrar”, dijo ella, con voz temblorosa. “Y, um, soy una víctima de violación”.
“De acuerdo”, dijo el policía. “¿Hace cuánto pasó eso?”
“¿Mi violación?”, preguntó ella. “1988”.
Esto, por supuesto, suscitó más preguntas, que Jacque contestó con dificultad. No es fácil pararse frente a un extraño y resumir 30 años de infierno. No le contó al agente lo que ella ya me había contado: sobre el trauma de estar horas en la parte trasera de la furgoneta de James Brown, la repugnancia que sintió cuando olió el perfume de la loción Brut, el terror que sintió cuando estaba sola en un ascensor, las largas noches en la cama con las luces encendidas. Y no tenía forma adecuada de hacer que el policía entendiera cómo esos 30 años podrían haber conducido a las llamadas telefónicas esa noche.
Pero yo lo entendí, o pensé que sí. Necesité 15 meses de investigación y varias llamadas extrañas a mi propio teléfono. Días más tarde, comenzarían de nuevo. Sin identificador de llamadas. Mañana, tarde y noche. Ese fin de semana recibí una serie de textos de un número desconocido que no podía rastrearse. Un experto en seguridad me dijo que el número parecía provenir de un programa de computadora utilizado para ocultar la identidad. Los mensajes de texto decían:
Soy el único en el lado de James Brown que es la verdad… cualquier persona con la que hayas hablado miente y te ha mentido para evitar la verdad. Todo lo dicho, hablado o escrito por cualquier persona lo hizo para engañarte. Porque ese era el plan. Todos sabíamos que estabas tratando de investigar para exponerlo todo. En todas las conversaciones que tuviste con cualquiera te dijeron mentiras. Así funciona el mundo del espectáculo.
Este mensaje era extrañamente creíble. En todo momento estuve convencido de que ciertas personas me habían estado mintiendo, y que las mentiras parecían tener algún tipo de coordinación. ¿Qué estaba tratando de esconder esta gente? ¿Y por qué seguían intentando intimidar a Jacque Hollander?
A través del altavoz del teléfono, escuché a Jacque contarle su historia al policía. La primera llamada telefónica. El sonido de un niño llorando. La segunda llamada telefónica La amenaza gráfica de la violación. Ella continuó:
“Le dije: ‘En vez de llamarme y amenazarme, debes cuidar de ese niño’. Y me contestaron, ‘Oh, esa es la víctima ahora. Y tú serás mi última víctima cuando te mate’”.
“Hmm”, dijo el agente. “¿Alguna idea de quién podría ser?”
“Sí”, dijo Jacque, y se lo contó. Su luz todavía estaba encendida cuando se durmió.
Esta es la tercera parte de un reportaje de tres entregas. Mira la primera en este link, y la segunda haciendo clic aquí.
SOBRE ESTA SERIE
En 2017, Thomas Lake, escritor sénior de CNN recibió una llamada telefónica de una mujer que dijo que podía probar que James Brown había sido asesinado. Ella contactó a Lake porque había una historia de 2009 en una revista de Atlanta en la cual Lake escribió sobre el crimen irresuelto de Darren Lumar, un yerno de Brown. Luma también había afirmado que Brown fue asesinado.
La llamada a Lake llevó a una investigación de casi dos años sobre la muerte de James y también la de su tercera esposa, Adrienne. También, el examen forense de los zapatos de una mujer que estaban en una bolsa negra de lona, y al descubrimiento por un detective de lo que él dice es un cuaderno de una informante que alega que un doctor confesó haber dado muerte a Adrienne Brown con una sobredosis mortal.
Lake entrevistó a cerca de 140 personas para esta serie. También examine decenas de miles de páginas de documentos, incluidos registros judiciales, reportes policiales y mensajes de textos.
Al menos 13 personas que conocieron a Brown han dicho que quieren que la policía abra una investigación criminal de esa muerte o que se exhume el cuerpo para una autopsia.
SOBRE LOS DOCUMENTOS
“Perdida en el bosque con el fantasma de James Brown” incluye enlaces a unos 50 documentos de respaldo. Funcionarios gubernamentales suprimieron partes de esos documentos antes de que fueran provistos a CNN. Otras partes fueron suprimidas por CNN por razones de privacidad y equidad.