CNNE 620340 - caida de pell ahonda crisis mundial de pederastia en iglesias
Con el cardenal Pell, la crisis mundial de pederastia clerical llegó a la cima del Vaticano
03:44 - Fuente: CNN

Melbourne, Australia (CNN) – El cardenal George Pell será mantenido bajo custodia luego de que su equipo de defensa retirara inesperadamente una solicitud de fianza por múltiples cargos de abuso sexual infantil.

El extesorero del Vaticano no será sentenciado hasta el 13 de marzo, lo que significa que podría pasar hasta dos semanas en la cárcel antes de la audiencia.

El consejero del papa Francisco fue declarado culpable en diciembre de cinco cargos de actos indecentes y penetración sexual de un niño, aunque el veredicto de culpabilidad fue reservado hasta esta semana.

El cardenal Pell, rodeado por cámaras a su llegada a la corte el miércoles.

El juez principal, Peter Kidd, ya ha indicado que Pell, de 77 años, cumplirá condena en la cárcel por abusar de dos niños del coro en la catedral de San Patricio en Melbourne a fines de los años noventa.

Un jurado lo declaró culpable basándose en el testimonio de un niño, ahora un hombre de unos 30 años, quien dio pruebas en un tribunal cerrado de que el cardenal, entonces arzobispo de Melbourne, lo obligó a tener sexo oral en la sacristía después de la misa un domingo.

El hombre le dijo a la corte que su amigo también fue agredido sexualmente por Pell después de de que este los sorprendió bebiendo vino de comunión en la parte de atrás de la catedral. Ese chico no le dijo a nadie sobre el ataque y murió hace varios años después de una sobredosis accidental de drogas.

La identidad del acusador sobreviviente no puede ser revelada debido a las leyes de Australia sobre las víctimas de abuso sexual. En un comunicado el martes, el hombre pidió que se respetara su privacidad.

Dos declaraciones de las víctimas fueron enviadas a la corte el miércoles, una del acusador y la otra del padre de la víctima fallecida. Tampoco se dieron a conocer a los medios de comunicación.

‘Ataque humillante y degradante’

Cuando Pell llegó a la corte del condado de Melbourne el miércoles, fue rodeado por reporteros y recibió empujones mientras algunos entre la multitud le que gritaban insultos y cosas como “vete al infierno”.

La audiencia comenzó con presentaciones del fiscal de la corona Mark Gibson, quien dijo que el ataque a los niños fue “humillante y degradante”. Dijo que era una “violación de confianza” por parte de alguien en una posición de poder que tenía el deber de cuidar a los niños que cantaban en el coro.

El abogado de Pell, Robert Richter, argumentó firmemente que el ataque no representó un “abuso de poder”.

El juez Kidd le dijo a la corte que no estaba de acuerdo. “La relación de confianza se produjo en el momento en que los niños fueron dejados en la iglesia. Todos los miembros principales de esa iglesia tenían la responsabilidad, incluido el cardenal Pell”, dijo.

En un momento de la audiencia de una hora de duración, Richter describió el asalto como “un caso simple de penetración sexual convencional, donde el niño no se ofrece voluntariamente o no participa activamente”.

Fuera de la corte, Chrissie Foster, madre de dos hijas violadas por un sacerdote, dijo que la descripción era “indignante” e “insultante”.

Ella y otras víctimas se sentaron y escucharon los procedimientos del miércoles en una sala que estaba tan llena de gente que algunas personas tuvieron que quedarse de pie o sentarse en otra corte donde se proyectó la audiencia en una pantalla.

‘Personaje del más alto nivel’

Se presentaron al menos 10 personajes de referencia fueron llamados a la corte, lo que, según Richter, muestra que el sacerdote era un “personaje del más alto nivel”. Entre los convocados estaba el ex primer ministro australiano John Howard.

Richter dijo que el ataque de Pell a los dos muchachos estaba “totalmente fuera de lugar” y sucedió al calor del momento.

Sin embargo, en una señal ominosa para el cardenal, el juez Kidd dijo a la corte que era una “ofensa insensible y descarada” que llevaba un supuesto de impunidad.

“¿De qué otra manera pensó que iba a salirse con la suya? Abusó de dos niños vulnerables. Aquí hubo un elemento de fuerza … la forma en que agarró las cabezas de los niños”, dijo.

Al cierre de la corte el miércoles, el juez revocó la fianza de Pell y lo puso bajo custodia. El cardenal se levantó y se inclinó ante el juez, antes de que los agentes lo escoltaran fuera de la habitación.

La audiencia de fianza de Pell se había fijado para el miércoles por la tarde, hora local, en el tribunal de apelación. No se ha dado ninguna explicación de por qué se retiró la solicitud.

‘La Iglesia católica no está en juicio’

Pell tuvo que asistir a la audiencia previa a la sentencia para brindar una oportunidad para que el fiscal de la corona y el equipo de defensa de Pell presentaran argumentos para una sentencia apropiada.

Cada cargo conlleva una sentencia máxima de 10 años en prisión, Gibson le dijo al tribunal

Gibson dijo durante la audiencia que Pell no había mostrado “ningún remordimiento ni percepción” sobre por qué cometió el crimen, ni se responsabilizó por sus acciones. “El cardenal mostró un grado de insensible indiferencia”, dijo Gibson.

El juez Kidd dejó claro al tribunal que no se vería influenciado por el reciente debate sobre el abuso sexual cometido por miembros de la Iglesia católica. La semana pasada, el tema fue el tema de una reunión de alto nivel en el Vaticano convocada por el papa Francisco.

“La Iglesia católica no está en juicio y no estoy imponiendo una sentencia a la Iglesia católica. Estoy imponiendo una sentencia al cardenal Pell por lo que hizo”, dijo el juez.

El martes, el Vaticano anunció en Twitter que Pell ya no tendría el papel de tesorero. El mandato de Pell expiró el domingo pasado, el 24 de febrero, pero el cargo se consideró abierto hasta que el Vaticano diga lo contrario.

El anuncio a través de un tuit de que la posición de Pell no se renovaría es muy inusual. Los principales nombramientos o despidos del Vaticano son normalmente anunciados en una comunicación oficial de la Oficina de Prensa de la Santa Sede con la aprobación del papa.

En un comunicado emitido el martes, el Vaticano dijo que la condena de Pell era una “noticia dolorosa”, pero señaló que se había presentado una apelación y que el cardenal había “reiterado su inocencia”.

Dijo que el papa había confirmado que las medidas de precaución impuestas cuando Pell regresó a Australia se mantendrían por el momento, incluida la prohibición de “ejercer el ministerio público y de tener cualquier contacto voluntario con menores”.

‘Cuidado, solidaridad y apoyo’

Los sobrevivientes de abuso infantil estaban entusiasmados con la condena de Pell y se sintieron aliviados de que un jurado de 12 personas hubiera creído en el testimonio de un niño.

Sin embargo, muchos sobrevivientes dijeron a los grupos de apoyo que la declaración de culpabilidad de una figura de tan alto perfil en la iglesia les había demostrado que el escándalo de abuso era más insidioso de lo que temían.

La reacción en la ciudad natal de Pell, Ballarat, al noroeste de la capital victoriana de Melbourne, fue rápida.

El colegio St. Patrick’s College, donde Pell asistió a la escuela en la década de 1950, removió el nombre de Pell de un edificio. La escuela también tachó su nombre con una línea negra en el cuadro de honor que lista los nombres de los alumnos pasados que ingresaron al sacerdocio.

“El veredicto del jurado demuestra que el comportamiento del cardenal Pell no cumplió con los estándares que esperamos de aquellos a quienes honramos como modelos a seguir para los jóvenes que educamos”, dijo el director de la escuela, John Crowley, en un comunicado. “El colegio también sigue teniendo en cuenta a las víctimas y sobrevivientes que requieren nuestra atención, solidaridad y apoyo continuos”.

El martes por la noche, se colocaron moños cerca de la catedral de San Patricio en Melbourne, donde tuvo lugar el abuso. Los manifestantes colocaron cintas con las palabras “escena del crimen” en las puertas.

Los moños se han utilizado como parte de la campaña “Loud Fence” (cerca ruidosa) como una señal de respeto por los sobrevivientes de abuso sexual infantil, y para llamar la atención sobre la urgencia de garantizar que nunca vuelva a suceder.