Hong Kong (CNN) – Beijing está a punto de ser absorbido por una crisis entre India y Pakistán, en medio de las crecientes tensiones en la región de Cachemira que limita con China.
Las relaciones diplomáticas entre viejos rivales, India y Pakistán, alcanzaron su punto más bajo en años esta semana, luego de que Pakistán afirmara que su fuerza aérea derribó dos aviones indios sobre la disputada región de Cachemira, capturando a un piloto.
Eso ocurrió un día después de que el ejército indio dijera que había lanzado ataques aéreos contra un campamento terrorista en Pakistán, la primera incursión de este tipo por parte de las fuerzas aéreas indias desde la guerra entre la India y Pakistán de 1971.
No se trata solo de que China comparta frontera con la región disputada de Cachemira; Beijing también tiene vínculos importantes con Pakistán y la India que necesita equilibrar.
China tiene estrechos vínculos económicos, diplomáticos y militares con Pakistán, por lo que es uno de los aliados más cercanos de la nación en la región.
En tanto, la larga guerra comercial que mantiene China con Estados Unidos ha obligado a Beijing a buscar socios comerciales alternativos. Como resultado, China ha comenzado a reconstruir sus lazos con su rival y una potencia en crecimiento como es la India y su primer ministro Narendra Modi. El año pasado, Modi hizo dos visitas a China.
Esta semana, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China pidió que tanto Pakistán como la India “mantengan el autocontrol y se centren en la paz y la estabilidad regionales”.
En una llamada urgente a última hora de la noche el miércoles, el ministro de Relaciones Exteriores de Pakistán, Shah Mehmood Qureshi, pidió al ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, desempeñar “un papel constructivo para aliviar las tensiones actuales”.
Durante la llamada, el ministro de Relaciones Exteriores de China subrayó que “la soberanía y la integridad territorial de todos los países deben respetarse, y China no quiere ver actos que violen las normas de las relaciones internacionales”.
Steve Tsang, director del Instituto de China en la Universidad SOAS de Londres, dijo que no había ningún beneficio para China en ningún frente si las tensiones entre la India y Pakistán aumentaban.
“China no puede darse el lujo de ser vista como que le falla a Pakistán, pero al mismo tiempo no creo que los chinos realmente quieran pelearse con los indios por esto”, dijo.
El dilema de los uigures
Las añejas tensiones que existían en la región no eran un gran problema para Beijing, según el experto Tsang, ya que servían para recordar a Islamabad la importancia de China como aliado.
Pero la escalada de esta semana ha puesto a Beijing en una posición incómoda.
“Tienen que hacer algo para demostrar que están ayudando a mantener las cosas bajo control, mientras evitan parecer poco confiables como aliados de Pakistán”, dijo Tsang.
Pero Beijing no quiere exagerar su apoyo a Pakistán y empujar a la India a los brazos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Los problemas de China se complican por el hecho de que la India afirma que estaba atacando a los terroristas en Cachemira.
La detención masiva de los uigures musulmanes en la provincia noroccidental china de Xinjiang por parte del gobierno chino es una de las políticas internacionales más controvertidas de Beijing, y el gobierno de China la justifica argumentando que se trata de una medida esencial en la lucha contra el terrorismo.
“No quieren ser demasiado duros con la India, porque actúan en respuesta al terrorismo”, dijo Tsang.
Expertos de China dijeron que la mejor opción del país era unirse a Estados Unidos para trabajar en el intento de rebajar las tensiones entre Pakistán y la India.
Han Hua, profesora y experta en estudios del sur de Asia en la Universidad de Beijing, dijo que dado que China tiene una mayor influencia en Pakistán, mientras que Estados Unidos posee más influencia en la India, tiene sentido que ambos cooperen.
“El mensaje de China es claro para ambos lados: moderación”, dijo. “El interés de China radica en la estabilidad del sur de Asia”.
En la cuerda floja
En el último año, China ha realizado un delicado acto de equilibrio diplomático en el sur de Asia, después de aliviar algunas tensiones regionales.
En julio de 2017, por ejemplo, hubo un acalorado duelo territorial entre soldados chinos e indios en Doklam, cerca de las fronteras de la India, China y Bután.
Las dos potencias casi llegaron a un enfrentamiento debido a las acusaciones de que el gobierno chino estaba construyendo una carretera dentro del territorio del aliado indio, Bután.
Cerca de allí, China también realizó simulacros de fuego real con tropas de combate.
Pero una cumbre cálida e informal entre el presidente de China, Xi Jinping, y el primer ministro de la India, Narendra Modi, en abril de 2018, ayudó a que las relaciones volvieran a ser positivas.
“Los intereses comunes de China y la India superan con creces sus diferencias”, dijo en un editorial el periódico estatal China Daily.
La situación es mucho más clara para China en la frontera. Pakistán es un antiguo amigo y socio comercial de Beijing, y los diplomáticos chinos dicen que el país disfruta de una “amistad constante” con su vecino.
Pakistán también es uno de los mayores compradores de armas de Beijing. Entre 2008 y 2017, Islamabad compró más de 6.000 millones de dólares en armas chinas, según el laboratorio de ideas CSIS.
Sin embargo, no todo ha sido fácil. Se han planteado preguntas sobre las grandes deudas que ha acumulado Pakistán como resultado de los préstamos e infraestructura del gobierno chino.
Pero el primer ministro de Pakistán, Imran Khan, se muestra decidido a que la relación especial con Beijing siga siendo fuerte. “Necesitamos usar a China como inspiración para sacar a nuestra gente de la pobreza”, dijo.
Brad Lendon de CNN contribuyó con este informe.