Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Camilo. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.
(CNN Español) — Un anillo rojizo y amarillento. Y borroso.
Mal mirado, no es gran cosa; bien mirado es otra evidencia maravillosa de la grandeza del ser humano.
La primera imagen de un agujero negro –uno de los grandes misterios del Universo, prefigurado hace un siglo por Albert Einstein– es uno de los hallazgos más espectaculares de la humanidad.
Un equipo internacional de más de 200 científicos, han cerrado filas, han dejado a un lado los egos y las apetencias institucionales y han dado con ese agujero ubicado en el centro de una galaxia a 55 millones de años luz de la Tierra.
Es el resultado de un trabajo ingente, cuyo resultado práctico ha sido esa imagen y cuatro millones de gigabytes de información.
Es el triunfo de la cooperación internacional, más allá de las banderas y los alaridos del nacionalismo más ramplón.
Esa imagen, que mal mirada no parece gran cosa, es además la demostración de lo raros que somos.
Porque por primera vez en la historia, hemos conseguido ver algo que solo los cerebros mejor armados intuían.
Y sin embargo, no conseguimos ponernos de acuerdo con el vecino ante cualquier nimiedad cotidiana. Como el ladrido de su perro o el nuestro.
Qué raros somos.