Nota del editor: Vanessa Marzán es experta en comunicación estratégica, especialista el lenguaje no verbal, consultora y conferencista. Comm4Success.com. Síguela en Twitter: @vanemarzan

(CNN Español) – Profesionales entusiastas y apasionados tanto en la jungla corporativa como en el ámbito político andan en la búsqueda incesante de conquistar al próximo cliente o la próxima audiencia de prospectos votantes. Constantemente los vemos en la televisión, YouTube o la Internet, siempre al asecho. Seguramente te habrá pasado, igual que a mí, que vemos a un candidato (a) o ejecutivo (a) presentando una idea y pensamos “la idea es buena, sin embargo, hay algo que no me convence”. Le falta algo y no identificamos “el qué”. La respuesta pudiera residir en la pobre utilización del cuerpo y los gestos. Podría resultar una respuesta curiosa, sin embargo, es una falla común entre profesionales altamente cualificados.

La realidad es, que tanto la sociedad como la academia, nos adiestra desde la niñez para ser buenos comunicadores verbales, para estructurar un mensaje coherente y que demuestre profundidad y conocimiento del tema. Mensaje que siempre caerá en oídos sordos si no conocemos nuestro cuerpo y los códigos poderosos de la comunicación no verbal y microexpresiones faciales para conquistar cualquiera que sea la audiencia o mercado objetivo.

El homo sapiens es una especie bastante simple dentro del espectro del reino animal, sin embargo, su conexión (o falta de conexión) con otros de su especie está determinada por el sentido de la vista, el tacto y las emociones que le provoca el emisor del mensaje. En palabras simples, no es lo que decimos, sino cómo lo decimos. En esta ecuación entran en juego múltiples variables igualmente importantes, entre estas: la correcta utilización de las manos, los pies, las piernas, la contracción o relajación de los dedos, la inclinación de la cabeza, la postura y el contacto visual con el receptor, entre muchos otros. Como compañeros inseparables para un dúo exitoso entra a terreno de juego la utilización óptima de las destrezas vocales, entre estas: la tonalidad y el volumen de la voz, las pausas, el ritmo, las muletillas, los suspiros y silencios. Los silencios, contrario a lo que se podría pensar, no son una debilidad o “perder el hilo” de lo que se dice. Ciertamente son una de las cartas de juego más importantes para captar la atención de los espectadores, sean pocos o multitudes (desde luego, utilizados con estrategia).

De igual manera es determinante al momento de proyectar exitosamente y conquistar una audiencia el control de las microexpresiones faciales. Los latinos somos poco discretos con los gestos faciales, en especial con la boca. Todo el tiempo estamos comunicando, nos guste o no. Así que mejor estar en control de lo que comunicamos y conocer como leer a clientes, prospectos clientes o audiencias. El incorporar al mensaje las destrezas de comunicación no verbal, paralingüística y microexpresiones faciales aumenta exponencialmente las oportunidades de conquistar cualquier público. Tomando en cuenta que las variables de comunicación no verbal determinan el 60% del impacto de un mensaje, es inevitable que el cuerpo y los gestos siempre le ganen la batalla al mensaje.