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Mira el regreso de tres astronautas a la Tierra
01:55 - Fuente: CNN

(CNN) – La falta de gravedad a la que se enfrentan los astronautas durante los vuelos espaciales hace que regresar a la fuerza de la gravedad de la Tierra sea un poco desorientador. Y cuando vuelven a la Tierra, se desmayan.

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Un nuevo estudio publicado este viernes en Circulation, la revista de la American Heart Association, ha identificado una manera de evitar eso.

Los cirujanos que monitorearon a algunos de los primeros astronautas que viajaron al espacio durante el programa Mercury, de la NASA, notaron muy pocos cambios cuando analizaron la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la temperatura corporal.

“Pero lo que cambió fue cuando regresaron a la Tierra”, dijo Bill Carpentier, cirujano de vuelo del Apolo 11. “La frecuencia cardíaca aumentó después del vuelo y se observó que la presión arterial era más baja. Y en el último vuelo de Mercury, que fue de 34 horas, cuando Gordon Cooper salió de la nave y se levantó, su frecuencia cardíaca fue muy alta, de 170, 180. Y al caer su presión arterial, sintió que se iba a desmayar. Pero una vez que comenzó a moverse, las cosas mejoraron y pudo caminar a través de la cubierta”.

Hubo preocupación de que esto podría progresar con misiones más largas en el programa Apollo, que podrían durar hasta 14 días.

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La hipotensión ortostática ocurre cuando la sangre corre a los pies y se aleja del cerebro cuando alguien se levanta después de sentarse o acostarse. Esto causa una caída temporal en la presión arterial, que puede provocar mareos o desmayos.

“Uno de los mayores problemas desde el inicio del programa de espacio tripulado ha sido que los astronautas se han desmayado cuando bajaron a la Tierra. Mientras más tiempo pase en un espacio de ambiente libre de gravedad, mayor será el riesgo”, dijo el doctor Benjamin Levine, autor principal del estudio y profesor de Medicina Interna en UT Southwestern y director del Instituto de Ejercicio y Medicina Ambiental, una colaboración entre UT Southwestern y Texas Health Presbyterian Hospital Dallas. “Este problema ha afectado el programa espacial durante mucho tiempo, pero esta condición es algo que la gente común también experimenta a menudo”.

Las personas con ciertas condiciones de salud o que usan reposo en cama para recuperarse de una lesión también pueden experimentar esta sensación.

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El estudio involucró a 12 astronautas, ocho hombres y cuatro mujeres entre las edades de 43 y 56 años. Pasaron seis meses en el espacio a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI, por sus siglas en inglés) entre 2009 y 2013.

Como es usual entre los astronautas de la estación espacial, hicieron ejercicio durante dos horas cada día de su misión. Esto incluía entrenamiento de aguante y resistencia. Los astronautas en la estación hacen ejercicio regularmente para prevenir la pérdida de masa ósea y músculo, incluida la pérdida de músculo cardiovascular.

Estas medidas compensatorias de ejercicios evolucionaron con el tiempo según los estudios, dijo Levine.

Y al regresar a la Tierra, los astronautas recibieron líquidos intravenosos salinos.

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“El espacio causa una pérdida de volumen de plasma que se acentúa por el proceso de ingreso a la Tierra”, dijo Levine. “El ejercicio mantiene intactos el tamaño y la función del corazón y el fluido lo llena en preparación para la gravedad de la Tierra”.

Antes, durante y después de sus misiones, el ritmo cardíaco y la presión arterial de los astronautas se registraron durante un período de 24 horas.

Su presión arterial solo cambió mínimamente y ninguno de ellos se desmayó o experimentó mareos después de aterrizar y realizar actividades durante un período de 24 horas.

Levine dijo que este es el primer estudio que muestra que los astronautas no experimentan estos síntomas después de aterrizar, siempre que hagan ejercicio en vuelo y reciban una infusión de solución salina cuando regresen.

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“Lo que más me sorprendió fue lo bien que estaban los astronautas después de pasar seis meses en el espacio”, dijo Levine. “Pensé que habría episodios frecuentes de desmayos cuando regresaran a la Tierra, pero no tuvieron ninguno. Es una evidencia convincente de la efectividad de las medidas compensatorias –el régimen de ejercicios y la reposición de líquidos–”.

Hay algunas consideraciones para el estudio, que incluyen el tamaño de las muestras, que es pequeño, y el hecho de que los investigadores no saben si las lecturas de presión arterial se produjeron cuando los astronautas estaban despiertos o dormidos. Tampoco saben qué habría pasado si los astronautas no hicieran ejercicio o no recibieran soluciones salinas intravenosas al regresar, porque todos lo hicieron.

Pero los hallazgos también podrían ayudar a las personas en la Tierra.

“Comprender la fisiología del vuelo espacial puede ser útil para comprender muchas afecciones que experimentan los no astronautas. Por ejemplo, el programa de ejercicios que nuestro laboratorio desarrolló para el programa espacial ya está ayudando a las personas con una condición de desmayo conocida como síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS, por sus siglas en inglés)”, dijo Levine. “Mientras nos preparamos para celebrar el 50 aniversario del aterrizaje lunar del Apolo 11, es emocionante pensar en cómo nuestra exploración en el espacio puede llevar a importantes avances médicos aquí en la Tierra”.

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Luego, los investigadores están estudiando formas de mitigar otros efectos de los vuelos espaciales en el cuerpo humano.

“Actualmente estamos probando estrategias para descargar el corazón y el cerebro en la noche usando un saco de dormir conectado a una bomba de vacío”, dijo Levine. “Esperamos que esto evite la remodelación detrás del ojo que está causando que algunos astronautas tengan una visión disminuida. Acabamos de enviar dos becas a la NASA para examinar las estadías de mayor duración en la EEI, durante un año. Estamos particularmente interesados en las aurículas –y el riesgo de fibrilación auricular– y la posibilidad de que el vuelo espacial en general, y la radiación espacial en particular, puedan acelerar la aterosclerosis”.