Nota del editor: Isa Soares es presentadora y corresponsal de CNN Internacional.
(CNN) – Venezuela posee las reservas de petróleo más grandes del mundo, pero el oro resulta cada vez más vital allí. En las minas del país asediado, el valioso metal ha reemplazado al Bolívar, que carece casi por completo de valor -hasta un corte de pelo se cotiza en oro-.
Se cree que casi todas las reservas de oro del país yacen en el Arco Minero del Orinoco, en el estado Bolívar. Amplio y cubierto casi por completo por la selva, abarca casi 104 mil kilómetros cuadrados.
El viaje de tres horas en automóvil desde el aeropuerto en Puerto Ordaz a la ciudad de El Callao, considerada como la capital de la industria minera, es impresionantemente pintoresco. Sin embargo, El Callao también es uno de los municipios más violentos de Venezuela. Pasamos por trece puestos de control en el camino; pero no les importa lo que ingresa a esta zona, lo que les interesa es lo que sale.
Conocimos a mineros como Darwin Rojas, que trabaja cincuenta metros bajo tierra. Enlodado, transpirado y con dificultad para respirar, este hombre de 43 años se dedica a martillar en una pequeña esquina, demoliendo una piedra tras otra. El aire está caliente, la humedad es agobiante. Se puede oler el hedor de decenas de hombres que ya han pasado más de la mitad del día aquí abajo.
Las rocas que encuentran deben ser demolidas, procesadas y derretidas. El mercurio y otros químicos utilizados envenenan el medio ambiente y ponen en riesgo la salud de los mineros. Pero hasta una pequeña pepita de oro puede valer cientos de dólares, en un país donde millones de personas ganan tan poco como US$7 por mes.
Sin embargo, los químicos no son el único riesgo. Un minero que tenía miedo de hablar ante la cámara nos dijo que las pandillas trabajan cerca de las minas. “Mutilan a las personas, las cortan, las torturan,” señaló. Aquellos que alzan la voz enfrentan un destino peor. “Los matan y los lanzan a esos agujeros.”
Las pandillas -según una fuente militar- luchan entre ellas y contra las fuerzas militares por el control de la zona. Un minero afirma que el Gobierno los podría detener, pero no lo hace porque se beneficia con ellos.
El general Manuel Figuera, un exjefe de espías del gobierno de Maduro, nos dijo que Maduro se beneficia en forma directa. “Hay empresas vinculadas con el entorno familiar de Maduro que compran el oro o negocian la extracción del oro”, indicó. “Venden una parte al banco central y sacan la otra del país sin ningún tipo de control.”
Otra fuente - en el Banco Central de Venezuela - nos dijo que, a fines de abril de este año, fueron extraídas 26 toneladas de oro del banco y fueron cargadas a aviones privados con rumbo al Medio Oriente y al África.
“Todo, de manera directa o indirecta, va al Gobierno”, nos dijo una comerciante de oro en El Callao. “El gobierno controla el entorno por completo.”
Contactamos el Banco Central de Venezuela para pedirles comentarios, pero no respondieron.
La economía de Venezuela se ha retraído a la mitad en tan solo cinco años. En El Callao, en donde la fiebre del oro combina la miseria humana con la devastación ambiental, Maduro es probablemente el único ganador.
(Traducción de William Montes)