(CNN) – Algunos sobrevivientes del huracán Dorian evacuados a Estados Unidos desde las Bahamas están llegando con poco más que las desgarradoras historias que dejó el huracán, la devastación de sus secuelas y la desesperación de los que quedaron atrás.
Natasha Harvey, de Freeport, en Gran Bahama, aterrizó en Florida el sábado a bordo del crucero Grand Celebration. La conmoción y la tristeza aún son evidentes en su rostro dos días después.
Ella rompe a llorar a menudo cuando habla de la terrible experiencia, y de su hija, sus 12 hermanos y hermanas y otros parientes que quedaron atrás.
“La gente necesita ayuda en este momento. La gente necesita salir ahora”, le dijo a CNN, sollozando mientras agrega que tuvo que dejar a su familia.
“Muchas personas perdieron la vida. No hay refugio. Están luchando por agua para bañarse. Agua para beber. Comida”, dijo sobre la isla que acaba de abandonar. “Todo quedó dañado”.
Dorian, el huracán más fuerte que jamás haya golpeado las Bahamas, dejó a 70.000 personas sin hogar en Gran Bahama y las Islas Abaco. Hay al menos 50 están muertos y funcionarios del gobierno advierten que la cifra final de fallecidos será mucho mayor.
Hay autos bajo el agua, ropa y muebles dispersos por las calles, dijo Harvey. La gente buscaba ropa y la colgaba para que se secara para tener algo que ponerse.
Todos querían subir al barco, dijo, pero no había suficiente espacio, y muchos no tenían la documentación correcta, como registros policiales, que eran imposibles de obtener, añadió. La estación de policía estaba bajo el agua y cerrada, contó.
“Simplemente huí con lo que tenía”, dijo Harvey. “Salí con 60 dólares. Eso es todo lo que tenía”.
La gente estaba presionando para subir al barco, dijo, “porque saben que no hay nada por lo que quedarse. No hay nada por lo que quedarse”.
Hubo personas que habían pasado días en los árboles después de la tormenta, tratando de sobrevivir, y no tenían ninguna documentación, dijo.
Harvey y su familia extendida sobrevivieron yendo a un refugio, contó.
“Gracias a Dios que el agua no comenzó en la noche porque todos habrían muerto”, dijo.
Una amiga suya no había visto a sus hijos desde la tormenta, dijo.
Edward Christian Sawyer III le dijo a CNN que él y su familia sobrevivieron en Abaco atándose entre ellos con un cable eléctrico y subiendo juntos por una colina a través del viento y el agua para llegar a la casa de su hermana en una colina, cerca de la casa de su madre.
“Si no hubiéramos hecho eso, algunos de nosotros podríamos haber volado”, dijo. La casa de su madre fue destruida, derribó sus cimientos y se aplastó, añadió.
Sawyer dijo que pasó cuatro días sin comida y que despertaba simplemente “rezando a Dios para salir de esa roca”, dijo. “Fue un infierno”.
Sawyer, quien dijo que es voluntario en un equipo de búsqueda y rescate en Abaco, primero salió con la Guardia Costera de Estados Unidos, pero regresó por su familia y su prometida, quien tiene un trastorno muscular.
Un piloto de helicóptero lo trasladó a él y a su novia en una evacuación médica, y el resto de su familia ahora está en Nassau, donde no se registraron daños, dijo.
Ceva Seymour, de 56 años, también llegó a la Florida a bordo del Grand Celebration con más de una docena de familiares.
Dijo que el huracán fue “muy intenso” y que podía ver cómo levantaba el techo de la casa en la que se encontraba en ese momento.
“Recé mucho y le pedí a Dios que calmara la tormenta”, dijo.
Harvey dijo que el resto de su familia había intentado salir, pero no pudo. Ella ha podido hablar con una de sus hermanas, quien tiene Wi-Fi y puede cargar su batería en el automóvil, dijo.
“Solo hay algunos que pueden hacerlo”, dijo sobre las personas que luchan por salir de la isla. “Y necesitamos ayuda, necesitamos toda la ayuda. Por favor, que alguien nos ayude”.