Nota del editor: Jesús D’Alessandro es director del Plan Estratégico de Santo Domingo, una de las 54 ciudades en la Alianza de Ciudades Saludables, red global patrocinada por Bloomberg Philanthropies en colaboración con la Organización Mundial de la Salud y Vital Strategies.
(CNN Español) – No hay duda de que las bicicletas comienzan a ser y serán aún más una opción de transporte culturalmente atractivo, asequible, sostenible y sano para nuestra comunidad de ciudadanos. Una opción que democratiza en dos ruedas el acceso y ayuda a mejorar la experiencia.
La Ciudad Colonial de Santo Domingo, asentamiento europeo más antiguo del hemisferio occidental, ofrece a los turistas una serie de lugares que tienen más de 500 años de antigüedad. Entre muchas primicias, se pueden encontrar la instalación militar europea y la catedral más antiguas de América: La Fortaleza de Santo Domingo (u Ozama) y la Catedral de Santa María de la Encarnación respectivamente.
Sin embargo, a lo largo de este vecindario colorido de edificios antiguos, los turistas también pueden vislumbrar un poco de nuestro futuro, ya que las nuevas bicicletas de alquiler de emprendedores locales dominan cada vez más el paisaje urbano. Diferente de cómo han funcionado las cosas en las últimas décadas, ahora los recorridos en bicicleta llevan a los visitantes a destinos culturales y lugares de moda en este enigmático corazón de Santo Domingo. Es un hecho que incluso en nuestro vecindario de mayor valor histórico, la bicicleta está lista para ocupar un lugar central.
Hoy, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, y casi todas las ciudades están diseñadas para automóviles, no para personas. Santo Domingo no es diferente, tenemos registrado aproximadamente un vehículo de motor por cada habitante. Esto es debido en parte a que las opciones de transporte público son aún bastante limitadas. Este sistema urbano es el más desarrollado de la República Dominicana, con aproximadamente un tercio de la población del país viviendo en su región metropolitana. Se estima que casi la mitad del PIB del país se genera dentro de la región, y que el Distrito Nacional es la mayor plaza laboral del país.
Como en cualquier otro lugar, si Santo Domingo logra calles menos congestionadas, con conductores que transitan a velocidad moderada, veremos menos muertes de tráfico. Pero la cantidad de autos en la ciudad sigue creciendo. En cinco años, se espera que la ciudad agregue más de un cuarto de millón de automóviles a las calles.
En todo el mundo, los accidentes de tráfico son una de las principales causas de muerte, con 1.35 millones de muertes cada año. En el Hemisferio Occidental, la República Dominicana ocupa el segundo lugar después de Santa Lucía en cantidad de fatalidades por cada 100 mil personas (34.6), con peatones y ciclistas representando el 18% de todas las muertes por accidentes de tráfico. A la fecha, el principal grupo que usa bicicletas como medio de transporte diario son hombres de entre 31 y 40 años[1]. La mayoría de estas personas vive en sectores carenciados de alta densidad, donde los servicios de transporte motorizado son menos accesibles.
Los automóviles también contribuyen con el 20% de las emisiones de dióxido de carbono de la ciudad. Estimulando al uso de la bicicleta como alternativa buscamos abordar el impacto medioambiental de estos gases, al mismo tiempo que buscamos que nuestras calles sean más seguras y saludables para los peatones. Revisando el trabajo de los últimos tres años de gobierno municipal, ha quedado claro que debemos encontrar otras formas de transporte y Ciudad Colonial es un punto de partida del que seguimos aprendiendo.
Dando curso a nuestra agenda de democratizar el acceso a la ciudad, trazamos carriles de bicicletas en el Malecón de Santo Domingo en 2017, en el marco de su remodelación integral. Y desde ese momento todos pudimos ver cómo las comunidades usan estos carriles orgánicamente, personas de todos los orígenes realizan recorridos diarios frente al Caribe Dominicano. En paralelo, los diversos actores públicos que inciden en la movilidad urbana junto al gobierno municipal estudiamos una solución permanente de baja velocidad para los vehículos motorizados que transitan por la vía. Esto para reforzar la seguridad de peatones y ciclistas, y facilitar la conexión de esta ruta bici con otros ejes de la ciudad.
Las restricciones en las horas en que los vehículos pesados pueden usar ciertas áreas también juegan un papel importante para hacer que nuestras calles sean más seguras. Hace más de un año logramos junto a los transportistas, las industrias y las agencias del orden, acordar un horario para el tránsito de estos vehículos en un importante tramo del Malecón. Lo que nos ha permitido aprender valiosas lecciones sobre cómo expandir este clima de contrato social por el bien de toda la población de una manera sostenible.
Al trabajar con la aplicación para teléfonos móviles de STRAVA, hemos descubierto otras rutas e intersecciones que los ciclistas ya están utilizando para ejercicio y recreación, y, con menos frecuencia, para llegar a destinos laborales diariamente. Este diagnóstico ha detonado el comienzo de planes consensuados para proyectos piloto a corto plazo en tramos y puntos específicos. Mismos planes que incluyen el desincentivo de la velocidad y la reingeniería de la señalización vial.