Nota del editor: Octavio Solís es director de la revista Consideraciones. Académico en la Facultad de Filosofía y Letras y Trabajo Social de la UNAM. Consejero Universitario. Sociólogo y comunicólogo por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Autor de los libros Epifanía política y El fin de una era en la UNAM. Twitter: @octaviosolis. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.
(CNN Español) – El enorme interés nacional que despierta la designación de rector en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a diferencia de lo que ocurre con muchas instituciones de educación superior en América Latina o Estados Unidos, se debe a razones históricas y políticas.
Pocas universidades están tan imbricadas en la historia de la sociedad a la que sirven como la UNAM. Su influencia en la consolidación del Estado mexicano posrevolucionario es enorme, a pesar de su rechazo y enfrentamiento con los primeros gobiernos. Finalmente, cuando el poder se asentó y fue necesario emprender la creación de nuevas instituciones, la única élite intelectual consolidada en esos años era la de la recién fundada Universidad Nacional.
Los años dorados de la universidad comenzaron en el sexenio de Manuel Ávila Camacho (en 1944 con la propuesta de Ley Orgánica vigente, precisamente con el gobierno del primer conservador posrevolucionario). Luego vino el enfrentamiento entre la universidad y el Estado en 1968. Ese año, que es considerado el inicio de la transición democrática que culminó en 2018; es decir, medio siglo en el que el papel de la máxima casa de estudios ha sido central en el desarrollo nacional.
Desde que se impuso el modelo neoliberal en 1982 en México, se privatizaron muchas instituciones, así como diferentes rubros. En el caso de la educación, tenía que pasar primero en la UNAM para después seguir con el resto de la educación en el país. Lo intentaron en dos ocasiones: 1986 y 1999. En ambos momentos hubo una fuerte oposición estudiantil. De hecho, la última huelga no solo detuvo el incremento de cuotas en la universidad, sino que obligó al avance neoliberal a ir más lentamente.
La UNAM es la antesala de la política nacional, es también una caja de resonancia del contexto social. El sindicato de Trabajadores de la UNAM abre el ciclo anual de los incrementos salariales del país en el mes de noviembre, poco después de la asignación al presupuesto de egresos. Además, pocas universidades en el mundo tienen una influencia moral sobre el contexto en el que actúan tan grande como la de la UNAM
La UNAM es una apuesta cultural y educativa de la nación, no es únicamente una élite con el deseo de afianzar una institución y reproducir su pensamiento. Es lo que mejor hemos podido consolidar los mexicanos. Es, a mi parecer, un modelo educativo doblemente exitoso por su calidad y excelencia académica, pero también por su vocación de ser una universidad de masas, por conservar su carácter público, su gratuidad, lo que la convierte en una herida abierta para el modelo neoliberal, ya que nunca se privatizó y no perdió su calidad como institución.
Es por eso que el proceso de designación de rector para el periodo 2019-2023 en la UNAM atrae el interés nacional. No es cualquier cosa la selección de quien habrá de dirigir una institución que tiene un presupuesto federal de más de US$ 2.000 millones, superior a algunos estados como Tlaxcala o Colima (que dan fondos a las delegaciones federales de la Secretaría de Educación), sin contar sus ingresos propios de casi US$ 364 millones hasta el tercer trimestre del 2019. También, el peso simbólico de la opinión del líder de la universidad es comparable con el de un secretario de Educación Pública.
Los tecnócratas neoliberales la subestimaron, el régimen priista autoritario pagó caro su intento por someterla. Lo que se observa en estos días, es que el poder político tiene muy claro su peso, su trascendencia, de ahí que se observe un acercamiento entre el presidente y el actual rector quien aspira a la reelección. Que todo parece indicar, hasta el momento del cierre de este editorial, que las probabilidades lo favorecen a él. Habrá que esperar que, después del voto interno de la Junta de Gobierno, salga el humo blanco que anuncia que ya hay un ganador.