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Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal.

(CNN Español) – Hay o hubo recientemente manifestaciones populares en Hong Kong, México, Chile, Ecuador, Bolivia, París, Cataluña y otras naciones, regiones o ciudades.

Es imposible obtener un mínimo común denominador que explique qué sucede en el planeta.

En algunos lugares las manifestaciones son a favor de la libertad y en otros, como en Chile o en México, son, opino, contra las instituciones democráticas y contra la propiedad, ya sea pública o privada.

Supongo que hay que creerles a Maduro y a Diosdado cuando dijeron que se estarían cumpliendo los planes del Foro de Sao Paulo.

Pero eso, de ser cierto, no sería el único factor desencadenante de la crisis que se vive en la región.

Existe el elemento de la imitación. Si se imitan las absurdas matanzas de escolares, ¿cómo sorprenderse de que unos muchachos de secundaria, estimulados por el trallazo de adrenalina, se diviertan destruyendo vidrieras ajenas, y dando inicio a saqueos generalizados?

A mi juicio, el precio del transporte público o de la gasolina, el monto de las pensiones, o las desigualdades sociales, más que razones legítimas, que pudieran serlo, son coartadas para tratar de explicar conductas delictivas.

Frente a esos comportamientos lo peor que puede hacerse es el apaciguamiento. Lo hizo Andrés Manuel López Obrador en México, cuando opinó que las abuelas debían castigar a sus nietos vándalos, y lo hizo Sebastián Piñera en Chile, cuando aceptó el argumento de los pirómanos para no usar la mano dura.

Si existen códigos penales hay que acatarlos aunque sea incómodo. Es la única forma de que prevalezca la democracia liberal. El principio de entropía, esa tendencia innata a la desorganización, también opera en las estructuras sociales. La aplicación de leyes justas es la única manera de demorarlo.