Mike Pompeo

Nota del editor: Peggy Drexler es psicóloga de investigación y autora de “Our Father, Ourselves: Daughters, Fathers, and the Changing American Family” y “Raising Boys Without Men”. Está trabajando en un libro sobre cómo las mujeres están condicionadas a competir entre sí y qué hacer al respecto. Las opiniones expresadas en este comentario son propias de la autora.

(CNN) – El sábado por la noche, en uno de los momentos más deliciosamente incómodos del año, la cantante Linda Ronstadt se enfrentó cara a cara con el secretario de Estado Mike Pompeo en su propio territorio. En un evento realizado por el Departamento del Estado para rendir honores a las personas premiadas por el Centro Kennedy, Rondstadt, que es una de las premiadas, dejó de lado la sutileza y la cortesía y le dijo a Pompeo - el anfitrión de la noche y el diplomático de más alto rango del país – exactamente lo que pensaba de él, que no es mucho.

Pompeo nunca lo vio venir – aunque aguantó el golpe bastante bien. Durante su discurso previo a la cena, Pompeo se refirió a la exitosa canción de Ronstadt de 1975 “When Will I Be Loved” (¿Cuándo seré amado?). Pompeo dijo “señora Ronstadt, muchas gracias y felicitaciones, y le diré que en mi trabajo, mientras viajo por el mundo, ¿solo quiero saber cuándo seré amado?”.

Más tarde, cuando Ronstadt tuvo la oportunidad de tomar el micrófono, ella respondió. Delante de más de 200 invitados, Ronstadt - que ha sido una crítica abierta del gobierno de Trump - se puso de pie y miró directo hacia la mesa de Pompeo y dijo: “Me gustaría decirle al señor Pompeo, que se pregunta si algún día será amado, será cuando deje de apoyar a Donald Trump”.

Fue un movimiento arriesgado. La politización de los eventos de premios de Hollywood no es nada nuevo, por supuesto, en especial en años recientes. Pero pocas celebridades han aprovechado la oportunidad de expresar sus críticas de manera tan directa, y con tanta audacia. Y aquellos que han opinado lo han hecho principalmente ante públicos mucho más seguros con  celebridades más liberales: el discurso anti-Trump de Meryl Streep en los Globos de Oro de 2017, por ejemplo, o las ofensas dirigidas a Donald Trump de Robert De Niro en los premios Tony de 2018.

Sin embargo, esto fue un evento gubernamental, realizado en el Departamento de Estado de Estados Unidos. Los presentes estaban divididos políticamente, y el premio mismo es otorgado de manera política, aun cuando tiene un tono y una tradición no partidarios. A diferencia de Ronstadt, pocos críticos del gobierno de Trump han tenido la oportunidad de expresar su crítica en persona.

Los comentarios de Ronstadt fueron inesperados, no porque sus opiniones sobre Trump fueran desconocidas, sino porque no tenían un tono amable. No siguieron las reglas tradicionales del decoro esperado – de las mujeres, en especial – en dichos eventos. No fue femenino ni recatado. No dijo “estoy tan agradecida de estar aquí esta noche para aceptar este premio”, como tantas hacen.

En cambio, fue honesto. No tenía remordimientos. Y era hora.

A los 73 años, Ronstadt, que sufre de una enfermedad similar al Parkinson y está retirada desde 2011, ya no puede cantar. Pero no ha perdido su voz. A ella no le importó que Pompeo le dijera a la multitud que era un gran seguidor de Linda Ronstadt…un ícono de la música folk y country.  ¿Qué le importó? Contar su verdad.

Su osadía puede venir de la edad, que para muchos puede conllevar una mentalidad de “nada que perder”. O podrá venir del conocimiento de su propio poder, que en estos momentos de su vida no se deriva de complacer a los demás. Ella no estaba allí para recibir elogios de él ni de nadie. Su carrera ya no depende de eso.

El temor a alejar al público, de “no agradar” de cualquier forma, es quizás la razón por la que las celebridades mujeres no son igual de audaces. Si bien algunas de las contemporáneas de Ronstadt más jóvenes y mujeres se han expresado en contra de Trump  -incluyendo a Adele y Rihanna, que se negaron a que Trump utilizara sus canciones durante sus campañas y respaldaron a Hillary Clinton –, se espera principalmente que las mujeres famosas sean educadas, lindas, agradecidas por lo que recibieron, y siempre deben comportarse acorde a la ocasión. Esta es una razón por la que a la estrella popular Taylor Swift le tomó tanto tiempo expresar su opinión política.

Pero si bien Ronstadt siempre ha sido conocida por ser “difícil” simplemente porque hizo lo que quería y no lo que esperaban de ella, ahora se ha ganado el derecho de dar su opinión donde quiera y cuando quiera, sin temor a un efecto no deseado y sin tener que preocuparse por ser una señora “agradable”.

Sin duda, ella se benefició del hecho de que el público probablemente esté más abierto a escuchar tales comentarios de una persona que habla desde la experiencia y la perspectiva del tiempo – una ventaja que quizás tengan las celebridades femeninas de más edad sobre sus contrapartes más jóvenes. Pero una lección que alguien de cualquier edad, género o nivel de fama puede sacar en limpio de la audaz declaración de Ronstadt es que cuantas más mujeres utilicen sus voces y expresen sus opiniones, será más probable que se convierta en expectativa, en vez de que sea la excepción.