(CNN) – La selva amazónica ha perdido el equivalente a 8,4 millones de campos de fútbol durante la última década debido a las deforestación.
Una cifra que es igual a cerca de 62.159 kilómetros cuadrados o a 10,3 millones de campos de fútbol americano. Es como si se perdiera un terreno mayor a Costa Rica. ¿Más ejemplos? Resulta el equivalente a perder a Connecticut, Hawai, Massachusetts y Nueva Jersey.
La impresionante cifra es de la organización Royal Statistical Society (RSS), que la eligió como su estadística internacional de la década. Esta asociación británica está compuesta por estadísticos de todo el mundo.
“La estadística solo ofrece una imagen del problema, pero realmente proporciona una idea sobre el cambio dramático en el paisaje que se ha producido en la última década”, le dijo a CNN Liberty Vittert, investigadora visitante en la Universidad de Harvard y una de la estadistas en el panel de jurados de la RSS.
Los expertos calcularon ese número utilizando datos de deforestación del Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE, por sus siglas en portugués) y de las regulaciones de la FIFA sobre las dimensiones de un campo de fútbol.
Desde 2010, kilómetros y kilómetros de la selva amazónica en Brasil han terminado destinados a uso comercial, incluida la ganadería, la tala y la producción de aceite de palma. Estas industrias son responsables de millones de toneladas de emisiones de carbono cada año.
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“Si nos fijamos en lo que atraviesa el Amazonas, [el tema de la deforestación] proporciona un ejemplo de lo que está sucediendo en todo el mundo con ganancias financieras a corto plazo que superan la pérdida financiera a largo plazo y la pérdida ambiental”, destacó Vittert.
La deforestación se ha acelerado desde 2012
Más de dos tercios de la Amazonía se encuentran en Brasil, y esta selva suele ser definida como el “pulmón de la Tierra”. Es el hogar de por lo menos el 10% de toda la biodiversidad del mundo, produce el 20% del oxígeno a nivel global y ayuda a regular la temperatura de todo el planeta.
La deforestación en el Amazonas despegó en la década de 1970, alcanzando un pico en 1995. Pero en los años posteriores, la tasa de destrucción había estado disminuyendo, llegando a su punto más bajo en 2012.
Desde entonces, la deforestación en la selva tropical más grande del mundo se ha acelerado, y las tasas de destrucción se han disparado en los últimos meses. Los ambientalistas culpan de la situación al líder de extrema derecha de Brasil, el presidente Jair Bolsonaro, y a su gobierno por el aumento, asegurando que es una señal de que sus políticas han comenzado a tener efecto.
Bolsonaro ha tomado una postura a favor de los negocios desde que asumió la presidencia a principios de año, prometiendo recuperar la economía brasileña y explorar el potencial económico de la selva. Los expertos sostienen que los agricultores, los madereros y los mineros se han aprovechado de los controles menos estrictos sobre la deforestación en el país y se han apoderado de esas áreas para el desarrollo.
El Gobierno también ha impedido los esfuerzos de las personas que trabajan para mantener la deforestación bajo control.
En julio de este año, CNN informó que el Instituto Brasileño del Medioambiente y de los Recursos Naturales Renovables (IBAMA), la agencia nacional encargada del cumplimiento ambiental del país, ha visto su presupuesto reducido en 23 millones de dólares. Además, los datos también revelaron que la cantidad de operaciones que realizó esta entidad en 2019 disminuyó desde que Bolsonaro tomó posesión.
En agosto, Brasil despidió al jefe el INPE, la agencia gubernamental que encontró un fuerte aumento en la deforestación de la Amazonía, luego de una disputa con Bolsonaro.
Y en noviembre, la agencia informó que la tasa de deforestación en la Amazonía había alcanzado su nivel más alto en 11 años.
Vasco Cotovio de CNN contribuyó a este informe.