(CNN Business) – Las casas de descanso no solo son para los millonarios.
Con precios promedio rondando el millón de dólares para viviendas en ciudades como Nueva York y San Francisco, algunos compradores primerizos han preferido permanecer como inquilinos en su ciudad natal y adquirir una propiedad de descanso o vacaciones en un área más asequible.
“Cada vez más veo esto”, aseguró Svetlin Krastev, asesor de inversiones de Black Sea Gold Advisors, en Kingston, Nueva York. “La gente quiere tener exposición a bienes raíces, pero necesitarían todos sus activos para obtener una residencia en la ciudad”, explicó.
Un lugar para vivir
Bart Higgins, fundador de una firma de consultoría en innovación, renta un depósito convertido en una vivienda con cuatro dormitorios, ubicado en el vecindario Fort Greene de Brooklyn. Higgins vive con su esposa y sus gemelos de 5 años. Pagan 5.300 dólares al mes.
“Si fuera a comprar eso, serían entre 2 y 3 millones de dólares”, señaló. “Tendría que entregar 600.000 dólares en efectivo. No puedo entenderlo. No puedo encontrar una manera de racionalizar esa carga”, añadió.
Es por eso que la pareja decidió comprar una casa —una propiedad con tres edificios en 8,9 hectáreas con un lago— cerca de Kingston, Nueva York, por 300.000 dólares.
“Compramos nuestra primera casa como una de descanso para aliviar la presión y obtener algo de tiempo”, explicó Higgins.
Y en vez de entregar 600.000 dólares hicieron un pago inicial de 40.000 dólares, dijo Higgins. “Tenía más sentido para nosotros poner nuestro dinero allí y Airbnb ha permitido que se convierta en un cero neto para nosotros”, agregó.
Sin embargo, la prisa por llegar allí los fines de semana (cargar el automóvil, dos horas de tráfico, los niños llorando) solo para poder relajarse un poco más de 24 horas antes de regresar a su hogar en la ciudad les está pasando factura, señaló.
“Aún así, por ahora vivimos en Brooklyn, como inquilinos”, dijo Higgins. “Pero tenemos una vida real en el norte en Kingston, donde contamos con más tiempo junto a la chimenea, para explorar el bosque y para encontrar salamandras junto al estanque el fin de semana”, comentó.
¿Tiene sentido financiero esta alternativa?
Si el objetivo final es comprar una casa principal en una ciudad cara, los números para adquirir una propiedad de descanso no dan, según JP Geisbauer, planificador financiero certificado de Centerpoint Financial Management.
“Tener el compromiso de un préstamo por una segunda vivienda hará que sea mucho más difícil comprar lo que se utilizaría como casa principal”, explicó.
Las personas que viven en ciudades donde hay un rápido crecimiento del precio de las viviendas suelen sobreestimar la apreciación de las casas en las zonas más rurales, incluso si son áreas de vacaciones, indicó. Y también hay un costo de oportunidad por lo que se podría hacer con ese dinero durante el tiempo de propiedad.
Pero puede ser una buena idea para algunas personas.
Comenzar con un segundo hogar puede ser una opción razonable para muchos profesionales urbanos, dijo Malissa Marshall, planificadora financiera certificada de Soaring Wealth. “La capacidad de poner fácilmente en renta la propiedad en sitios para compartir casas hace que sea una forma más económica de aumentar la equidad”.
En lugar de asumir una gran hipoteca en la ciudad, un préstamo más pequeño para una casa de descanso no solo puede ser más manejable mes a mes, sino que también podría tener algunas ventajas fiscales relativas.
Los propietarios de viviendas pueden deducir sus intereses hipotecarios sobre sus impuestos de renta por préstamos hipotecarios de hasta 750.000 dólares.
“En la ciudad de Nueva York, 750.000 dólares no son suficientes”, destacó Krastev. “Pero cuando compras una casa por 300.000 o 400.000 dólares puedes obtener esa deducción de intereses hipotecarios”, añadió.
¿Por qué esperar para tener una casa de descanso?
Caleb Mulvena sabía que comprar una casa en un lago cerca de Morris, Connecticut, mientras seguía pagando el alquiler de un apartamento en Brooklyn no tenía mucho sentido financiero. Pero, explicó, sí tenía sentido emocional.
Cuando Mulvena se sintió financieramente preparado para comprar una casa en la ciudad de Nueva York, donde dirige su propia firma de arquitectura, él y su esposa ya tenían dos hijos y venía un tercero en camino. La búsqueda frustrante de un apartamento familiar adecuado lo obligó a elegir.
En ese momento, en 2015, eran arrendatarios de un lugar que les encantaba en el vecindario de Park Slope, en Brooklyn, con la escuela a la vuelta de la esquina y amigos cerca. “La única forma en que podríamos permitirnos comprar sería mudarnos a otra área y a otra escuela. Fue deprimente”, recordó Mulvena.
Así que decidieron quedarse con el alquiler el mayor tiempo posible. Una de las casas de campo que habían observado durante dos años tenía un descuento del 25%. Mulvena sintió que esta era su oportunidad.
“Podríamos comprar un lugar fuera de la ciudad a un precio manejable y compensarlo con los alquileres de Airbnb. Entonces tendríamos un lugar para que los niños y nosotros fuéramos a jugar y relajarnos”.
Compraron la cabaña de tres dormitorios, dos baños, ubicada frente al lago y la disfrutaron durante todo el año, haciendo kayak en verano y esquiando en los alrededores durante invierno. Mejoraron la estufa en la cocina, pero por lo demás hicieron muy poco y la alquilaron en Airbnb.
“Desde una perspectiva financiera, no tiene sentido”, aseguró Mulvena. “Puede que nunca acumule valor. Pero ahora debemos considerarlo como una inversión en nuestro bienestar emocional y nuestras experiencias”, concluyó.