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Nota del editor: Frida Ghitis, exproductora y corresponsal de CNN, es columnista sobre temas internacionales. Colabora con frecuencia para la sección de opinión de CNN, para The Washington Post y es columnista para World Politics Review. Puede seguirla en Twitter en @fridaghitis. Las opiniones expresadas en este artículo son propias de la autora.

(CNN) – El presidente Donald Trump “sabía exactamente lo que estaba pasando”, afirmó Lev Parnas, describiendo un complot que dijo que era “se trataba sobre 2020”: un plan para ayudar a Trump a ganar la reelección, no para luchar contra la corrupción en Ucrania. Eso es solo una cosa de lo que dijo Parnas -un hombre vinculado con el abogado de Trump, Rudy Giuliani- en un par de entrevistas televisivas el 15 de enero, una con Anderson Cooper, de CNN; y otra con Rachel Maddow, de MSNBC.

Las palabras explosivas Parnas, acusado por presuntos delitos relacionados con el financiamiento de campañas, se escucharon en Washington justo cuando se iniciaba el juicio político del presidente.

Y a pesar de las negativas de las muchas personas poderosas implicadas en sus acusaciones, y a pesar de las advertencias de un alto funcionario ucraniano a Christiane Amanpour, de CNN, de que Parnas no es creíble, algunas de las afirmaciones hechas por el ciudadano estadounidense nacido en la Unión Soviética —que desempeñó un papel clave en La estrategia de Trump en Ucrania— están respaldadas por evidencia física. Esa evidencia está en forma de documentos y mensajes de texto que se han entregado a la Cámara de Representantes.

Parnas dijo que Trump “está mintiendo”, cuando afirma que retuvo la ayuda a Ucrania para combatir la corrupción. Parnas dijo que el vicepresidente Mike Pence estaba al tanto y describió al secretario de Justicia, William Barr, como “un miembro del equipo” que estaba trabajando para asegurar un anuncio del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky que desprestigiaría a Joe Biden, el principal rival de Trump en 2020.

Todos los implicados ahora por Parnas, incluidos Pence y Barr, niegan rotundamente las acusaciones.

El contraste no podría ser más discordante. Por una parte, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, lanzó el proceso solemne que desencadenará el juicio del presidente Donald Trump en el Senado, designando a los fiscales que expondrán el caso contra él, justo antes del voto de la Cámara para aprobar formalmente la ceremoniosa entrega de los artículos del juicio político.

Al otro lado, la solemnidad y el decoro no podrían haber estado más distantes.

Pese al denodado esfuerzo de Trump por bloquear la publicación de cualquiera de los documentos solicitados por los investigadores, los estadounidenses recibieron de golpe un montón de material que muestra que el abogado de Trump, Rudy Giuliani, Lev Parnas y otro seguidor de Trump, trabajaban en el complot de Ucrania, pruebas de un ardid más digno de una familia mafiosa que el llevado a cabo para beneficiar al líder de una nación decente.

Pelosi, como ha hecho, buscó enmarcar el asunto como algo de política superior, sobre la defensa de la democracia estadounidense de quienes intentan socavarla. “Esto se trata de la Constitución de Estados Unidos”, dijo, agregando intencionadamente: “es importante que el presidente sepa y que Putin sepa, que es el votante estadounidense quien debe decidir quién ha de ser nuestro presidente”.

La elección de los fiscales acusadores en la Cámara resalta el esfuerzo de los demócratas por presionar a los republicanos en el Senado a que traten esto como un juicio real, según lo ordena la Constitución. El grupo incluye a seis abogados y una exjefa de la policía; todas personas conocedoras de los procedimientos judiciales y las actividades criminales.

Como para resaltar lo adecuado de la selección, los documentos recientemente publicados incriminan más la operación que se someterá a juicio.

Este material solo fue puesto a disposición porque Parnas, el socio acusado del abogado de Trump, Rudy Giuliani, lo entregó a la Cámara de Representantes. Si usted lo lee, quizás sienta la necesidad de darse una ducha para quitarse la suciedad de la obscenidad y la mala conducta a la vista. No sorprende que Trump esté haciendo todo lo que está en su poder para evitar que otros documentos salgan a la luz pública.

Como otros bombazos que salieron a la luz desde el juicio político del 18 de diciembre, este brinda abrumadora evidencia de actividad ilícita. Pero a diferencia de otras revelaciones recientes, este parece un panorama del bajo mundo, repleto de obscenidades, intimidación y posiblemente cosas peores.

La conducta de Trump y su equipo recuerda a los Sopranos. Pero a diferencia de Tony Soprano y sus mafiosos, esta banda trabaja en el escenario mundial; sus acciones afectan no solo el prestigio de Estados Unidos, sino también a la seguridad del país.

Pelosi no exageraba cuando dijo que con esto se busca “defender nuestra democracia.” El representante Jerry Nadler, uno de los fiscales, no exageraba cuando dijo que esto es “una prueba de la Constitución.”

Nadler, junto con el jefe del equipo, el representante Adam Schiff, acusó a Trump de intentar hacer trampa para ganar la elección de 2020. La nueva evidencia apoya su disputa.

Los documentos incluyen mensajes de texto, notas manuscritas y fotos de cartas de y entre el equipo liderado por Giuliani que buscó presionar al presidente Volodymyr Zelensky a que anuncie que estaba investigando a Joe Biden y a su hijo; un esfuerzo claro por reclutar la ayuda de Ucrania para derrotar al rival líder de Trump en la elección de 2020.

Tal como nos enteramos hace unos días, solo unos instantes después que de Trump mencionara el asunto de Biden en un llamado con Zelensky, ordenó congelar la ayuda militar autorizada por el Congreso para Ucrania, algo que sus propios funcionarios temían que fuera ilegal, y que provocó una histeria de correspondencia ansiosa.

Trump ha desmentido haber hecho algo inapropiado respecto de la retención de la ayuda. La evidencia confirma que esta fue una operación en la que Trump participó a fondo. En una foto de una carta en que Giuliani le pide una reunión a Zelensky, dice que trabaja “a sabiendas de y con el consentimiento del presidente”.

Luego existe otro detalle que destruye la defensa del presidente. Él ha afirmado que toda la operación de Ucrania/Biden buscaba combatir la corrupción. El hecho de que a Trump nunca le ha importado la corrupción en ningún lugar excepto en Ucrania podría no ser suficiente para algunos.

Pero la revelación confirma lo que dijeron testigos en las audiencias de juicio político: Giuliani y sus socios, que trabajaban en pos de la política de Trump en Ucrania, exigían un anuncio de una investigación. No hay evidencia de que hayan querido una verdadera investigación.

Una de las piezas más intrigantes y condenatorias son trozos de papel con notas manuscritas por Parnas, según su abogado. Comienza con “consigan que Zalensky (sic) anuncie que el caso Biden será investigado”, pasa a otras partes del plan; también “Victoria/Joe contratados; US$ 100.000 mes.” “Comience campaña mediática.”

Parece referirse a Joe DiGenova y Victoria Toensing – dos abogados que son comentaristas frecuentes de Fox News y feroces defensores de Trump – y su supuesta relación con Yuri Lutsenko, el entonces fiscal general de Ucrania (el año pasado, un vocero para Toensing le contó al Washington Post de su relación de que “nunca hizo recepción de ningún dinero y nunca se realizó ningún trabajo.”)

Una pregunta obvia ahora es si les pagaban para propagar la teoría conspirativa elaborada sobre Biden, y su uso de Fox para ese propósito.

Si les pagaron o no, vale la pena recordar que Parnas recibió generosos pagos de un multimillonario ucraniano que tiene lazos con Putin, que hizo su fortuna gracias al presidente ruso.

Pero quizás los elementos más perturbadores tienen que ver con acciones respecto de la exembajadora Marie Yovanovitch, que era la principal diplomática estadounidense en Ucrania en ese momento. En comunicaciones de texto en donde repetidas veces la llamaban una “perra”, a la vez que aparentemente monitoreaban sus movimientos. Ella estaba siendo vigilada por gente que trabajaba para avanzar la estrategia de Ucrania de Trump. En un momento, la charla toma un giro amenazante, sonando como que alguien ofrece “deshacerse” de Yovanovitch.

Refiriéndose a Yovanovitch, un hombre llamado Robert F. Hyde envía el siguiente mensaje de texto a Parnas: “Ellos me avisarán cuando ella se mueva…están dispuestos a ayudar si a usted le/nos gustaría un precio.” Luego dice “Supongo que se puede hacer cualquier cosa en Ucrania con dinero…” Cuando CNN le preguntó el martes si ofreció lastimar a Yovanovitch, Hyde respondió: “De ninguna maldita manera.”

A Yovanovich se le ordenó dejar Ucrania de inmediato poco después de eso. Cuando Trump llamó a Zelensky le dijo “a ella le van a pasar algunas cosas”. No está claro qué decir quiso con eso.

Ahora que se lleva a cabo el juicio en el Senado, los estadounidenses de todos los partidos deberían reflexionar sobre ¿qué quieren los estadounidenses de parte de su presidente? ¿Presión hacia un líder extranjero para que investigue a un rival político; que diplomáticos estadounidenses sean monitoreados e intimidados? ¿Permitir que oligarcas con lazos con el Kremlin financien operaciones que buscan apoyar su reelección?

Todo encaja con el resto del comportamiento de Trump, su pago para mantener en secreto y ocultar sus supuestos encuentros sexuales, su jerga mafiosa para insultar a sus examigos y recuerde cuando dijo que Michael Cohen es una “rata” - ¿sus intimidaciones a asistentes?

Hay dos versiones de Estados Unidos en el gobierno estadounidense. Una decente, regida por las leyes. Una corrupta, allegada a Trump. Vimos a ambas en acción en una cuestión de horas el miércoles.

Nadler tenía razón cuando dijo: “El Senado será sometido a juicio de la misma manera en que lo será el Presidente”.

(Traducción de William Montes)