(CNN) – A los niños en Inglaterra, Escocia e Irlanda del Norte ya no se les permitirá cabecear balones de fútbol durante las sesiones de entrenamiento.
La nueva directriz para niños hasta los 11 años le sigue a un estudio sobre exjugadores de fútbol en Escocia, que descubrió que quienes practicaban el deporte tenían 3,5 más probabilidades de morir de enfermedades neurodegenerativas –como el alzhéimer– que otras personas.
Si bien no hay evidencia que sugiera que los cabezazos al balón son los responsables, se introducirán nuevas pautas para mitigar cualquier riesgo potencial, según un comunicado de la Asociación de Fútbol de Inglaterra (FA, por sus siglas en inglés), en conjunto con las asociaciones de Escocia e Irlanda del Norte.
“Esta guía actualizada sobre los cabezazos es una evolución de nuestras pautas actuales y ayudará a los entrenadores y maestros a reducir y eliminar el cabeceo repetitivo e innecesario del fútbol juvenil”, dijo Mark Bullingham, presidente ejecutivo de la FA de Inglaterra.
Sin embargo, los niños aún podrán cabecear la pelota en los partidos.
“Nuestra investigación ha demostrado que el cabeceo de balón es raro en los partidos de fútbol juvenil, por lo que esta guía es un desarrollo responsable para nuestro entrenamiento de base sin afectar el disfrute que los niños de todas las edades tienen en el deporte”.
La directriz actualizada de cabezazos es para a todos los grupos de edad, desde menores de seis años hasta menores de 18 años, con una prohibición de cabeceos en el entrenamiento de niños de primaria.
Se aplicará un enfoque gradual a los grupos de edad que van de los menores de 12 años hasta menores de 16.
La medida fue aclamada por expertos como Carol Routledge, directora de investigación de la organización benéfica Alzheimer’s Research UK.
“Aunque todavía no conocemos la causa o causas de este riesgo mayor, limitar el cabeceo innecesario en el fútbol infantil es un paso práctico que minimiza los potenciales peligros, asegurando que el fútbol permanezca lo más seguro posible en todas sus formas”, destacó Routledge.
“Necesitamos ver más investigaciones para descubrir cualquier vínculo entre el fútbol y el riesgo de demencia, pero hasta que sepamos más, es un enfoque sensato asegurarnos de que el deporte más querido en el país país se juegue de la manera más segura posible”, añadió.
El asuntos de las lesiones cerebrales en el fútbol ha cosechado una atención creciente en los últimos años, y un caso en particular destacó los peligros del deporte.
En 2002, con solo 59 años, el exfutbolista británico Jeff Astle murió ahogado.
“El forense y el patólogo describieron cuán gravemente dañado estaba el cerebro de mi padre”, dijo su hija Dawn a CNN en 2019. “Él descubrió que había una considerable evidencia de trauma en el cerebro que, según dijo, era similar al cerebro de un boxeador”, agregó. Y que el principal sospechoso del trauma era el cabeceo de pelotas de fútbol.
“En cualquier otra industria, un hallazgo de investigación como esta sin duda habría tenido repercusiones similares a los terremotos para esa industria en particular”, señaló Dawn. “Pero no en el fútbol. El fútbol y su privilegiado estatus de autogobierno parecen escabullirse fuera de él”, completó.
El órgano rector europeo de la UEFA está tratando de publicar directrices a nivel europeo próximamente en 2020.
En enero, investigadores de la Universidad de East Anglia también lanzaron un nuevo estudio que espera comprender mejor el vínculo entre jugar fútbol y desarrollar demencia.
El proyecto evaluará a exprofesionales, tanto hombres como mujeres, cada seis meses con el fin de rastrear su tasa de disminución.
Al usar tecnología de punta, el proyecto busca detectar signos de demencia mucho antes de síntomas notables, como la pérdida de memoria.