Joe Biden, a la izquierda, y Bernie Sanders durante el debate demócrata de CNN.

Nota del editor: Rocío Vélez es abogada con más de 15 años de experiencia en mercadeo internacional, desarrollo empresarial y defensora de asuntos ambientales. Estratega republicana. Graduada en la Pontificia Universidad de Puerto Rico con un postgrado en Ciencias de la Historia y Política de la Universidad Point Park de Pittsburgh. Las opiniones expresadas en esta columna son propias de la autora.

(CNN Español) – En menos de cuatro días los vientos que prometían un supermartes se convirtieron en un “Todos con la línea del partido y con Joe Biden”. Primero renuncia el alcalde de Indiana, Pete Buttigieg, seguido de la senadora por Minnesota Amy Klobuchar. Al finalizar las 14 contiendas del martes 3 de marzo y con un pobre desempeño, también se retiran el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg y la senadora por Massachusetts Elizabeth Warren. A excepción de Warren, los demás, al igual que otros que ya habían suspendido sus campañas, como el tejano Beto O’ Rourke y la senadora por California Kamala Harris, respaldaron a Joe Biden.

Una contienda que comenzó hace poco más de cinco meses con más de 27 precandidatos, ahora se limita a tres aspirantes: Joe Biden, Bernie Sanders y Tulsi Gabbard. Aun cuando no la mencionen en ningún foro, la legisladora del estado de Hawai es la única mujer que queda en la contienda y, aunque sea con dos delegados, merece que se admita su presencia, al menos en reconocimiento al Día Internacional de la Mujer que se observa cada año en marzo.

Figuras feministas y defensoras de la causa pro-mujer como Warren y la excandidata a la presidencia Hillary Clinton ignoran su presencia en la contienda. Inclusive, a estas se les ha escuchado decir que les apena tener que contestarles a las niñas pequeñas que les expresan su desilusión que ya no quedan mujeres en la carrera por la candidatura del partido demócrata. Una contienda que lucía tan llena de diversidad y proyectos radicales con propuestas para el cambio climático y de justicia social, ahora se reduce a un revolucionario “light” en Bernie Sanders, que no quiere señalar a su contrincante Joe Biden, el bautizado de la “élite” del partido demócrata, a quien considera su amigo, y a una mujer, Tulsi Gabbard, a quien el establecimiento ignora.

Encuentro curioso que a los precandidatos que abandonaron la contienda antes del supermartes les quedaba más dinero que a Joe Biden y que luego de su triunfo en Carolina del Sur y justo antes de que comenzaran las 14 primarias del supermartes Super Tuesday, se retiraran en ánimos de cerrar filas con Biden. Lo cierto es que, en menos de una semana, un día antes y un día después del abrumador triunfo en las primarias del supermartes, Biden logró aglutinar una coalición de mensajeros que le ayudaron a revivir su figura como precandidato presidencial. La salida fugaz de tantos aspirantes en una etapa tan temprana de la contienda es un hecho sin precedente en unas primarias presidenciales en cualquiera de los dos partidos de mayor participación electoral.

A mi entender, el motivo que aglutina estas fuerzas es la enorme apatía por la candidatura del senador Bernie Sanders y por su movimiento auténtico, el cual lleva forjándose desde 2016. Luego de la victoria de Sanders en Nevada, cuando se rumoraba que tenía el “momentum” a su favor y podría ser el candidato, se aglutinaron todas las fuerzas del establecimiento partidista para detener el impulso de su campaña.

Pero seamos realistas, esta alianza no es la coalición de un Barack Obama en sus buenos tiempos. Es la coalición de una Hillary Clinton, que continúa merodeando en los medios de comunicación, ofreciendo todo tipo de entrevistas y hasta un documental de los Clinton, televisado días antes de las primarias más importantes del Partido Demócrata. Esta coalición de Hillary Clinton no se compone de jóvenes entusiasmados por lograr un verdadero cambio. Un cambio que les haga justicia a sus amontonadas deudas estudiantiles, ni al bajo prospecto de alcanzar la compra de su propia vivienda. Esos jóvenes de entre 20 a 45 años están en su gran mayoría con Bernie Sanders.

A todas luces, el Partido Demócrata y el grupo de la “élite” dentro del partido han decidido poner en los hombros de Joe Biden el peso de la batalla en las elecciones de noviembre contra el presidente Trump. Una arriesgada movida por parte del establecimiento, ya que en los últimos meses hemos visto a un desgastado Biden que muestra alguna señal de fatiga y lapsus mentales que la prensa reseñó en los primeros meses de las carrera de primarias, pero que los medios estadounidenses ya no cubren. Luego de que Biden pronunciara varios exabruptos y epítetos, su equipo de campaña lo ha mantenido en una especie de burbuja, donde sus discursos políticos no pasan de 15 minutos. Esto es lamentable porque hubiera sido saludable para los votantes del Partido Demócrata tener una contienda en la cual sus candidatos presenten no solo sus ideas, sino el verdadero carácter y la capacidad de debate que usarán en la campaña contra el presidente Trump hacia las elecciones generales en noviembre.

Se avecinan otras primarias demócratas en las que se decidirán un gran número de delegados. Para fines de marzo debemos tener un panorama completo de cómo los electores del Partido Demócrata habrán votado y si les ofrecen una pluralidad de los delegados a Joe Biden.

Si Biden asegura la mayoría de los delegados antes de la convención, lo único verdaderamente relevante será la selección del candidato a la vicepresidencia, figura que intentará cicatrizar las heridas entre los simpatizantes del movimiento Sanders. La mayor interrogante que quedará por resolver es si la razón por la cual la figura de Hillary Clinton es tan visible en los medios es para convencer a sus colaboradores y a esa coalición establecida para apoyar a Biden, que ella está más que disponible para ser su vicepresidenta. De ser ese el escenario, no hay forma de cicatrizar viejas heridas con los seguidores de Sanders y restará por ver si el voto de protesta cruza filas para votar por Donald Trump o si se queda en casa como lo hizo en 2016.